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  • «Queremos que nuestros usuarios dejen de vivir en un polígono industrial»

    » Diario Cordoba

    Fecha: 13/01/2025 04:40

    Lleva 23 años dirigiendo el rumbo de una entidad que atiende a más de 1.000 personas con discapacidad intelectual de la provincia y que ahora está volcada en uno de sus mayores retos con la misma ilusión que el primer día. -Urbanismo ha cedido recientemente a Futuro Singular cuatro parcelas en la calle Ramón Toledano Cuenca, frente al Hipercor, para la construcción de nuevos equipamientos y el traslado de los servicios que ofrecen en Las Quemadas. ¿En qué estado se encuentran las instalaciones actuales? Nuestras instalaciones de Las Quemadas tienen muchísimos años y las infraestructuras están obsoletas y deterioradas. Cada vez resulta más complicado mantenerlas en funcionamiento, entre otras cosas, porque hay cuestiones que no se pueden mejorar por mucho que queramos. Habíamos solicitado los terrenos hacía tiempo, pero a raíz de que salieran los fondos Next Generation volvimos a pedir la cesión a Urbanismo y la verdad es que la Gerencia ha sido muy ágil. En total, son cuatro parcelas. Inicialmente, solicitamos tres, pero vimos que se había quedado fuera una zona pequeña y nos pareció una tontería dejar ese trozo sin uso y también se nos ha concedido. -¿Hasta qué punto les condiciona que las instalaciones estén en el polígono de Las Quemadas? Nos condiciona muchísimo. El principal hándicap es la distancia, queremos que nuestros usuarios dejen de vivir en un polígono industrial porque allí no están integrados en su comunidad. Las personas que viven en las residencias están apartadas de la ciudad, aisladas en Las Quemadas, donde hay muchas cosas básicas del día a día a las que no tienen acceso. Los autobuses no llegan a la zona donde tenemos el centro y dependen de que los monitores los transporten. Eso es muy importante. El otro hándicap es la infraestructura en sí porque como digo, se hizo en los años 70 y todo está muy deteriorado. -¿Qué servicios van a trasladar? Todo lo que tenemos en Las Quemadas irá a la zona de Hipercor: la residencia para personas gravemente afectadas, la residencia de adultos, el centro de día con terapia ocupacional y el centro de día sin terapia ocupacional y además, contaremos con un nuevo centro de formación. -¿Habrá viviendas tuteladas? No son viviendas tuteladas como tal. Las dos residencias que vamos a hacer, adaptándonos a la normativa nueva, tendrán unidades de convivencia más pequeñas. Son dos bloques con una serie de unidades con capacidad para un máximo de ocho personas en las que habrá habitaciones individuales y dobles, cocina, salón y zonas comunes, con aparcamiento y áreas exteriores de esparcimiento y descanso. -¿A cuántas personas atienden allí ahora y a cuántas atenderán gracias a este cambio? Actualmente, tenemos 22 plazas de residencia para personas gravemente afectadas, el servicio que tiene mayor demanda y lista de espera, 45 en la residencia de adultos, 29 en la unidad de estancia diurna y 119 de centro ocupacional. Con el cambio, ganaremos unas 15 plazas. Aumentará la capacidad de las residencias porque hay una necesidad evidente. El incremento más importante será en respiro familiar, pasaremos de 3 a 10 plazas, y luego tendremos el centro de formación, que aún no sabemos para cuántas personas será. Una vez esté todo en funcionamiento, habrá que contratar también más personal. -¿Qué porcentaje de las plazas son concertadas? ¿Tienen listas de espera? Casi todas las plazas que tenemos, salvo alguna privada en centros de día, son plazas concertadas. En cuanto a las listas de espera, no hay en los centros de día, pero sí en las residencias. Nosotros tenemos personas en nuestros centros esperando que se quede alguna libre en residencia aunque es la administración la que gestiona esas listas de espera. -¿Cuál es el presupuesto de ejecución de todo el proyecto? En total, necesitaremos ocho millones de euros. Ese es el presupuesto que nos dieron hace un año, aunque los precios de materiales y demás están subiendo constantemente y no sabemos cómo afectará. El proyecto de obra está hecho, falta el proyecto de ejecución que se está elaborando. Ahora estamos presentando la propuesta para conseguir financiación porque la fundación no puede afrontarlo con fondos propios. Yo me doy de plazo este año. Estamos llamando a muchas puertas y uno de los objetivos de este mes de enero es visitar a organizaciones y entidades que entiendan la necesidad de esta inversión. El problema que se nos plantea es que las normas van cambiando. Ahora ha salido una normativa nueva que modifica las ratios de personal, el funcionamiento, los edificios... Pero para cumplir esas exigencias hace falta mucho dinero y los cambios de normativa no vienen acompañados de presupuesto. Nosotros tenemos edificios con muchos años que se construyeron de aquella manera y hay barreras insalvables. -¿Ha habido mejoras en el acceso a la financiación en los últimos años? Esa sigue siendo una asignatura pendiente del Estado y de la Junta de Andalucía. No podemos estar cada año peleando con la administración para ver si nos suben un 1% o un 2%. Eso ya no vale. El modelo de financiación tiene que cambiar para adecuarlo a las exigencias y necesidades del siglo XXI, para que esté acompasado con el precio de la plaza. Pero eso es algo transversal y todas las administraciones tienen que ponerse de acuerdo porque al final, lo que pedimos es que las personas con discapacidad consigan, después de mucho tiempo, que los derechos que ya tienen reconocidos se materialicen en sus planes personales. Pasan los años y los objetivos no se cumplen. Yo he visto muchas generaciones y todos dicen lo mismo, se