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» El Ciudadano
Fecha: 16/01/2025 00:20
*Leonardo Volpe, especial para El Ciudadano Fundado el 15 de enero de 1912, el hoy Club Atlético Argentino celebra un nuevo aniversario en su centenaria existencia. Surgido en un ámbito ferroviario, pasó por algunos cambios de nombre hasta adquirir su actual denominación. Te contamos su historia. En 1887, se instaló la Refinería Argentina de Azúcar, en la cual se refinaba el azúcar que llegaba desde la provincia de Tucumán a través del Ferrocarril Central Argentino. Por tal razón, las instalaciones de la fábrica y los talleres ferroviarios se convirtieron en las principales fuentes de trabajo en la zona, lo que propició el surgimiento del barrio Refinería (hoy Malvinas Argentinas), poblado principalmente por trabajadores de la industria azucarera. Por otra parte, el primer club de fútbol que surgió en la populosa barriada fue Bartolomé Mitre, que prontamente se disolvió. Del mismo modo, en 1908, en un negocio de un tal Pupo, se pretendió formar una entidad con el nombre de Refinería Social Football Club, pero finalmente esa idea no prosperó y el barrio tuvo que esperar para tener a su representante en la actividad futbolística. Así, llegamos a principios del año 1912, cuando un grupo de empleados ferroviarios de la estación Embarcaderos Córdoba y Rosario, conformaron un equipo de fútbol. Cabe destacar que la denominación original de aquella entidad fue la de Club Atlético 1º de Mayo. En 1927, los dirigentes del club presentaron ante las autoridades de la Provincia de Santa Fe el acta de fundación, con el objetivo de obtener la personería jurídica, que finalmente les fue concedida. En dicho documento se puede leer que el 15 de enero de 1912, a las veintiún horas, se reunieron en el domicilio del señor Pedro Del Pino, ubicado en la calle Echeverría, entre Falucho y Vélez Sarsfield, los señores Zenón Cabral, Juan Romero, Juan Blas Pérez, León Pérez, Manuel Antuña, Jesús Antuña, Miguel Aragüez, Rafael Aragüez, Juan Aragüez, Bernardo Pérez, Adolfo Moncamps, Antonio Olmos y el dueño de casa, entre otros, con el propósito unánime de fundar un club deportivo, que finalmente constituyeron ese mismo día. Además, en dicha reunión, designaron presidente provisional a Zenón Cabral, quien años atrás había sido uno de los fundadores de Córdoba and Rosario Railway A. C. (actual Central Córdoba). Además, Juan Romero fue elegido secretario y Juan Aragüez, tesorero. Por otra parte, según publicó en 1938 Juan Dellacasa en su libro titulado Puntapié Penal el club se gestó en 1911 y a principios del 12 por inspiración de Zenón Cabral, empleado ferroviario de la estación Embarcaderos del F. C. C. Y R. se constituyó un equipo de fútbol, que participó de un campeonato independiente. Posteriormente el 6 de mayo de ese mismo año, se realizó una asamblea en la casa de Juan Romero, vecino de la zona, en la que asistieron alrededor de diez personas, entre ellas Zenón Cabral, que fue elegido primer presidente, Miguel Antuña, Julio Conde, Manuel Romero, Pedro Del Pino y Román Caballero. En la citada reunión se resolvió formalizar al Club Atlético 1° de Mayo, que ya había sido constituido meses antes. Asimismo, se estableció un acta, con una comisión directiva, que conjuntamente con los presentes, la integraron: Adolfo Moncamps, A. Olmos, Jesús Antuña y J. Aragüez. Más tarde debido a que ya existía en la zona un club con el mismo nombre, la entidad pasó a llamarse Embarcaderos Córdoba y Rosario, tomando la denominación de la estación de ferrocarril de donde eran la mayoría de sus fundadores. Es importante agregar que la mencionada estación de trenes pertenecía a la empresa ferroviaria Córdoba y Rosario, de capitales británicos. Gracias