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» Elterritorio
Fecha: 12/01/2025 13:51
El presidente se posesionó en Venezuela para un tercer mandato consecutivo. Gobernará seis años más con crecientes tensiones diplomáticas y mucho más aislado del mundo domingo 12 de enero de 2025 | 0:45hs. Cuestionado como nunca antes, Maduro asumirá funciones en un contexto cada vez más adverso. Foto: AP “Juro por el histórico, noble y aguerrido pueblo de Venezuela y ante esta Constitución, de la que haré cumplir todos sus mandatos. Inauguro el nuevo período de la paz, la prosperidad y la nueva democracia”, sentenció Nicolás Maduro ante el presidente del Parlamento, el también oficialista Jorge Rodríguez, el pasado viernes ni bien asumió su tercer mandato como primer mandatario. Sin embargo, esta investidura se encuentra profundamente cuestionada, tanto a nivel local como internacional, debido a las denuncias de fraude en las elecciones del año pasado. En su extenso discurso, Maduro abordó algunos de los principales retos y planes para los próximos seis años, entre los que destacó las elecciones internas, el deterioro de sus relaciones diplomáticas, una reforma constitucional, una economía aún inestable y una amenaza directa a la oposición. Unos puntos que serán fundamentales en su tercer mandato. ¿Venezuela cada vez más aislada? “Ahora hay un sentimiento más difundido de falta de legitimidad de Maduro de parte, incluso, de países más afines ideológicamente”, dijo Tiziano Breda, analista senior para América Latina y el Caribe a France 24. El experto cree que las relaciones con países de la región serán más complicadas y retomarlas no será un camino sencillo. Breda recuerda el capítulo ocurrido en 2019, cuando Juan Guaidó se autoproclamó presidente interino. “Hubo un grupo, el de Lima, que lo respaldó, lo hizo Trump desde la Casa Blanca, pero ahora el escenario es diferente”, aclaró. Ahora, según el analista, “nadie va a considerar a Edmundo González como presidente efectivo porque no puede ser juramentado por ningún órgano del Estado y hay poco apetito para repetir el experimento con Guaidó”. La ausencia de los presidentes de países como Brasil, Colombia o México llama mucho la atención, dice Breda, al indicar que esta posesión tuvo menos representantes que en 2019. “Esto refleja la situación en la que se encuentra Maduro”, agregó. Para Breda, con la ceremonia del viernes sólo “oficializa su investidura para ser presidente, pero esto no va a resolver los problemas de legitimidad que dejó esta elección”. Tras estos comicios, Venezuela rompió relaciones diplomáticas con Argentina, Chile, Costa Rica, Panamá, Perú, República Dominicana, Uruguay y Paraguay. Analistas auguraban, antes de su posesión, que Maduro buscaría negociar con la Unión Europea y con Estados Unidos el levantamiento de los bloqueos a Venezuela y al gobierno chavista, al igual que la posibilidad de reactivar la industria petrolera. Pero con las nuevas sanciones anunciadas este viernes por EE. UU., la Unión Europea, Canadá y Reino Unido el escenario sería aún más complicado. Además, hay que tener en cuenta que, de las 930 sanciones impuestas por Estados Unidos y Europa, 765 tuvieron lugar durante la primera Administración de Donald Trump. El interrogante es si en este nuevo período en la Casa Blanca, Trump tome una postura similar con su estrategia de “máxima presión” tal como lo hizo en 2019. Sin embargo, hay dudas de que esto pueda repetirse y el republicano ha dejado claro que sus prioridades en política internacional son otras. Un síntoma de esto es que no mantuvo un encuentro con González cuando realizaba su gira en Estados Unidos, en busca de apoyo. “Que Trump no se haya reunido con él no creo que le haya quitado fuerza. No es un intento de investirse como presidente, sino que es presidente electo y buscaba ese respaldo”, dijo. Sin embargo, en un mensaje publicado en sus redes sociales, Trump mencionó que González Urrutia es el presidente electo de Venezuela y expresó su respaldo a los políticos de oposición. Economía y reforma constitucional “Jorge Rodríguez me dijo que va a convocar a todos los sectores a una gran jornada de diálogo incluyente, unitario para que