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» Elterritorio
Fecha: 12/01/2025 13:42
El gesto de generosidad de Bartola Zarza (76), que empezó hace dos años, llegó a los corazones de toda la comunidad domingo 12 de enero de 2025 | 6:05hs. Mamá Tola tuvo doce hijos, pero adoptó a todos los chicos del barrio. En el barrio San Isidro de Posadas, una figura se ganó el cariño y respeto de todos sus vecinos. Se trata de Bartola Zarza, o Mamá Tola, como la llaman con afecto los chicos y grandes del barrio. Con 76 años se convirtió en una abuela para toda la comunidad, especialmente para los niños, a quienes dedica su tiempo y esfuerzo con meriendas, juguetes y por encima de todo, su amor incondicional. La historia de Mamá Tola comenzó hace más de dos años, cuando decidió poner en marcha una de sus más grandes ilusiones: ayudar a los niños de su barrio. “Yo soy de hacer pan casero siempre para mis hijos y a veces los chicos de los vecinos se quedaban a comer en mi casa. Yo les preparaba tereré, mate, y compartíamos todos juntos”, recordó con cariño. A lo largo de los años, la idea de brindar algo más a los más pequeños fue tomando forma en su corazón. Mencionó además que siempre decía que le gustaría tener un salón recreativo infantil. Pero la vida, como suele ocurrir, trajo consigo nuevas realidades. Con doce hijos que ya tienen su propia familia y tras mudarse a San Isidro hace tres años, Mamá Tola se encontró con una nueva oportunidad de cumplir su sueño, aunque sin esperar ninguna ayuda externa. “No pido ayuda a nadie, lo hago con lo que tengo. A veces me ayuda alguno de mis hijos, pero no les pido nada, todo lo hago con lo que me alcanza”. Es así, que lo que comenzó como una pequeña iniciativa se transformó en un evento mensual que congrega a más de 200 niños. Cada fin de mes organiza un refrigerio para los chicos de la zona. “Cuando hace frío hago chocolate con medialunas, y cuando hace calor les doy gaseosa y picolés. Siempre trato de darles lo mejor. También aprovecho para hablarles de valores. Les hablo de la palabra de Dios, porque hoy en día los chicos aprenden muchas cosas malas y quiero que ellos crezcan con algo bueno”. A lo largo de estos dos años, Mamá Tola creó un ambiente de calidez y comunidad. “La plaza de los niños”, como ella la llama, es el lugar donde los chicos se reúnen para disfrutar de la merienda, juegos, globos y hasta regalos en el Día del Niño. Su labor no pasó desapercibida y su esfuerzo fue reconocido por la comunidad. De hecho, hace poco recibió una distinción del Concejo Deliberante de Posadas en reconocimiento a su labor solidaria. “Cuando ellos me abrazan me siento feliz porque sé que les estoy dando algo que a veces no tienen en su casa: amor y atención”, reconoció. Aunque este gesto tan generoso alcanzó los corazones de todos en el barrio, lo que más emociona a Mamá Tola es la repercusión que su historia tuvo fuera de Posadas. A pesar de que actualmente se toma un descanso debido al calor, Mamá Tola tiene claro que su labor continuará. “En marzo volvemos con los chicos. Dios me dio salud y eso es lo que quiero, seguir ayudando”. La historia de Mamá Tola es un testimonio de cómo la generosidad y el amor desinteresado pueden cambiar vidas. En San Isidro, Mamá Tola no sólo es una madre, sino también un ejemplo de esperanza y humanidad para todos los que la rodean. Compartí esta nota:
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