al aporte de destacadas personalidades de la ciudad, como por ejemplo el Dr. Lisandro de la Torre, el club instaló su sede en la calle Junín, entre Falucho y Rawson, mientras que la primera cancha se situó en bulevar Avellaneda y Gorriti. El vendedor andaluz y los salaítos El apodo que ostenta hoy en día Argentino es bastante particular y distintivo, ya que ningún otro equipo tiene el mismo sobrenombre. Para comprender el origen de este seudónimo, es necesario remontarse a los primeros años de existencia del club, más precisamente a la vieja cancha de Embarcaderos. En ese lugar un vendedor ambulante de origen español, llamado José Pernía, pregonaba los lupines que vendía, gritando: “¡A los Altramuces! ¡Salaítos, salaítos los tengo! Por otro lado, una tarde cuando se disputaba un partido, al producirse un gol, la señora Isabel, esposa del mercader ibérico, vociferó: «vivan los salaítos y dulces»., Estos dos inmigrantes, oriundos de Cádiz, que se radicaron en Rosario, junto a sus hijos, bautizaron con ese mote a la institución de zona norte, el cual ha sido motivo de orgullo para hinchas y jugadores, durante toda su historia y lo sigue siendo en la actualidad. La camiseta. Sentido de pertenencia para Argentino Existe constancia que la camiseta que utilizó Embarcaderos Córdoba y Rosario era a rayas verticales, pero se desconocen qué colores la componían. Luego Nacional usó una casaca blanca con una franja transversal celeste, que en 1924 dejó de lado. En su lugar adoptó a partir de 1925 la tradicional indumentaria blanca, con cuello y puños azules. Cabe señalar que en esa época tenía un pequeño bolsillo azul con una franja blanca. Embarcaderos pasó a ser Nacional Después de disputar como Embarcaderos el certamen de la Federación Rosarina de Football de 1913 y el de la Liga Rosarina de Football de 1914, en el que se ubicó octavo, en 1915 cambió su denominación por la de Club Atlético Nacional. Cumplió una performance similar, ya que volvió a situarse en la misma colocación que en el torneo anterior. De todas formas, tuvo algunas actuaciones destacadas, como por ejemplo las victorias que obtuvo ante Provincial y Central Córdoba, a los que venció por 8 a 1 y 3 a 0 respectivamente. Pero en contraposición a esos excelentes partidos, cayó estrepitosamente en condición de local ante Rosario Central por 11 a 0. Por otro lado, en los campeonatos subsiguientes no sobresalió demasiado en sus campañas, hasta 1922, donde tuvo un gran año, al ubicarse segundo con 25 unidades, detrás de Newell’s, que sumó 29. Posteriormente continuó por la buena senda y en el torneo de 1923 fue nuevamente protagonista. Tras disputar 28 cotejos, se posicionó tercero, cosechando 37 puntos, producto de quince triunfos y siete empates, siendo superado solamente por canallas y leprosos. En 1928 estuvo muy cerca de poder consagrarse campeón rosarino, ya que luchó junto con rojinegros y auriazules (a los que derrotó por 2 a 1 de local) los primeros puestos. Finalmente quedó tercero a dos puntos de la gloria. Obtuvo 28 unidades, luego de jugar veinte encuentros, de los cuales ganó trece, igualó dos y perdió cinco. Es importante agregar que algunos triunfos que logró fueron categóricos, los más resonantes fueron ante Alberdi New Boys, por 8 a 1, contra Atlantic Sportsmen, por 5 a 1 y Central Córdoba por 4 a 2. Años después, más precisamente en 1931, el fútbol en la mayoría del país tomó otra forma, pasó de ser amateur a ser rentado y Rosario no estuvo ajeno a dicho cambio. En ese sentido Nacional fue uno de los clubes fundadores de la Asociación Rosarina de Fútbol, que organizó el primer torneo profesional en la ciudad. En el mencionado campeonato el Salaíto se ubicó en la tercera colocación, obteniendo grandes desempeños, como por ejemplo