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» Diario Cordoba
Fecha: 10/01/2025 19:26
La Mezquita de Córdoba puede verse en Madrid. Esta afirmación, que podría desconcertar a cualquiera, tiene una explicación: un prestigioso museo nacional conserva una espléndida maqueta que permite conocer los detalles del monumento más emblemático de Córdoba y una de las mezquitas de mayor valor histórico-artístico del mundo. La obra, de seis metros de ancho por seis de largo, fue realizada en yeso y madera en 1976. Era un encargo del antiguo Museo Nacional de Arte Hispano-Musulmán, pero no tuvo una ubicación fija hasta entrado el presente siglo. La maqueta permaneció depositada durante buen tiempo en los almacenes del Museo del Pueblo Español hasta que fue recuperada por motivo de una exposición que recorría los dos milenios de historia de España en celebrada en el año 2000 en Madrid. La historia constructiva andalusí Jordi Brunet, un conocido maquetista del siglo XX, empleó tres técnicas para producir una recreación con abundantes detalles y, como la define el propio museo que la guarda, "extraordinaria sensibilidad en su realización". Aplicando el tallado, el vaciado y el pintado, Brunet quiso reflejar en su maqueta la compleja historia constructiva de la Mezquita aljama, así como su importancia en la cultura andalusí. Maqueta de la Mezquita de Córdoba, de Brunet. / Museo Arqueológico Nacional Ese esfuerzo dio como resultado una miniatura -no tan pequeña- que el Museo Arqueológico Nacional incluyó en su colección estable. Así, en el número 13 de la calle Serrano de Madrid, que nace en la Puerta de Alcalá, puede apreciarse parte de la esencia de la Mezquita de Córdoba. Un legado único Aunque claro, no deja de ser una primera toma de contacto con un legado único. Nada comparable con perderse en su laberinto de columnas, pasear por el Patio de los Naranjos o asomarse a las capillas que la hacen única. El templo fundado por Abderramán I en el 786 llegó a ser, con sus 23.400 metros cuadrados, la segunda mezquita más grande del mundo después de la levantada en La Meca. Hoy en día no destaca tanto por su tamaño como por su singularidad. Entre sus particularidades, una qiblah no orientada a La Meca. Y, especialmente, la torre campanario de la Catedral que se alza dominante sobre sus muros. La Mezquita de Córdoba sufrió durante el emirato y el califato diversas ampliaciones desde Abderramán II hasta Almanzor. Córdoba heredó el símbolo del poder califal e hizo de la Mezquita un emblema. En Madrid, el Museo Arqueológico Nacional quiso compartir ese valor, reflejo de la multicultural historia de España, aunque fuera en miniatura.
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