frustran porque quieren vivir una vida plena e independiente, estar en una comunidad, vivir en pareja, tener su trabajo y eso no llega nunca. -¿Llegaron a solicitar los fondos Next Generation? Los solicitamos y nos los denegaron porque el proyecto básico no estaba visado por el Colegio de Arquitectos. La normativa dice que no tiene que estarlo, pero en las bases lo exigían y aunque hemos recurrido, se nos ha denegado. La convocatoria salió y en quince o veinte días había que presentar el proyecto, no hubo tiempo material para visarlo. Ahora no hay ninguna convocatoria similar, pero estamos a la espera, a ver si salen nuevas con el dinero que no se ha ejecutado porque muchos lo devuelven. -¿Qué plazos se han marcado? El plazo de ejecución de la obra es de un año y medio o dos años, pero no podemos pretender que el proyecto salga adelante de una vez entero. Queremos empezar antes de que acabe el año, ese es nuestro objetivo. Empezaremos construyendo primero la residencia de grandes afectados y para eso necesitamos reunir al menos 1.600.000 euros. Cuando esté en marcha, la financiación irá llegando por diferentes sitios. Lo importante es arrancar y lo haremos sí o sí. -¿Cómo ha cambiado la atención a las personas con discapacidad intelectual a lo largo de los años? El modelo ha cambiado mucho pasando de ser un sistema centrado en el cuidado de la persona a uno que busca darles la mayor autonomía posible. Ahora están integrados en la comunidad y tienen planes personales de apoyo en los que ellos participan para definir sus propios objetivos con la ayuda de los monitores y de las familias. -Usted lleva 23 años al frente de Futuro Singular (antes Aprosub), ¿tiene ganas de continuar? A mí este trabajo no me cansa en absoluto, siempre lo he dicho, me apasiona y seguiré mientras mi patronato quiera. Me encanta lo que hago, creo que ayudar a las personas con discapacidad es lo que más me satisface, es mi ilusión de cada día. -¿Las personas con discapacidad intelectual a las que dirigen su atención sufren una mayor discriminación que las personas con otro tipo de discapacidad? Las personas con discapacidad física tienen capacidad cognitiva para poder defenderse, para reclamar y hacer cualquier actividad. Sin embargo, a las personas con discapacidad intelectual, al tener menos capacidad cognitiva, les cuesta más. Ellos se quejan muchas veces porque a estas alturas, sigue habiendo muchas personas que se ríen porque no hablan o no pronuncian bien, porque les ven caras raras, cuando todos somos diferentes y singulares, tengamos o no discapacidad. Y claro que ellos tienen más dificultades para integrarse en la sociedad. -Usted empezó en la asociación por su experiencia personal. ¿Hasta qué punto le cambió la vida tener un hijo con discapacidad? Al principio, no eres consciente ni sabes realmente a lo que te vas a enfrentar. Entiendo que ahora en los hospitales habrá una atención más personalizada. Mi hijo tiene ahora 30 años y cuando nació, no existía nada de eso y todo dependía del médico que te tocara. Te vas dando cuenta poco a poco de las cosas a las que te tienes que enfrentar y de lo que va a ser tu vida, que es una vida como la de cualquiera. Porque también habrá muchas personas sin hijos con discapacidad que hayan tenido más dificultades que yo. La verdad es que yo nunca he sentido que eso me mermara en mi forma de ver la vida. Siempre he sido una persona positiva y cuando tuve a mi hijo seguí siendo una persona positiva. -Pero ¿dejó de trabajar? Sí, porque mi hijo en ese momento necesitaba muchísima atención, pasaba mucho tiempo en hospitales, con terapias. Dejé el trabajo y eso es algo que pasa factura con los años, por ejemplo con las pensiones. Ahora parece que eso se ha resuelto porque las personas que tienen hijos con discapacidad pueden solicitar una baja y siguen cotizando, pero cuando yo lo pregunté en su día, en la Seguridad Social me dijeron «mala suerte». -¿Qué lecciones ha aprendido de su hijo y de la discapacidad en estos años? He aprendido a ser tolerante, ese ha sido el mayor aprendizaje, a ser paciente porque yo antes no lo era, lo quería todo pronto y ya. Mi hijo me ha enseñado a tener paciencia y a tomarme las cosas con tranquilidad, a saber esperar porque tarde o temprano todo llega y no hace falta correr tanto. Además, él me motivó muchísimo para hacer lo que hago. Yo veía las necesidades tan grandes que tenía mi hijo, porque él no habla, hay que darle de comer, ducharlo, todo... y sabía que había que hacer todo lo posible para que las familias en la misma situación consiguieran más calidad de vida para sus hijos. La sociedad tiene que entender que las personas vulnerables tienen que tener su espacio en la sociedad como las demás. No es solo una cuestión de igualdad sino de equidad, que es diferente. -¿Cuál es la principal demanda de las familias y de los usuarios de Futuro Singular a día de hoy? Las familias reclaman más financiación para terapias para sus hijos, porque es verdad que en eso no hay mucho. Hay algunas becas que conceden, pero muchos niños tienen, además de la discapacidad intelectual, otro tipo de discapacidades y todos esos niños requieren terapias para avanzar en su calidad de vida. Las personas con discapacidad piden comprensión y que se les trate igual que a cualquier persona, que no hagan distinciones con ellos. -Cuando los padres se hacen mayores, ¿qué pasa con los hijos? En ese momento, los padres tienen que intentar que su hijo esté en una residencia o un espacio controlado donde conviva con otras personas. Con hombres y mujeres incorporados al mercado laboral, no podemos pretender que los hermanos, como se hacía antes, se hagan cargo de ellos. Suscríbete para seguir leyendo

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