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» Diario Cordoba
Fecha: 11/01/2025 17:36
Quienes repiten que los silencios comunican más que los sonidos se equivocan, mienten o están de broma. Si algo ha quedado claro en el embarque de la princesa Leonor en el buque escuela de la Armada española, Juan Sebastián de Elcano, en su XCVII crucero de instrucción es que las palabras, los gritos, los ruidos y la música, unidos sin aparente orden, forman una ópera que da sentido, significado y hasta belleza a cualquier evento. Ya fuera en forma de “¡Vivas!” a los reyes de España, Felipe VI y doña Letizia; de murmullos y alabanzas hacia la propia princesa Leonor o de abucheos a la ministra de Defensa, Margarita Robles, el muelle de Cádiz se convirtió en la mañana de este sábado en un concierto a múltiples voces con la guardiamarina Borbón como gran protagonista. Aunque el sonido que se escuchara siempre que se preguntaba por ella era “es una más”. Los actos comenzaron a las nueve de la mañana, bajo el manto de una fría niebla. A esa hora, los guardiamarinas acudían hasta la cercana parroquia de Santo Domingo para iniciar el traslado de La Galeona al buque-escuela. Tras ser recibidos en la iglesia, los caballeros y damas guardiamarinas portaron la imagen de la Virgen en procesión, con acompañamiento de la banda de música del Tercio Sur y el repique de las campanas, hasta el Elcano. La megafonía del buque-escuela comenzó a anunciar la presencia de los oficiales del barco cuando la procesión se acerca al barco. Si por algo se caracterizan este tipo de actos es por la gran cantidad de autoridades, civiles y militares, que acuden. Sobre todo, cuando hay presencia de los reyes. Entre los asistentes estaban el Jemad, el almirante Teodoro López Calderón; el Jefe del Estado Mayor de la Armada, el almirante Antonio Piñeiro; el Almirante de la Flota, Eugenio Díaz del Río, y el Almirante de Acción Marítima, Victoriano Gilabert, que, curiosamente, había sido anteriormente comandante del Elcano. Entre las autoridades civiles había representantes de prácticamente todas las instituciones. Eso sí, al barco subieron únicamente el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández; el alcalde de Cádiz, Bruno García; y el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. Los aplausos que recibía Moreno Bonilla fueron otro de los sonidos del día. Como fue un sonido recurrente, siguiendo la estela del día anterior, el estentóreo “guapa” que resonó en el muelle de Cádiz cuando la princesa Leonor, con su impecable chaqueta de 14 botones, ascendía por la pasarela del Juan Sebastián de Elcano. Algún rezagado, ante el paso de otra guardiamarina, repetía los gritos sin encontrar mucho acompañamiento. Cada maniobra del barco, antes, durante y después del embarque de los Reyes, iba subrayado por el sonido del chifle del contramaestre, que iba marcando el ritmo. El crujido de las amarras con el movimiento del barco remarcaba la trascendencia del momento. La princesa Leonor embarca en el buque Juan Sebastián Elcano. / EFE Salvas para los reyes, gritos para la ministra de Defensa Sobre las 11 de la mañana, llegaron los reyes de España, Don Felipe y Doña Letizia, al muelle gaditano. En las toldillas estaban presentes miembros de la tripulación como señal de respeto. Más sonidos, siete “’viva el rey” y 21 salvas de cañones cuando Sus Majestades embarcaron. El saludo a la princesa Leonor, que estaba situada a babor, quedó a salvo de las cámaras. Minutos después, con un notable retraso a causa de la niebla (su vuelo tuvo que ser desviado de Rota a Morón, en Sevilla), llegaba la ministra de Defensa, Margarita Robles. Y fue la protagonista involuntaria de otro de los sonidos del día: un sonorísimo abucheo cuando ascendió a la cubierta del Juan Sebastián de Elcano. La escena se repetía minutos después, cuando los reyes volvieron a descender recibieron una petalada de vivas y aplausos; cuando lo hizo la ministra, chaparrón de pitidos. En el muelle, cerca del barco, Felipe VI y doña Letizia, en su doble condición de reyes y de padres de una dama guardiamarina, escuchaban la oración del piloto y la Salve Marinera antes de que el barco abandonara poco a poco el muelle gaditano. Con la estampa del Juan Sebastián de Elcano alejándose, los reyes, la ministra y el resto de autoridades se embarcaron en el ‘Audaz’ para acompañarlo. Curiosamente, en parte del recorrido de la ministra al buque, el sonido de los abucheos mudó por el de “Margarita, ¿una foto?” mientras algunos ciudadanos le estrechaban la mano. En declaraciones posteriores, la titular de Defensa restó importancia a los gritos. Poco después, el muelle de Cádiz quedaba, con su trajín habitual de sábado, mudo de toda importancia. La princesa Leonor, “una más” Como ya habrá leído, la princesa comparte viaje con otros 75 guardiamarinas (entre ellos, siete mujeres). Antes de partir con el Juan Sebastián de Elcano rumbo a Canarias primeros y a las Américas después, tuvieron un último momento