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» Diario Cordoba
Fecha: 10/01/2025 19:28
En el día de la toma de posesión sobre la presidencia de Venezuela, saltan las alarmas y crece la expectación ante los continuados atropellos a las libertades en este país y el incomprensible silencio y puesta de perfil de numerosos dirigentes, más pendientes de afinidades ideológicas que de la falta de legitimidad democrática del narco régimen de Nicolás Maduro. Sí, ya sabemos que no es nada nuevo y que lo mismo se podría decir de otros muchos Estados. Pero hoy nuestra reflexión se detiene en la llamada cariñosamente «octava isla», recordando que hay más de 1 millón de personas de origen canario en este país, y al revés casi 400.000 venezolanos viven hoy en España. La situación es insostenible, y un tercio de la población ha tenido que huir acorralada por la pobreza y el régimen político provocando una crisis migratoria en la región, otro tercio de la población sufre inseguridad alimentaria ante un desabastecimiento generalizado de productos básicos, que se suman a los cortes habituales de suministro de luz y agua. Con un colapso del sistema productivo, una inflación del 85 %, un salario mínimo mensual que no llega a los 3 euros, una producción petrolífera en mínimos históricos por la falta de mantenimiento de sus instalaciones y una de las deudas más altas del mundo respecto de su PIB. Otros artículos de Francisco García-Calabrés Cobo Tormenta de verano Regalos de año nuevo Tormenta de verano Balances e inventarios Tormenta de verano Zambomba flamenca ¿Cómo se pueden ganar repetidamente unas elecciones en este contexto? No siendo libres. Encarcelando arbitrariamente a miles de opositores como denunciara el jefe de la diplomacia europea Josep Borrell, o extorsionando y secuestrando a familiares de los líderes políticos. Hace 6 años Juan Guaidó fue proclamado presidente interino y ahora Edmundo González es el presidente electo. Pero el régimen dictatorial de Maduro, con uno de los índices de corrupción del sector público más altos del mundo, impide cualquier legítima alternancia y somete a un baño de sangre a su población para mantenerse otro sexenio más en el poder, con aliados como China, Rusia o Irán. No hay dictaduras ni dictablandas según sea el sesgo ideológico del autócrata de turno. Ni dictaduras ilustradas y dictaduras descamisadas. Ni justificaciones religiosas ni teocráticas. Todas son iguales, regímenes perversos y excluyentes cimentados sobre el miedo que provoca la tiranía y la represión. Y desde todos los rincones tenemos la obligación moral de condenar la barbarie y apoyar con acciones concretas al pueblo sometido. No nos puede traicionar siempre el cálculo medido de intereses empresariales o geoestratégicos que pasen por encima del sufrimiento y la humillación de una sociedad entera. Más allá de los intereses debemos colocar el respeto a los derechos humanos y los principios como la integridad, la libertad, la pluralidad democrática, la igualdad y la justicia. *Abogado y mediador
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