Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • Colman Domingo: "En cuanto un actor se cree los elogios que le dedican, está perdido"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 11/01/2025 11:23

    Colman Domingo (Filadelfia, 1969) ha tardado más de lo habitual en obtener el reconocimiento internacional. Intérprete, dramaturgo y director teatral desde hace 30 años, empezó a asomarse en la pantalla grande encarnando papeles escuetos para directores como Spike Lee y Steven Spielberg antes de darse a conocer en la pequeña gracias a ‘Fear the walking dead’, y desde entonces ha obtenido tanto alabanzas rotundas por su trabajo en películas como ‘El blues de Beale Street’ (2018) y ‘El color púrpura’ (2024) como un premio Emmy por su participación en la serie ‘Euphoria’. Ahora, solo un año después de convertirse en el primer intérprete negro homosexual de la historia en ser nominado al Oscar en la categoría de mejor actor, gracias al retrato del activista Bayard Rustin que ofreció en el biopic ‘Rustin’ (2023), tiene muchas posibilidades de repetir ese hito en virtud del estupendo trabajo que ofrece en su nuevo largometraje, ‘Las vidas de Sing Sing’, drama basado en un programa de rehabilitación a través del teatro que funciona desde hace años en la prisión de máxima seguridad de Sin Sing, en Nueva York, y que permite a los internos hallar en el arte una vía de transformación personal. Su interpretación ya lo dejó a las puertas de ganar el Globo de Oro hace unos días. Además de protagonizar ‘Las vidas de Sing Sing’, también es uno de sus productores ejecutivos. ¿Qué atrajo su implicación en la película? Quiero trabajar en proyectos que tengan un verdadero propósito. Desde joven he querido usar mi trabajo para provocar un impacto cultural y marcar una diferencia. Creo que tengo un don, el don de contar historias, y quiero usarlo eficazmente. Me siento muy conectado con la historia que esta película cuenta, porque soy un hombre negro, y a causa del color de mi piel mañana mismo podría ser acusado injustamente de un crimen y ser encerrado en la cárcel. Me pareció esencial demostrar que hay personas en prisión que se hacen responsables de sus actos, y que están dispuestas a hacer cuanto haga falta para sanarse y rehabilitarse, a pesar de que esos centros de ningún modo se lo ponen fácil. ¿Diría que, en parte, la película es una crítica al sistema penitenciario de Estados Unidos? Inevitablemente. Su rodaje tuvo lugar entre varias cárceles, y pude experimentar de primera mano qué se siente al permanecer en una celda. Allí dentro no corre el aire, se hace difícil respirar, y estoy seguro de que es algo deliberado. Ninguna persona, sea cual sea el delito que haya cometido, debería ser encerrada en lugares como esos; ese tipo de encierro es inhumano, y no creo que ayude a nadie a rehabilitarse. En cualquier caso, yo no consideraría ‘Las vidas de Sing Sing’ como una película penitenciaria, porque no maneja ninguno de los clichés consustanciales al género; no incluye escenas de apuñalamientos en los pasillos, ni de violaciones en las duchas. Es una película sobre el poder curativo y transformador del arte. ¿De verdad cree que el arte puede cambiar el mundo? Por supuesto. De entrada, el teatro ofrece a presos como los que retrata la película una herramienta terapéutica que de otra forma no tendrían, pero no solo eso. Si hubiera más arte en los colegios, si muchos jóvenes hubieran dispuesto de un instrumento como el teatro o alguna otra disciplina artística para trabajar sus emociones y sus traumas cuando se estaban formando como personas, es muy probable que no hubieran acabado en la cárcel. Y si el arte puede cambiarlos a ellos, eso significa que también puede cambiar sus familias y sus comunidades. Yo mismo le debo lo que soy al arte, porque el teatro extrajo de mí una vulnerabilidad y un coraje que me resultan esenciales para enfrentarme al mundo. "En nuestro mundo existe la idea de que los hombres, y especialmente los hombres negros, no pueden transmitirse amor y cariño los unos a los otros" Precisamente, ‘Las vidas de Sing Sing’ muestra una vulnerabilidad y una ternura que no son habituales en el cine sobre prisiones y convictos. Lo reconozcamos o no, todos nosotros tenemos muchos prejuicios contra la gente que ha sido encarcelada. Y por eso nosotros hemos querido enfatizar la humanidad y la capacidad de superación que esas personas demuestran pese a estar encerradas un lugares terribles. El programa RTA les ofrece la oportunidad de destruir los estereotipos con los que han tenido que cargar toda su vida. En nuestro mundo existe la idea de que los hombres, y especialmente los hombres negros, no pueden ser frágiles, ni tiernos, ni sensibles, y no pueden transmitirse amor y cariño los unos a los otros. La película demuestra que esa masculinidad tóxica no hace más que daño, a nosotros mismos y a nuestro entorno. Creo que retratar la ternura de hombres negros heterosexuales es un acto radical. Usted ya llevaba trabajando varias décadas cuando le llegaron el éxito internacional y su primera nominación al Oscar. ¿Cómo valora la evolución de su carrera? Tengo 55 años, y llevo más de la mitad de mi vida escribiendo, dirigiendo y protagonizando obras de teatro. Durante años, mientras lo hacía, tuve que trabajar como camarero para ganarme la vida, y en 2015 estuve a punto de abandonar la interpretación porque no veía futuro en ella. Pero nunca he pedido favores a nadie ni esperado a que nadie me llamara, estaba demasiado ocupado creando mi propio trabajo, escribiendo y actuando sin importarme cuántos espectadores vendrían a verme. Que ahora haya tantos ojos puestos en mí me provoca una gran alegría, claro. Y siento que es bueno que el éxito me haya llegado a estas alturas, cuando he vivido lo suficiente como para no tomarme a mí mismo demasiado en serio. En cuanto un actor se cree los elogios que le dedican, está perdido. La fama lo ha convertido en un icono de la moda y en un referente para la comunidad LGTBI. ¿Qué opina al respecto? La moda me encanta. Cuando paseo por una alfombra roja o acudo a algún evento, sé que todas las miradas están posadas en mí y me visto en consonancia. Es una parte de mi trabajo que disfruto mucho. Y si soy inspirador para algún miembro de la comunidad LGTBI, me alegro. Llevo fuera del armario desde el principio de mi carrera, ser gay nunca me causó vergüenza, y nunca se la causó a mi familia. Si alguna de las personas con las que he trabajado a lo largo de mi vida tuvo algún problema con mi sexualidad, no me lo hizo saber. Dicho esto, me resulta algo desconcertante que se valore la valentía y se dediquen honores a quienes deciden salir del armario tras pasar mucho tiempo dentro de él. ¿Qué hay de la valentía de aquellos que nunca nos escondimos?

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por