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  • El lado humano de un árbitro: gestión del estrés, toma de rápidas decisiones bajo presión y convivencia con la crítica

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 11/01/2025 02:36

    Los clásicos suelen ser partidos llenos de tensión y el rol del árbitro suele ser clave (Foto Luis ROBAYO / AFP) Hace rato que el fútbol dejó de ser únicamente una disciplina deportiva para convertirse en un fenómeno económico, social y político. En este contexto, el árbitro también se vio absorbido por esta realidad compleja. El arbitraje en el fútbol, aunque tradicionalmente visto como un rol técnico y reglamentario, está muy lejos de ser una tarea sencilla. Detrás de cada decisión tomada en el campo, se encuentra un ser humano enfrentando enormes desafíos emocionales, dilemas éticos complejos y la constante presión de tomar decisiones que no solo afectan el resultado del juego, sino también las emociones de millones de aficionados, su futuro deportivo y la ilusión de una posibilidad mayor. Las emociones en el arbitraje: el corazón del partido Un árbitro, aunque entrenado para mantener la calma, no está exento de las emociones intensas que se generan en un partido. Basta solo con imaginar un clásico lleno de tensión, donde un gol en el último minuto podría definir el campeonato o un descenso de categoría. En ese momento, el árbitro debe mantener el control de su mente en medio de los gritos ensordecedores, los jugadores reclamando y la atmósfera cargada de pasión. Por ejemplo, un partido como fue la final del Mundial de 2022 entre Argentina y Francia, donde la intensidad emocional no solo fue alta para los jugadores, sino también para los árbitros. Cada decisión era crucial y los árbitros no solo enfrentan el desafío técnico, sino que también deben lidiar con la adrenalina, la duda y la necesidad de transmitir autoridad, calma y justicia deportiva. La final del último Mundial, un partido cargado de tensión (AP Photo/Thanassis Stavrakis) La preparación invisible: cómo se entrena un árbitro física y mentalmente para gestionar partidos de alta intensidad El público suele ignorar el esfuerzo que implica el trabajo de un árbitro, quien debe recorrer entre 9 y 12 kilómetros durante un partido promedio, y a menudo en intervalos de alta intensidad. Para lograrlo, los árbitros de élite deben tener una condición física comparable a la de los jugadores profesionales. Una apertura constante al aprendizaje y a la actualización que emana el legislador. Además, deben ubicarse en el lugar exacto para observar cada jugada. En la final del Mundial 2018, el árbitro Néstor Pitana recorrió más de 11 kilómetros, mientras gestionaba la tensión de un partido de tal magnitud. Esto requiere un entrenamiento específico que combina trabajo físico con simulaciones de juego y análisis detallado de situaciones. Mentalmente, los árbitros también entrenan su capacidad de concentración, control emocional y manejo del estrés. Muchos recurren a psicólogos o coaching deportivos que les enseñan técnicas como la visualización, una herramienta clave para anticiparse a las situaciones críticas del partido. Si un árbitro no sabe cómo manejar sus emociones, un error podría convertirse en una espiral de presión, que se puede saber cómo empieza, pero no cómo termina. Néstor Pitana en la final del Mundial de Rusia disputada entre Francia y Croacia (Foto REUTERS/Dylan Martínez) Los dilemas éticos: decisiones polémicas y cómo enfrentan las críticas cuando la repetición en cámara lenta muestra algo diferente El arbitraje no solo se basa en aplicar reglas; se trata de interpretar situaciones en fracciones de segundo. Esto a menudo lleva a decisiones polémicas que, cuando se analizan en cámara lenta, pueden parecer erróneas. El célebre gol de “la Mano de Dios” de Diego Armando Maradona contra Inglaterra en el Mundial de 1986 es un claro ejemplo. El árbitro tunecino Ali Bin Nasser validó el gol porque, desde su ángulo, parecía legítimo. Años después, explicó que la falta de tecnología en ese