avancemos juntos hacia una gran reforma constitucional, que democratice a Venezuela una vez más”, expresó Maduro en su investidura. Un anuncio que ya había hecho, pero del que aún se desconocen los detalles. Maduro afirmó que esta reforma apuntará a que “se actualicen los postulados de la Constitución sobre la base de la nueva economía, de la nueva sociedad”. “Tenemos que actualizar esta belleza de 25 años para hacerla mejor, más grande”, agregó. Para el politólogo Piero Trepiccione, con esta reforma “buscaría mantener el poder sin necesidad de un apoyo popular contundente. Además, limitar o restringir la participación política de la oposición”. El experto considera que el objetivo es “blindar los poderes políticos que ostentan el poder para dar un continuismo a la Revolución Bolivariana”. Un proceso de reforma que se iniciaría inmediatamente. “Hoy voy a firmar el decreto para crear la comisión amplia nacional de elaboración del proyecto de reforma constitucional”, anunció Maduro. Otro factor clave para este nuevo período es la economía, que ha experimentado una crisis prolongada marcada por una inflación de tres dígitos. Si bien al cierre de 2024 la inflación fue de un 85%, la más baja de los últimos años tras una hiperinflación, las nuevas sanciones y la ruptura de las relaciones con países de la región podrían afectar sus planes de continuar con la limitada recuperación económica. Sin embargo, aún mantiene el respaldo de sus socios China y Rusia. Sus representantes participaron de la ceremonia de este viernes y ratificaron la victoria de Maduro sobre González Urrutia. Ahora bien, Breda augura que “será mucho más difícil mantener convencidos a sus aliados de que puede mantener el control de la situación”. El rol de la oposición En un confuso escenario de si estuvo o no detenida, María Corina Machado lideró las manifestaciones que se dieron el jueves pasado. Como máxima líder de la oposición, su llamado ha sido a resistir. “La oposición tiene el desafío de mantenerse unida, con una estrategia clara. Deberá elegir qué hará en los próximos procesos electorales, empezando con las elecciones de la Asamblea Nacional”, dijo. En este tiempo, explicó, deberán definir si continúan con las protestas en las calles o seguir en la ruta electoral de la negociación política. Otro punto en la mesa serán las elecciones locales. Maduro afirmó en su alocución que van a convocar a una “mesa de diálogo de política nacional en los próximos días, junto con el Consejo Nacional Electoral para evaluar el cronograma electoral y poner fecha a las elecciones de la Asamblea Nacional, de gobernaciones y alcaldías, consejos municipales y legislativos”. Aunque prefiere que no sean unidas, recomendó que se realicen primero las legislativas para que los nuevos asambleístas puedan asumir a inicios del próximo año. “Sería algo histórico”, mencionó. La oposición, dijo Ana Milagros Porras, tendrá un rol de resistencia, “no sólo de los actores políticos y de las organizaciones, también de la ciudadanía”. Por su parte, Piero Trepiccione aseguró que la oposición parte con un “gran referente” que es su alineación con “ese amplio y legítimo deseo de cambio”, que proviene de la población. “Si continúa en esa línea, junto con liderazgos locales e internacionales, pudiera seguir intentando una salida política al conflicto venezolano”, agregó. Sin embargo, la respuesta de Maduro a las voces críticas ha sido la represión. “Se han dado muchas detenciones, sobre todo de jóvenes, sin ningún tipo de perfil. Únicamente para ejercer terror en la población al acusarlos de terroristas”, dijo Porras. Maduro, en su discurso de investidura, calificó de “traidores de la patria” a quienes respaldan a González y su intento por investirse como presidente. Aunque el gobierno dice que liberó a más de 1.500 presos, de los más de 2.000 que fueron detenidos tras las elecciones del 28 de julio, en los días previos a esta ceremonia hubo una nueva ola de detenciones contra líderes políticos de la oposición. Porras también adelantó que no se podría repetir un escenario similar a lo que ocurrió con Guaidó. “La gente apoyó a González y a María Corina Machado en las urnas, con el voto. Esta es una gesta