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» Comercio y Justicia
Fecha: 14/01/2025 23:39
Cuáles son los desafíos que enfrenta Argentina y la región este año. Desde la inseguridad, el crimen organizado y el narcotráfico, hasta la corrupción y la migración. Sin embargo, destaca el potencial en energía limpia, minerales críticos y producción de alimentos. Datos novedosos en el último relevamiento del Ceiuc Por Carolina Klepp El año 2025 representa un punto de inflexión crucial para América Latina en un contexto global marcado por la incertidumbre, la complejidad y las transformaciones aceleradas. Factores como el bajo crecimiento económico, los múltiples procesos electorales en la región, el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca, y la competencia estratégica entre Estados Unidos y China, con su impacto en Latinoamérica, configuran un panorama de desafíos interconectados y oportunidades estratégicas. Las elecciones en países como Ecuador, Bolivia, Chile, Honduras y las legislativas en Argentina serán decisivas para iniciar la reconfiguración del mapa político regional en los próximos años. La fragmentación política y el avance de tendencias autoritarias plantean riesgos significativos, agravados por la incapacidad de los gobiernos para responder a las demandas ciudadanas, lo que ha intensificado el malestar social y debilitado la confianza pública en las instituciones democráticas. A pesar de este complejo escenario, América Latina tiene la oportunidad de posicionarse como un actor clave en áreas estratégicas como la producción de alimentos, los minerales críticos, la energía limpia y la conservación ambiental. Así lo indica el Índice de Riesgo Político de América Latina 2025 que acaba de presentar el Centro de Estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile (Ceiuc), comandado por un equipo que lideran Jorge Sahd, Daniel Zovatto y Diego Rojas, expertos en análisis político. El primer lugar de los riesgos políticos vuelve a ocuparlo -por tercer año consecutivo- la inseguridad, el crimen organizado y el narcotráfico, advierte el informe presentado este lunes en una videoconferencia. “Vemos que los gobiernos son cada vez más incapaces de enfrentar este crimen organizado que crece y crece y domina la agenda pública”, señaló Sahd. El segundo lugar, lo sigue ocupando un año más la corrupción estructural. “La lucha contra la corrupción está estancada, hay una percepción de que los gobiernos no son capaces de combatirlo, que hay impunidad en el Poder Judicial, que hay poca claridad en la relación entre política y dinero”, agregó el director del Ceiuc. En tercer lugar, una novedad: la nueva ola migratoria y deportaciones masivas sube dos lugares en el podio. “Hay dos factores importantes: ¿qué va a ocurrir con una posible segunda ola migratoria en Venezuela? Hay estimaciones de entre tres y cinco millones de nuevos venezolanos que saldrían del país. Y también está la incógnita de cómo se implementarán las deportaciones masivas que anunció Trump durante su campaña”, enumeró. Según el informe, el cuarto lugar es para lo que denominan “Democracia sin delivery. Avance del autoritarismo”. El quinto lugar es un nuevo riesgo: “Desinformación y polarización tóxica”. Esta era de la desinformación promueve la política del insulto, de fragmentación política y una polarización. Surge con fuerza de la mano de las redes sociales y el mal uso de la inteligencia artificial en la actividad política. A su turno, el politólogo Zovatto resaltó que el 2025 trae sorpresas: “viene con mucha volatilidad, complejidad, y marcado por la incertidumbre, por una geopolítica muy turbulenta y por una amenaza de un proteccionismo comercial que de materializarse podría tener consecuencias muy graves a nivel global y para nuestra región”. Encrucijada crítica En los últimos años, América Latina enfrenta una encrucijada crítica: el debilitamiento de sus democracias bajo el avance de los liderazgos autoritarios, el impacto de la desinformación y una polarización sin precedentes. Esta combinación amenaza con transformar el panorama político de la región, alejándola de los valores democráticos que la han caracterizado en las últimas décadas. La percepción negativa hacia las democracias ha sido alimentada por la incapacidad de los gobiernos para responder a las demandas sociales, como lo evidencian informes recientes de Cepal y Latinobarómetro. Las instituciones, vistas como ineficaces y desconectadas de la ciudadanía, han abierto el camino para líderes que prometen soluciones inmediatas, muchas veces en detrimento de las garantías democráticas. Países como El Salvador han adoptado estrategias autoritarias bajo la bandera de la seguridad ciudadana, como la política de mano dura implementada por Nayib Bukele. Aunque estas medidas han reducido las tasas de criminalidad, también han sido criticadas por organizaciones internacionales por socavar libertades fundamentales y concentrar el poder en el Ejecutivo. Simultáneamente, regímenes autoritarios como los de Venezuela y Nicaragua continúan erosionando los pilares democráticos mediante el control de instituciones clave, la censura a la prensa y la persecución de la oposición política. Durante la presentación se apuntó al reciente fraude electoral en Venezuela como uno de los episodios más graves en la historia política reciente de la región. En paralelo, la desinformación se ha consolidado como una de las mayores amenazas para las democracias de la región. Se la analizó como una de las regiones más afectadas por la circulación de noticias falsas en redes sociales, las cuales exacerban las divisiones sociales y favorecen la manipulación electoral. Plataformas como Facebook, X (antes Twitter) y WhatsApp han sido señaladas como focos de propagación de contenido falso, diseñados en muchos casos para deslegitimar a opositores políticos o sembrar dudas sobre procesos electorales.
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