entonces lo obligó a confiar en su intuición y en sus asistentes. Esta situación ilustra cómo los árbitros se enfrentan a dilemas éticos, ya que las decisiones no siempre son claras y, a menudo, son objeto de análisis años después. El gol de Maradona con "la mano de Dios" en México 86 frente a Inglaterra (AP Photo/El Grafico, Buenos Aires, File) La presión social: manejar insultos, expectativas desmesuradas y hasta amenazas en el campo y fuera de él El árbitro no solo debe lidiar con los jugadores, sino también con millones de espectadores que lo observan y juzgan en momentos de tensión y pura pasión. Esta presión social no termina al final del partido; a menudo persiste en redes sociales e incluso con amenazas de muerte. El árbitro de Países Bajos Björn Kuipers confesó haber recibido amenazas de muerte tras un partido de la UEFA Champions League, lo que demuestra la fortaleza emocional que se requiere para lidiar con la crítica y la agresión hacia su figura. En el ámbito amateur, esta presión también se experimenta, y muchos árbitros jóvenes abandonan la profesión debido a insultos y agresiones físicas por parte de jugadores, entrenadores y del público, que no saben cómo sobrellevarlas. El árbitro Björn Kuipers junto a Jordan Pickford y Gianluigi Donnarumma durante la final de la Eurocopa 2020 entre Inglaterra e Italia (Foto REUTERS/Laurence Griffiths) Tecnología y arbitraje: cómo el VAR está cambiando la dinámica y el rol del árbitro principal La introducción del VAR (Asistencia Arbitral por Video) transformó el fútbol y la percepción del arbitraje. Aunque esta tecnología ayuda a reducir los errores evidentes, también generó debates. En la final del Mundial 2018 entre Francia y Croacia, el VAR se utilizó para revisar un penal. Aunque la tecnología confirmó que la decisión fue correcta, muchos argumentaron que la interrupción afectó el flujo del juego. Esto muestra cómo el VAR complementa la autoridad del árbitro, pero también aumenta la presión sobre su credibilidad. Pierluigi Collina, uno de los mejores árbitros de la historia (Foto EFE/Enric Fontcuberta) Lecciones de vida: lo que cualquier persona puede aprender del arbitraje El arbitraje enseña habilidades que van más allá del deporte. La toma de decisiones rápidas y la gestión del estrés son esenciales. Un árbitro que comete un error durante un partido debe ser capaz de dejarlo atrás y concentrarse en lo que sigue, sin quedarse atrapado en la falla. La resiliencia es otra lección fundamental. Pierluigi Collina, considerado uno de los mejores árbitros de todos los tiempos, enfrentó críticas y errores a lo largo de su carrera. Sin embargo, su capacidad para aprender de cada experiencia y mantener la calma lo convirtió en un ícono del arbitraje. Además, los árbitros aprenden a gestionar conflictos en tiempo real, mediando entre jugadores, directores técnicos, dirigentes y con puntos de vista opuestos. El árbitro enfrenta en cada partido enormes desafíos emocionales, dilemas éticos complejos y la constante presión de tomar decisiones. En la foto, el colombiano Wilmar Roldán Reconociendo la complejidad del arbitraje El arbitraje, al igual que la vida misma, exige preparación, intuición y un control emocional impecable para enfrentar desafíos impredecibles. A menudo es una labor invisibilizada y, en muchas ocasiones, injustamente criticada. La introducción de la tecnología en el fútbol moderno puso de manifiesto la complejidad del arbitraje. Si bien redujo los errores, también incrementó la presión sobre los árbitros. Hoy en día, sus decisiones son analizadas a través de cámaras, ángulos y velocidades por millones de espectadores y que esperan una perfección inalcanzable. Sin embargo, estas herramientas no reducen la carga emocional, ni el grado de aciertos técnicos y disciplinarios; las amplifica, exigiendo a los árbitros un nivel de impecabilidad que, como seres humanos, les es imposible alcanzar, pues son expuestos a aciertos y errores. “Solamente un árbitro puede entender a otro árbitro”.

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