los triunfos logrados ante Newell’s por 4 a 2 y frente a Central Córdoba por 5 a 4, en el clásico. También es necesario destacar la goleada que le propinó a Rosario Central por 5 a 2. Al año siguiente volvió a tener actuaciones sobresalientes, alcanzando un cuarto puesto en la tabla. Fue verdugo de canallas y leprosos a los que superó por 5 a 1 y 3 a 1, respectivamente. Cabe señalar que desde 1931 hasta 1934, cuando el club dejó de llamarse Nacional, se enfrentó en la primera división rosarina al conjunto auriazul en nueve encuentros, de los cuales se impuso en seis, igualó dos y perdió solamente uno. Cambio de nombre por la actual denominación de Argentino En una asamblea llevada a cabo la noche del martes 12 de febrero de 1935 los asociados allí presentes decidieron aprobar el cambio el nombre de la institución, que a partir de ese momento pasó a llamarse Club Atlético Argentino. Es preciso resaltar que un decreto vigente en ese entonces dictado por el presidente de la Nación Agustín Pedro Justo, prohibía el uso de la palabra nacional para cuestiones ajenas al ámbito del Estado. Su llegada a la AFA En 1943, la entidad salaíta decidió inscribirse en la Asociación del Fútbol Argentino (A.F.A.), siguiendo los pasos de Newell’s, Rosario Central y Central Córdoba. Sin embargo, la afiliación no fue aceptada, ya que el estadio con que contaba no reunía las condiciones adecuadas que requería la A.F.A. De todas formas pudieron resolver los inconvenientes surgidos y reunir los requerimientos al mudarse de barrio y adquirir una nueva cancha. De tal manera, en 1944 Argentino pudo debutar en el campeonato de Segunda División de Ascenso, organizado por la Asociación del Fútbol Argentino. El tan ansiado estreno se produjo el miércoles 15 de abril, cuando en el estadio José Martín Olaeta, igualó 2 a 2 frente a All Boys. En ese primer torneo se ubicó en la séptima colocación. Al año siguiente cumplió una notable labor, ya que luchó la punta del campeonato, palmo a palmo con Tigre. Finalmente se ubicó segundo a tan solo dos unidades del elenco de Victoria y no logró ascender a primera, pero dejó una muy buena imagen. En consecuencia, en la última fecha, con el certamen ya definido goleó al campeón por 5 a 1. En ese torneo sumó un total de 68 puntos, producto de veintiséis triunfos, seis empates y ocho derrotas. El plantel que efectuó esa excelente campaña estaba integrado por Mario Virginio, José Sánchez, Armando Mujica, Raúl Anderé, Vicente Mauriño, Domingo Poletti, Elvio Negro, Atilio Trincheri, Mario Casagrande, Juan Cóllere, José Lopez, Barraza, Guerín Quinteros y Queve. En los años posteriores permaneció en la Segunda de Ascenso, hasta 1949, cuando descendió a Primera C, debido a una reestructuración que perjudicó a varios clubes, que bajaron de categoría, entre ellos salaítos, charrúas y tirolenses. Argentino siguió jugando en la tercera división, con suerte diversa, hasta que una crisis económica muy grande lo llevó a perder la afiliación en A.F.A en 1962. Casi una década estuvo disputando solo el Torneo Gobernador Molinas de la A.R.F., hasta que en 1970, volvió a intervenir en la Primera C de la Asociación del Fútbol Argentino, nuevamente como club directamente afiliado. Sus títulos En lo que respecta a la Asociación Rosarina de Fútbol, el salaíto se consagró campeón del torneo Preparación en 1935, siendo el primer título logrado por el club en la máxima categoría del fútbol rosarino. Además, consiguió obtener el campeonato Gobernador Molinas de Primera División en la A.R.F. en dos oportunidades, específicamente en 1944 y 1948. Asimismo, es importante destacar que también se hizo acreedor de la Copa Ivancih en 1938, 1948, 1952, 1984 y 2008. Por otro lado, en la Asociación del Fútbol Argentino (A.F.A), los