para despedirse, en tierra, de sus familias. Cada uno tenía una historia diferente, unas expectativas propias y una sonrisa particular antes de afrontar el viaje, pero idéntica respuesta cuando se les preguntaba por la presencia de la princesa Leonor, la guardiamarina Borbón. “Es una más”. Las tres palabras eran repetidas por los caballeros y damas guardiamarinas cada vez que alguno de los periodistas desplegados en el muelle de Cádiz les inquiría. Todo el revuelo formado antes y durante el embarque demostraba que no era así. Uno de los guardiamarinas que tenía más próxima a los suyos era José Manuel Rendón, que abrazaba en el muelle a su madre, su padre, su tía, sus abuelas. Aprovechaba porque ya sabe que lo más duro de la travesía es “estar lejos de la familia”. Lo sabe bien porque su primo estuvo anteriormente en el propio buque escuela, aunque cuando él tomó la decisión de embarcarse “nos sorprendimos en la familia”, como afirma su madre, Pilar, que integraba la emoción del momento “con la preparación tan dura que tienen”, y la pena de la marcha. El guardiamarina Rendón se mostraba con ganas de comenzar ya “con el trabajo, las clases y las guardias”. Igual de ilusionada lucía la dama guardiamarina Teresa Pampín, una de las ocho que integra la dotación de este crucero de instrucción. Ella es miembro de una familia militar y estaba expectante por comenzar a pisar nuevos puertos y seguir formándose. “Llevamos un año mentalizándonos”, resumía. Tanto ella, como Candón, como a cualquiera de los guardiamarinas que se les preguntaba ofrecían la misma respuesta sobre la princesa Leonor, “es una más”, con independencia de la pregunta que se formulara. Padres e hijos en el barco además de la princesa Leonor La princesa Leonor no era la única componente de la dotación del Juan Sebastián de Elcano que podía presumir de que su padre también había estado embarcado. En el muelle gaditano estaba presente Cipriano Arribas, que durante seis años había formado parte de la tripulación del buque escuela y que este sábado despedía a su hijo en el muelle. Arribas permaneció embarcado seis años, tres como cabo primero y tres como contramaestre en la mesana. En el año 1983 acabó su trabajo en el bergantín goleta, aunque no su vínculo, vivo hasta hoy. “A mi hijo le he dicho que tenga mucha paciencia y que no discuta mucho, que seis meses se hacen muy largos”. Arribas admite que el viaje es duro porque “te pasas mucho tiempo sin ver a la familia”, pero que las cosas han mejorado bastante. “Estuve en una visita hace poco y ahora tienen más comodidades, por no hablar de que con la tecnología están muchos más comunicados con los suyos, algo que se agradece”, comparte. Él también compartió viaje con un miembro de la familia real Concretamente, con Don Juan de Borbón, que los acompañó en una travesía de 40 días entre Acapulco (México) y Hawaii (Estados Unidos). Además, coincidió en varios actos con el rey emérito, Juan Carlos I. Nueve países y 13 puertos El viaje que ha comenzado este sábado la Princesa Leonor se prolongará seis meses. El crucero de instrucción número 97 se dará por concluido el 21 de julio de 2025 cuando el bergantín-goleta vuelva a tocar el puerto de Cádiz. Hay que recordar que si dentro de la embarcación doña Leonor es la guardiamarina Borbón, en tierra será la Princesa de Asturias, por lo que a su misión formativa tendrá que añadir el componente diplomático de las visitas. Durante el trayecto, se visitarán nueve países y se tocarán 13 puertos (si añadimos la parada final de Cádiz, se llega a 14 y se previene la superstición). Si no hay ninguna incidencia, el próximo viernes la embarcación llegará a Santa Cruz de Tenerife, en la primera de las dos paradas previstas en las Islas Canarias. El viaje se completa con las siguientes escalas: Santa Cruz de Tenerife (17 de enero) (17 de enero) Las Palmas de Gran Canaria (21 de enero) (21 de enero) Salvador de Bahía (Brasil, 14 de febrero) (Brasil, 14 de febrero) Montevideo (Uruguay, 5 de marzo) (Uruguay, 5 de marzo) Punta Arenas (Chile, 20 de marzo) (Chile, 20 de marzo) Valparaíso (Chile, 4 de abril) (Chile, 4 de abril) El Callao (Perú, 17 de abril) (Perú, 17 de abril) Ciudad de Panamá (Panamá, 3 de mayo) (Panamá, 3 de mayo) Cartagena de Indias (Colombia, 9 de mayo) (Colombia, 9 de mayo) Santo Domingo (República Dominicana, 19 de mayo) (República Dominicana, 19 de mayo) Nueva York (Estados Unidos, 5 de junio) (Estados Unidos, 5 de junio) Gijón (3 de julio) (3 de julio) El Ferrol (9 de julio) (9 de julio) Marín (Pontevedra, 14 de julio) (Pontevedra, 14 de julio) Cádiz (21 de julio). Ahora bien, la travesía de la princesa llegará hasta Nueva York. En la ciudad, la guardiamarina volverá a España en avión para integrarse, durante otro mes, en la tripulación de una fragata de la Armada. Completará de este modo su formación en este ejército antes de integrarse en la academia del Ejército del Aire de San Javier (Murcia).
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