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    » Diario Cordoba

    Fecha: 13/01/2025 04:24

    Fui pionera en el uso del teléfono móvil. Pasé olímpicamente de los prejuicios que cualquier innovación suele provocar, de los que, naturalmente, el móvil no se libró. Recordarán ustedes la teoría que le achacaba la formación de tumores cerebrales y otras enfermedades de mayor o menor gravedad, pero vi en él el futuro desde el principio, así que en cuanto pude me compré uno que, desde luego, lejos de producirme ningún mal, me ahorró muchos dolores de cabeza, porque la posibilidad de la comunicación constante con mis hijos (el único móvil que había en la casa era el mío y se lo prestaba a ellos para que pudieran llamarme al fijo o yo a ellos desde éste) me compensó con creces. Muchos de mis amigos me consideraron una friki y una caprichosa; y ahora los veo enganchados y totalmente abducidos por las pantallitas. Claro está que el aparato y sus prestaciones han evolucionado hasta cotas inimaginables. Desde aquellos comienzos de móviles grandes y pesados, con teclas normales y corrientes -¿recuerdan aquel Nokia 5110 que salió en 1998? Se convirtió en el móvil más popular del mundo; todavía lo tengo por ahí, perdido en algún cajón y me viene a las manos cuando menos lo espero- hasta los actuales, en los que llevamos toda nuestra información: cámaras, agendas, correos, cuentas bancarias, archivos, aplicaciones, mensajerías -ay, la mensajería ¡cuánta guerra les está dando a algunos!: si la borran, porque la borran y si no, porque hubiera sido mejor que no lo escribiesen-. Éste es el precio que estamos pagando, el control sobre nosotros, no los tumores cerebrales. Otros artículos de Marisol Salcedo Escenario Reyes Magos Escenario Los siete males Escenario Navidad Continuamente recibimos llamadas para que nos cambiemos de compañía eléctrica o telefónica y, aunque las bloqueemos, se las ingenian para volvernos a llamar desde otro número. La última novedad es una voz femenina que me comunica que he sido seleccionada para un trabajo. Cuando lo comento con alguien me dice que es Inteligencia Artificial. Y digo yo que sí, que será artificial, pero de inteligencia nada de nada; en primer lugar, porque estoy jubilada y en segundo, porque tengo trabajo de sobra. Otra novedad: me llama de mi compañía telefónica un tal Zacarías que, en premio a mi fidelidad me da a elegir entre dos regalos: una freidora de aire y un teléfono móvil peor que el que tengo. Los Reyes me han traído una freidora de aire, así que elijo el móvil. Ya veré lo que hago con él. Lo he recogido y todavía no lo he abierto, por si acaso, porque hay quien dice que es un engaño y que me lo van a cobrar; yo no lo creo, de momento no he pagado nada. La IA podrá inventar lo que sea, pero lo de llamarse Zacarías me parece excesivo. *Académica

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