máximos logros del club fueron la obtención del certamen de Primera C en 1983, bajo la dirección técnica de Norberto Bautista, y el torneo de la Primera B Metropolitana en 1999, dirigido por Andrés Rebottaro. En efecto, en 1983, el club pudo ascender a la B después de golear a Defensa y Justicia por 3 a 0 como visitante. Del mismo modo, en 1999 se coronó campeón del Apertura 1998 y del Clausura 1999 de la Primera B Metropolitana, lo que le permitió ascender directamente a la Primera B Nacional. Asimismo, en 2004 ganó el torneo Clausura de la C y se impuso en la final por el ascenso, tras vencer a Barracas Central por penales en el estadio de Huracán. Luego en 2022 conquistó de manera brillante la Copa Santa Fe, al vencer en las finales a 9 de Julio de Rafaela. Tras imponerse 1 a 0 en Rosario, igualó en la vuelta 1 a 1 y pudo festejar el título. La ubicación de sus canchas El actual club Argentino ha tenido a lo largo de su rica historia tres estadios ubicados en distintos barrios de la ciudad de Rosario. La primera ubicación del club fue en el barrio Refinería, específicamente en la intersección del bulevar Avellaneda y Gorriti. Fue en ese estadio dónde el entonces Embarcaderos Córdoba y Rosario comenzó su participación en el certamen de primera división de la Federación Rosarina de Football de manera exitosa. Ya que goleó el domingo 11 de mayo de 1913 a Brown de Santa Fe por 3 a 0, con tantos de Manuel Antuña, Callegaris en contra y Ennis Hayes. Luego de la disolución de la Federación Rosarina (que fue una asociación disidente, producto del cisma de la organización del fútbol) Embarcaderos se afilió en 1914 a la Liga Rosarina de Football. Durante ese torneo actuó como local en ese recinto, que utilizó hasta los primeros años de la década del 20 del siglo XX. Luego hacia 1924 el club Nacional se trasladó a un nuevo estadio ubicado entre las calles Gorriti e Iguazú, en pleno barrio Industrial. En un principio la cancha poseía una modesta casilla de madera, un alambrado, donde se colocaban lonas para evitar que se vean los partidos desde afuera y unos pocos tablones, que se asemejaban a una tribuna. Con el tiempo el reducto contó con una humilde tribuna construida en uno de sus laterales. Más tarde se amplió la capacidad del estadio y se levantó una grada de tablones de madera en el lateral opuesto a la tribuna que ya se encontraba. Del mismo modo, es importante remarcar que por algunos años fue vecino del club Tiro Federal, que tuvo su cancha en un terreno lindero a la del Salaíto. El club permaneció en ese estadio hasta el año 1943, cuando decidió inscribirse en la Asociación del Fútbol Argentino, como ya lo habían hecho Newell’s, Rosario Central y Central Córdoba. Sin embargo, la afiliación no le fue aceptada, puesto que el estadio con que contaba no reunía las condiciones adecuadas que requería la A.F.A. Por tal motivo, era necesario efectuar nuevas remodelaciones en su vieja cancha de barrio Industrial. La comisión directiva quiso comprar un lote lindero donde se encontraba una casa para poder construir otra tribuna. Pero, el dueño del inmueble, que cuentan era el lechero del barrio, se negó a vender su vivienda, por lo tanto el salaíto tuvo que buscar otro lugar para erigir su estadio. En 1944, el club se asentó en el barrio Sarmiento, gracias al aporte de José Martín Olaeta, presidente del club en ese momento, quien compró un terreno en Roma (actualmente Víctor Mercante) y avenida Sorrento. Allí, con suma dedicación, se construyó el estadio que ahora lleva el nombre de quien fuera el propulsor para que la obra se pueda llevar a cabo. Asimismo, años más tarde, la familia de Olaeta cedió al club los terrenos que eran de su propiedad.
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