ciudadana, no un respaldo a un solo político”, agregó. ¿Nueva ola migratoria? Con el inicio de un nuevo mandato de Maduro, la situación migratoria se complica aún más. Principalmente, por el aislamiento regional. “En materia migratoria la diplomacia es importante y debe avanzar para lograr una gestión migratoria eficaz”, dijo María Clara Robayo, investigadora del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario. La experta dijo que no se espera que haya muchos resultados de acuerdos con Venezuela en esta materia por las tensiones con sus vecinos. Además, recordó que las políticas migratorias las manejan los Estados de una forma unilateral “con muy poca coordinación”. Ahora, lamentó, “con estas nuevas tensiones no se espera que haya un cambio”. Robayo mencionó que la migración venezolana ha ido en aumento desde 2015 y que no se ha revertido. Aunque admite que en los dos últimos años bajó la intensidad hacia países vecinos como Colombia, Perú, Chile y Ecuador. “Sin embargo, la migración que busca llegar a EE. UU. por rutas peligrosas ha ido en aumento”, agregó. Con un nuevo mandato de Maduro, la migración venezolana se enfrenta a un futuro incierto, marcado por tensiones regionales y políticas unilaterales podría impulsar a más venezolanos a buscar un futuro fuera de las fronteras de su país. Exsindicalista que llegó de la mano de Chávez Nicolás Maduro, exsindicalista y excanciller, llegó al poder en 2013 después de que Hugo Chávez, el carismático y popular militar que fundó la Revolución Bolivariana, lo designara como sucesor antes de morir. Durante sus seis primeros años como presidente la economía venezolana entró en crisis, el chavismo empezó a mostrar fisuras y la población inició lo que luego fue el éxodo migratorio más grande en la historia de la región. En 2014, la oposición mostró liderazgos fuertes y movilizaciones masivas. En 2015 ganó unas elecciones legislativas. En 2017 volvieron a salir a la calle. Maduro, sin embargo, parecía salir siempre bien parado entre denuncias de represión, escándalos de corrupción y supuestos intentos de magnicidio. En 2018, el mandatario fue reelegido para un segundo mandato con una oposición parcialmente ausente, dividida y debilitada debido a que su gran promesa —sacar a Maduro— se incumplía una y otra vez. Luego, en 2019, llegó la presidencia paralela del opositor Juan Guaidó y las sanciones de Estados Unidos al gobierno, que contribuyeron al empobrecimiento del país y le dieron razones retóricas y simbólicas al chavismo para mantener su ecuación de poder. En estos seis años Maduro, aunque mantuvo restringidas las garantías democráticas, permitió cierta liberalización de la economía y avaló una dolarización de facto que alivió, parcialmente, las penurias de una población con hambre. Corina Machado, la líder opositora que acompaña a Edmundo González Corina Machado es quien arrastra el deseo de los opositores venezolanos. Foto: AP La historia no suele repetirse, pero le encanta rimar, como dijo algún poeta que prefería la exactitud al optimismo. Y allí vamos otra vez, en Venezuela, en esa tierra que lleva décadas jugando al borde del abismo, donde la política es un teatro del absurdo, una tragedia con toques de sainete. Hoy, mientras el mundo mira con más desgano que indignación, lleva adelante su tercera presidencia consecutiva Nicolás Maduro, el hombre que hace de la permanencia en el poder su arte más refinado. Mientras tanto, del otro lado de este juego, aparece la figura de Edmundo González Urrutia, presidente en el exilio, una especie de presidente electo por default, que parece más un actor secundario que un protagonista. Y entonces, el eco de la historia se vuelve ensordecedor: ¿es esto el “Cámpora al gobierno, Perón al poder” de la Venezuela del siglo XXI? González Urrutia, el supuesto ganador de unas elecciones cuestionadas hasta el hartazgo, aparece como el presidente “puente”. Desde la clandestinidad, graba videos con tonos grandilocuentes y discursos que intentan ser incendiarios pero que terminan siendo humo. Habla de “la voluntad de ocho millones de venezolanos” como si fueran legión, pero su verdadera fuerza parece estar en ser el interlocutor de una figura mucho más