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  • EL FRANKENSTEIN JUDICIAL: EL REGRESO DE GOYENECHE Y EL FIN DEL DEBIDO PROCESO

    Parana » Radio La Voz

    Fecha: 16/01/2025 10:14

    El calor en los pasillos judiciales es sofocante, pero no por el clima, sino por el aire espeso de tensión que se respira. Los Perros y Grillos se agrupan bajo la tenue sombra de una columna, esquivando miradas curiosas. —Che, ¿vos viste este quilombo con Goyeneche? —suelta Perro Maldito, moviendo el café con desgano. —¿Volvió? —pregunta Grillo Verde, levantando la vista del celular—. Pensé que la habían destituido por meterse con los pesados. Perro Solemne arquea una ceja, esa que reserva para cuando alguien dice pavadas. —¿Esa es la historia oficial? —ironiza—. La destituyeron porque mintió, se autoembargó propiedades y, encima, quiso despegar al marido de una causa de corrupción. Y ahora la pintan como heroína. —La Fiscalía Anticorrupción a cargo de una fiscal que encubre corrupción… digno de un capítulo de Los Simuladores, —murmura Mestizo, dejando el mate sobre la mesa. Perro Maldito suspira, como quien ya perdió la cuenta de las incoherencias. —Todo lo que habíamos avanzado en el debido proceso, las garantías de los imputados, los límites al Ministerio Público Fiscal… todo hecho trizas. ¿Y sabés quién le abrió la puerta a este descontrol? Urribarri, cuando le regaló la Procuración a Jorge Amílcar Luciano García. Le armó un feudo judicial. —Ahora la reviven a Goyeneche como si fuera Frankenstein, —dice Grillo Verde, con media sonrisa—. Pero el monstruo no es ella sola, es todo el aparato que la trae de vuelta. Perro Solemne asiente lentamente. —El relato es perfecto: la destituyeron por pelear contra los poderosos. Pero nadie habla de cómo usó su cargo para proteger al socio del marido. Eso no entra en la historia. Maldito se reclina en la silla, mirando a lo lejos como si buscara respuestas en las grietas del techo. —¿Y sabés qué es lo peor? Nadie dice nada. Ni los que siempre se llenan la boca con las garantías, ni los que defienden causas de género. Silencio total. —Claro, —interviene Mestizo—. Es más cómodo creer que todo es una persecución. Pero al final, el sistema judicial quedó hecho un rompecabezas armado a los ponchazos. Un silencio denso cae sobre el grupo, roto solo por el sonido distante de una impresora escupiendo hojas. —Esto ya no es justicia. Es una tragicomedia judicial, —susurra Solemne, mientras el eco de sus palabras se pierde en el pasillo. En los rincones oscuros de los tribunales, los murmullos crecen. Y entre café frío y expedientes apilados, todos se preguntan lo mismo: ¿Hasta dónde puede llegar este monstruo revivido? --- Estas Charlas de Pasillo son irreales. Las situaciones y personajes descritos no están basados en la realidad. Cualquier similitud con eventos concretos, personas vivas, fallecidas o condenadas es pura coincidencia. Debido a su contenido desagradable, nadie las debe leer.

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