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Parana » La Nota Digital
Fecha: 12/01/2025 13:50
Los datos de la OCDE publicados en 2019 revelan que algunos de los países con mayor proporción de empleados públicos en relación con su población activa son también los que disfrutan de los estándares de vida más altos. El peso de los empleados públicos en las economías modernas suele ser objeto de debate, especialmente en países como Uruguay, donde representan aproximadamente el 18% del total de los trabajadores. A menudo se argumenta que los países más ricos son aquellos con menor intervención estatal y, por ende, menos empleados públicos. Sin embargo, esta idea es errónea y contradice la evidencia empírica. Los datos de la OCDE publicados en 2019 revelan que algunos de los países con mayor proporción de empleados públicos en relación con su población activa son también los que disfrutan de los estándares de vida más altos. En el norte de Europa, por ejemplo, Noruega lidera con un 30,69% de empleados públicos, seguido por Suecia con un 28,66% y Dinamarca con un 27,61%. Finlandia registra un 24,24% y Estonia un 22,70%. Estas naciones, conocidas por sus sistemas de salud y educación de excelencia, son ejemplos paradigmáticos de cómo una administración pública robusta puede ser sinónimo de éxito económico y social. Islandia también destaca en este grupo con un 24,95%. Francia, con un 21,23%, y Canadá, con un 19,87%, también figuran entre los países con alta proporción de empleados públicos, reflejando el peso del sector estatal en economías avanzadas. Otros países como Letonia (19,61%), Israel (19,58%), Hungría (18,86%) y Bélgica (18,29%) están en niveles similares o superiores al promedio de la OCDE, que se sitúa en un 17,91%. Uruguay, con su 18%, se encuentra en esta misma línea, reforzando la idea de que un estado activo no implica necesariamente ineficiencia o retraso económico. En España, el sector público representa cerca del 15,58% de los trabajadores, una cifra cercana al promedio de los países de la OCDE. En comparación, Grecia (16,65%), Reino Unido (15,98%) y Portugal (14,07%) tienen cifras ligeramente superiores o inferiores. Más abajo en la lista aparecen países como Estados Unidos e Irlanda, ambos con un 14,91%, e Italia con un 13,21%. Finalmente, los países con menor proporción de empleados públicos incluyen a Turquía (13,06%), México (12,50%), Países Bajos (11,71%), Alemania (10,63%), Suiza (10,15%), Corea del Sur (8,13%) y Japón, que cierra la lista con un 5,89%. En contraste, voces como las del economista argentino Javier Milei promueven la reducción drástica del sector público bajo el argumento de que esto impulsaría el crecimiento económico. Sin embargo, basta con observar los resultados de los países nórdicos para refutar esta teoría. Con una alta proporción de empleados públicos, estas naciones lideran los rankings globales en calidad de vida, igualdad y desarrollo humano, mostrando que el tamaño del estado no es el problema, sino su eficiencia y capacidad de gestión. En definitiva, los datos y la experiencia internacional demuestran que no hay una correlación directa entre el éxito económico y el peso del sector público. Más bien, son las políticas integrales y una gestión eficiente las que determinan el bienestar de una nación. El desafío no radica en reducir el estado, sino en hacerlo funcionar de manera óptima, como lo han logrado países como Noruega y Suecia. (*) Especial para Crónicas del Este
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