potente: María Corina Machado. María Corina Machado no necesita presentaciones en el escenario político venezolano. Es una mujer de verbo afilado y estrategias contundentes, que encarna la oposición dura a Nicolás Maduro desde hace años. Su capital político, alimentado por su discurso directo y por la desesperación de millones de venezolanos, la convirtió en una especie de salvadora de facto. Si González Urrutia tiene algo de poder, es porque Machado se lo presta. Si su discurso resuena, es porque ella lo amplifica. La relación entre ambos es un enigma disfrazado de alianza. Machado no hizo un esfuerzo por desmarcarse, pero tampoco parece dispuesta a cargar con González Urrutia por mucho tiempo. Es una dinámica de conveniencia: él le sirve para mantener una cierta legalidad frente a la comunidad internacional, mientras ella se reserva el derecho de aparecer cuando las condiciones sean propicias. Pero si en Argentina la historia de Cámpora y Perón tuvo su clímax y su desenlace, el drama venezolano parece atrapado en un bucle infinito. Nicolás Maduro sigue allí, desafiando el paso del tiempo y la lógica, mientras el país se hunde en la miseria y la desesperación. La oposición, por su parte, sigue dividiéndose entre los que prefieren las estratégias institucionales y los que apuestan por un cambio radical. González Urrutia podría ser el hombre que firme su renuncia en favor de Machado, pero el camino está lejos de estar claro. Venezuela, al igual que Argentina en los años 70, está atrapada en un juego de poder donde los nombres cambian, pero las dinámicas se mantienen. Y mientras tanto, los verdaderos protagonistas de esta tragedia, los millones de venezolanos que sueñan con un país distinto, siguen esperando que alguien los saque del laberinto. En el medio, el conflicto con el gendarme argentino detenido En medio de la polémica por la falta de actas que demuestren claramente los resultados electorales, Nicolás Maduro asumió el mando de su tercer período como presidente de Venezuela. La proclamación de Maduro tiene en vilo a los organismos internacionales, que reclaman por la inestable situación política del país y una gran cantidad de presos políticos, tanto locales como extranjeros. Entre estos últimos está el gendarme argentino Nahuel Gallo, quien fue detenido el pasado 8 de diciembre, cuando viajó a Venezuela para visitar a su familia. La Cancillería argentina y el Ministerio de Seguridad rechazaron la detención “arbitraria e injustificada” de Gallo. “Pese a la naturaleza estrictamente personal de su visita, fue detenido de manera inmediata, sin motivo legítimo alguno y en abierta violación de sus derechos fundamentales”, publicó la Cancillería el 13 de diciembre, cinco días después de la detención del gendarme. En tanto, en una entrevista con el sitio Infobae, el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, dijo que “el gendarme argentino ingresó de manera ilegal a Venezuela, sin siquiera respetar lo mínimo en lo que a formalidad implica que un agente de seguridad visite una nación”. Además, indicó: “Las extracciones telefónicas realizadas al gendarme argentino han revelado su participación en acciones conspirativas contra la paz republicana. Por lo tanto, está procesado”. Días más tarde, el propio Nicolás Maduro se expresó sobre la controversia en torno al gendarme argentino. “Ellos venían desde el sur de América con planes específicos para intentar atentar contra Delcy”, señaló el mandatario en referencia a Delcy Rodríguez, vicepresidenta del país. Y agregó: “Es mentira que tenía una novia acá o una amante. Ese señor tiene su esposa y su familia allá en la Argentina. Indirectamente, el gobierno argentino está involucrado en los planes violentos de atentar contra la paz de Venezuela. Bullrich le contestó: “Tus mentiras no te van a salvar. Acusar sin pruebas a Nahuel Gallo de un complot ridículo solo expone la desesperación de tu régimen asesino, que está llegando a su fin”. La última comunicación de Gallo fue una llamada a su esposa desde el teléfono de un taxista, informando que lo llevaban a una segunda “entrevista”. Desde entonces, se desconoce su paradero exacto.
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