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Concordia » Hora Digital
Fecha: 14/01/2025 09:01
Se destaca por su diferenciación con el plan de Cavallo, ya que no tiene intenciones de modificar el tipo de cambio, incluso si así lo solicita el Fondo. Su confianza en mantener un superávit fiscal lo hace sentir imbatible. Milei suele mostrarse de mal humor en ocasiones, se le considera algo irascible tanto en público como en privado, frente a su gabinete e incluso al enfrentarse a colegas como Domingo Felipe Cavallo. Esta semana, lo confrontó por cuestionar lo más importante de su gestión, argumentando de forma poco sólida según su propio juicio técnico. Sin embargo, queda claro que todas sus luchas son resultado de su plan original e inédito, y de su defensa inflexible, incluyendo su intransigente postura. Para el Presidente, ninguna crítica merece ser tomada en cuenta si no se tiene en cuenta su principal objetivo: lograr un superávit fiscal anual que le permita transformarlo en dólares adquiridos por el Tesoro Nacional, pasando así a ser propiedad del Poder Ejecutivo y no del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y sus reservas. Esta estrategia, según el oficialismo, permitió al Gobierno comprar alrededor de US$ 10 mil millones en 2024, gracias al superávit fiscal primario de dos puntos del PBI. Milei busca repetir este logro este año, sumando a ello los ingresos provenientes de la disminución en el uso de reservas del BCRA y del superávit comercial, estimado en unos US$ 30 mil millones. Con estos fondos en el Tesoro Nacional, Milei se siente invencible y liderando un proceso sin precedentes en décadas. Su gobierno se destaca por el sólido y sostenible superávit fiscal como base principal de sus logros, incluyendo la reducción de la inflación por debajo del 20% anual, según fuentes gubernamentales. Milei está al frente de una especie de revolución económica, basada en cuatro años consecutivos de sólido superávit fiscal del 2%, crecimiento económico, baja inflación y una apertura hacia el mundo. Considera que esta es su revolución, un proceso sin comparación con experiencias pasadas, como la tablita de Martínez de Hoz, la convertibilidad de Domingo Cavallo o el kirchnerismo. Está dispuesto a defender su visión con mal humor y firmeza, viendo cada día más consolidada su gestión. El gobierno confía en su estrategia de superávit fiscal sin emisión de pesos, que les permite comprar dólares con los fondos ahorrados y mantener una política de emisión cero. Consideran que estas bases estructurales diferencian su gestión de experiencias anteriores fallidas, como la tablita de Martínez de Hoz o la convertibilidad. Milei ha ordenado una reducción gradual de la tasa de interés de devaluación, en un esquema que pasará de un 2% a un 1% en menos tiempo del previsto inicialmente. Se destacan del periodo kirchnerista, que aunque también mostró superávit fiscal en sus comienzos, fue seguido de devaluaciones y default. Milei insiste en que su gobierno ha tenido más éxito que el kirchnerismo, logrando avances sin caer en default ni devaluar drásticamente. En resumen, Milei y su equipo económico confían plenamente en su plan y aseguran que no habrá devaluaciones ni cambios bruscos en el tipo de cambio. No cederán ante presiones externas ni internas, demostrando su confianza en una política económica basada en el superávit fiscal y la estabilidad financiera.
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