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  • Corea del Sur logra detener al presidente cesado Yoon en un operativo con 3.000 policías

    » Diario Cordoba

    Fecha: 15/01/2025 09:35

    Empezaron con una disparatada ley marcial dictada con nocturnidad y concluyeron con las fuerzas de seguridad asaltando al alba la residencia presidencial con escaleras móviles. La salida en convoy policial de Yoon Suk Yeol, primer presidente en ejercicio arrestado en Corea del Sur, finiquita los 43 días más vertiginosos de la política del país de las últimas décadas. Yoon tendrá que responder ahora en la sede de la Oficina de Investigación de Corrupción de Altos Cargos sobre aquellas seis horas en las que devolvió al país a un pasado dictatorial que parecía superado. La detención había sido ordenada semanas atrás por su tozuda ignorancia de las citaciones. Yoon permanecía en su residencia del centro de la capital, protegido por su séquito de fanáticos, tan escasos como belicosos. Arruinaron días atrás su arresto, forzando la retirada de docenas de policías tras horas de discusiones y forcejeos. La segunda tentativa se preveía fragorosa, con unos 6.500 fieles de Yoon en los aledaños, alambre de espino sobre los muros y autobuses frente a las puertas. La misión exigía tanto arrojo como medios y se acercaron unos 3.000 agentes. Habían estudiado vías de acceso a través de rutas senderistas y trajeron escalerillas portátiles para trepar los muros. Esta vez apenas hubo violencia entre la policía y el Servicio de Seguridad del presidente, un cuerpo de dudoso acomodo democrático que actúa como un Ejército privado. Quizá influyó la intimidante y masiva presencia policial, quizá las amenazas por megáfono de detener a todo el que presentara batalla, quizá la petición del presidente en funciones, Choi Sang Mok, de evitar otro oprobioso episodio cuando "el mundo nos mira". La salida de Yoon cuatro horas después finiquitó el asedio. Defensores y críticos, juntos Frente a la residencia presidencial se volvieron a encontrar los defensores y críticos de Yoon con esa prusiana organización de las protestas políticas en Corea del Sur: banderas y pancartas de acabado profesional, equipos de megafonía, puestos de fideos instantáneos y té para combatir la gélida mañana... Los primeros pedían que dimitiera Yoon y asumiera su responsabilidad mientras los segundos desdeñaban su destitución parlamentaria y la investigación por ilegales, mostraban símbolos estadounidenses, gritaban eslóganes trumpistas y culpaban a Corea del Norte y China de todos sus males. El desenlace trajo el júbilo a unos y las lágrimas a los otros. Unos minutos después razonaba Yoon su entrega voluntaria en un video emitido por sus colaboradores. “He decidido comparecer ante la CIO, a pesar de que se trata de una investigación ilegal, para evitar cualquier posibilidad de que se produzca un baño de sangre”, decía. Yoon ha repetido desde el principio que el órgano carece de competencias para investigar la ley marcial por ser esta, según su opinión, un "acto de Gobierno". En una carta manuscrita publicada el miércoles en Facebook insistía en que la ley marcial "no es un crimen" sino "un ejercicio de la autoridad presidencial para superar una crisis nacional". Yoon la justificó en la noche de actos en una gaseosa confabulación de Corea del Norte con el Parlamento para dinamitar la “democracia liberal”. No ha habido más crisis nacional que la que él generó con una delirante decisión que fue repudiada por el pueblo, la oposición y buena parte de su partido. 200 páginas de preguntas Dispondrá de mucho tiempo Yoon para convencerles. Ya está en la sede del CIO en Gwacheon, en el sur capitalino, donde será interrogado durante 48 horas. Después podrá el órgano solicitar otra orden de arresto para alargar la detención durante 20 días o liberarlo. La carpeta de preguntas cuenta con 200 páginas, según la agencia de noticias Yonhap. Con ellas pretende el CIO averiguar todo lo relacionado con la ley marcial, desde su planificación a su ejecución, y quién estaba involucrado. Muchos detalles son ya conocidos y ninguno le deja en buen lugar: las instrucciones de detener a las principales figuras políticas (el jefe de la oposición y de su propio partido o el presidente del Parlamento, entre otros), sus órdenes de desalojar a la fuerza a los diputados que se juntaron para tumbar la ley marcial horas después… Con todo ello pretende el CIO sustentar los delitos de insurrección o abuso de poder, ajenos a la inmunidad presidencial, y por las que podría pasar el resto de su vida en la cárcel. Yoon rehusó contestar al interrogatorio, según la prensa local. Con Yoon finalmente detenido es previsible que lo que le queda al vodevil discurra por vías más ortodoxas. La justicia medirá la gravedad de sus delitos, si los hubo, y el Tribunal Constitucional sellará la destitución parlamentaria. Han sido días tumultuosos de los que la democracia surcoreana sale fortalecida tras superar su reto más exigente en cuatro décadas.

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