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» Diario Cordoba
Fecha: 13/01/2025 04:36
María Jesús Montero entró al hotel de Sevilla donde oficializó el miércoles su candidatura a la secretaría general del PSOE andaluz con la música a toda leche de Medina Azahara, el grupo de rock cordobés que se está despidiendo de los escenarios en una gira donde lapidarios y humildes reconocen que Todo tiene su fin. Juan Espadas, que ha estado rumiando ese mismo epitafio sobre la finitud de las cosas desde las navidades, acompañó a Montero en la deportiva puesta en escena de su propio relevo y recibió, a cambio, palabras de cariño y agradecimiento al trabajo hecho. La vicepresidenta y ministra de Hacienda eligió para su entrada triunfal -«no he vuelto porque nunca me marché», dijo- los acordes de Andalucía, un tema firmado por Manolo Martínez, el Mazorca, en 1982 que reivindicaba en los albores de la democracia el inicio de un tiempo nuevo. «Es mucho tiempo sin poder hablar y con el silencio nada ocultarás, tienes que empezar a creerte que tu sueño comienza a ser verdad», reza la letra escogida por Montero, ella sabrá por qué. La veterana socialista bendecida por Ferraz (algunos cizañean diciendo que ha sido candidata «a palos») para evitar una guerra interna, parece haber insuflado ánimo en las alicaídas filas de los 40.000 afiliados que tiene la federación andaluza y sembrado ánimo para iniciar la titánica tarea de descabalgar a Juanma Moreno del trono de su mayoría absoluta. Tarea que se fía larga larguísima, porque el horizonte electoral está fijado en 2026. ¡Vete tú a saber qué ha sido de nosotros! De momento, el único cargo que ha dejado Montero por imperativo estatuario ha sido el de vicesecretaria general del PSOE. La cartera de Hacienda, por ejemplo, la seguirá portando y con ella varios marrones pendientes como la negociación de los Presupuestos Generales y un modelo de financiación autonómica en el que encaje «la singularidad» de Cataluña. El PP no ha tenido ni que buscar el flanco débil de su contrincante porque llevaba meses arreándole. El secretario general del PP andaluz, Antonio Repullo, le puso incluso cifras a la queja: «Con ella de ministra Andalucía ha perdido casi 10.000 millones de euros». Los populares confían en que el vigor de la ministra de Hacienda quede acotado a las sedes socialistas, que la marca de Pedro Sánchez, como la que tiene Harry Potter en la frente, juegue en su contra, y que Juanma Moreno no se mueva del centro del tablero empujado por la polarización del mensaje de Montero. De hecho, esa tensión del debate nacional no favorece demasiados a los populares andaluces. Fíjense, por ejemplo, lo que pasó cuando la ministra de Hacienda estuvo al frente de la campaña andaluza en las elecciones generales de junio de 2023: el PSOE obtuvo en Andalucía 1,4 millones de votos (en Córdoba 144.000) frente a los 1,5 millones del PP de Juanma Moreno (170.000 en la provincia), quedando mucho más cerca que en los comicios andaluces, donde los populares obtuvieron los mismos votos, pero los socialistas bajaron hasta los 883.700 (91.000 en Córdoba). A nivel interno, Montero acalla, al menos hasta que forme su nuevo equipo y vuelva el navajeo, las voces críticas (una amalgama de cabreados nutrida por susanistas y exespadistas) que han fracasado en su intento de encontrar un candidato alternativo y propiciar un relevo generacional en el liderazgo del PSOE andaluz. Atrás quedó, dicen que por las cuitas entre Sevilla y Jaén y el temor a (otras) primarias fratricidas, el nombre de Juan Francisco Serrano, alcalde de Bedmar y al que muchos se afanaron en subir prestos a sus redes sociales cuando sonó su nombre. En Córdoba, susanistas como Juan Pablo Durán y Antonio Ruiz (que no ha tardado en pedir el fin de su predecesora) esperan que Montero haga gestos decisivos (más allá de que fuera a Susana Díaz, según dijo, a la primera que llamó para comunicarle su decisión) en un partido que entienden está «roto», mientras Rafi Crespín cruza los dedos para que no le muevan mucho el avispero de aquí al congreso provincial. En una semana de sentimiento andalucista, el presidente Juanma Moreno visitó Córdoba para inaugurar la escultura encargada a José Manuel Belmonte para conmemorar la fecha histórica del 4 de diciembre de 1977. La obra hecha en acero del que se oxida se ha instalado en Las Tendillas, a la sombra del Gran Capitán, y recuerda las movilizaciones históricas de los andaluces que, tras «mucho tiempo sin poder hablar», años de dictadura y miseria, decidieron pedir en las calles «libertad, amnistía y estatuto de autonomía». Al acto fueron todos menos los de Vox. Suscríbete para seguir leyendo
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