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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 13/01/2025 08:38
El Gobierno prepara un informe para elevar a tribunales internacionales y reclamar la liberación del gendarme argentino secuestrado por el régimen del dictador Nicolás Maduro Desde el viernes pasado, el Gobierno reconoció a Edmundo González Urrutia como el nuevo presidente de Venezuela y ratificó que Nicolás Maduro se autocoronó en el poder de forma ilegítima para perpetuarse al frente del Palacio de Miraflores. Javier Milei asume que el líder bolivariano perdió apoyo global y que su continuidad depende exclusivamente del uso de la violencia mediante el control de las fuerzas armadas y de seguridad. Por eso, el Presidente argentino profundizará la presión sobre Maduro en los organismos internacionales con el objetivo de aumentar el desgaste de Caracas y exigir la liberación del gendarme Nahuel Agustín Gallo, detenido ilegalmente en el país caribeño desde el 8 de diciembre último. Milei siguió de cerca los acontecimientos en Venezuela durante la semana pasada. El 9 de diciembre, apoyó la movilización de venezolanos que lideró María Corina Machado a un día de la asunción de González Urrutia. En esa misma jornada condenó la detención que el chavismo ejecutó sobre la líder opositora en Caracas durante unos minutos. El episodio generó incertidumbre hasta que luego fue liberada y explicó cómo había sido la situación. El Gobierno mantuvo cautela durante el jueves y el viernes pasado, a la espera de la posible llegada de González Urrutia a Venezuela para la asunción, quien desde República Dominicana seguía el minuto a minuto del clima de Caracas. Una serie de señales e indicios, como un par de posteos en X de Nayib Bukele, el presidente de El Salvador, despertaron esperanza sobre el desembarco del presidente electo en tierra venezolana. Finalmente, Corina Machado aconsejó por la noche, mediante un video, que lo más prudente era que Urrutia permaneciera en el país del caribe donde se estaba resguardando. El régimen de Maduro difundió días atrás imágenes de Nahuel Gallo, el gendarme argentino detenido en Venezuela Por estas horas, el Gobierno trabaja en un informe con documentación para elevar denuncias en tribunales internacionales contra Maduro por violaciones a los derechos humanos. Entre las pruebas, se busca acreditar que la detención del gendarme Gallo se trata de una “desaparición forzada”. La Cancillería, liderada por Gerardo Werthein, trabaja de forma reservada en los contactos diplomáticos con interlocutores globales para obtener información sobre el cabo primero argentino que contribuya la lograr su liberación. Quien también sigue de cerca la situación y contribuye en esas gestiones es Patricia Bullrich, ministra de Seguridad de la Nación. La funcionaria participó junto a Werthein de la recepción a Urrutia en Argentina y de una actividad en su Ministerio con la familia de Nahuel Gallo. A su vez, es una de las principales voceras del Gobierno contra el chavismo. Cabe recordar que Nahuel Agustín Gallo fue detenido el 8 de diciembre de 2024 en el Puente Internacional Francisco de Paula Santander, en Táchira, que une Cúcuta (Colombia) con Venezuela. El cabo primero de la Gendarmería Nacional prestaba servicio en Mendoza y había viajado a visitar a su novia venezolana y a su hijo de dos años a Caracas. Maduro consideró que se trataba de un espía, incluso lo acusó de querer atentar contra su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, y lo secuestró. El Gobierno cuestionó la detención y rechazó las acusaciones por “infundadas”. Según la información que ha podido recabar la Cancillería, Gallo permanece detenido de manera ilegal y “bajo condiciones inhumanas”. Para el Gobierno, es una muestra del “desprecio del régimen de Maduro por la vida y la dignidad de las personas”. El problema que afloró es que Maduro utilizó la detención de Gallo como una pieza de negociación de impunidad con Argentina y el sistema internacional. Idéntica lógica aplicó con cientos de detenidos ilegales que permanecen en Caracas sin saberse sobre sus paraderos. En los últimos días, el propio chavismo se refirió a una lista de 120 ciudadanos internacionales que permanecen secuestrados en Venezuela. El presidente Milei junto al mandatario electo venezolano Edmundo González Urrutia El Gobierno ejecuta una movida diplomática destinada a ampliar los interlocutores globales para obtener información sobre Gallo. Desde diciembre, Brasil ofrece apoyo consular a Argentina a través de su Embajada en Caracas. Desde allí se dio asistencia a la familia de Nahuel Gallo y se brindó datos a la Casa Rosada. No obstante, la situación aún permanece trabada. El posicionamiento de Milei contra Maduro tensiona todo tipo de contacto diplomático con Caracas en plena discusión por la liberación del gendarme. De hecho, la Embajada argentina en Caracas continúa bajo resguardo de Brasil, desde que el chavismo expulsó en agosto de 2024 a la delegación nacional. La particularidad es que por las diferencias insalvables con el Gobierno, el régimen bolivariano no permite ni siquiera que los diplomáticos brasileros ingresen a la residencia de Argentina en Caracas. La asunción de Trump Otro canal para articular con Caracas es Francia. Es una línea que se mantiene bajo estricta reserva para evitar empañar las negociaciones diplomáticas. A su vez, Milei espera al 20 de enero. Ese día se concretará la asunción de Donald Trump en Estados Unidos. Por la sintonía personal e ideológica, el líder libertario apuesta a ganar peso como referente regional. Maduro se refirió al gendarme argentino Nahuel Gallo y justificó su detención en Venezuela Milei pretende apalancarse en el respaldo de Washington DC para liderar una embestida global contra Maduro. Esa idea implica aumentar la presión en los organismos multilaterales, con el objetivo de llevar al líder chavista a justicia internacionales. Es una misión ambiciosa, en un contexto de transición en el sistema internacional. Es una incógnita, aún, cuál será la posición de Trump sobre Rusia y China, aliados clave del régimen de Maduro, así como sobre la situación de Medio Oriente, que tiene a Irán como socio del chavismo, y la importancia que el Departamento de Estado le asignará a la relación con América Latina, incluida la Argentina.
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