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  • Solidaridad en Concordia: una lucha diaria contra el hambre en los barrios más vulnerables

    Concordia » 7paginas

    Fecha: 09/01/2025 14:51

    En Concordia, una de las ciudades más pobres de Argentina, los gestos solidarios tienen un impacto profundo en la vida de quienes más lo necesitan. Los comedores comunitarios y merenderos se han convertido en un sostén fundamental para cientos de familias que no logran saciar el hambre con la asistencia estatal. En esta ciudad, que cuenta con más de 100 asentamientos y villas, los espacios de ayuda surgen principalmente en las zonas más desfavorecidas, impulsados por organizaciones solidarias, religiosas o vecinos que conocen de cerca el sufrimiento que provoca el hambre. Una lucha desde el corazón del barrio Fátima Yanina Tenis, una madre de familia que vive en el barrio Fátima, en la zona oeste de Concordia —conocida como una de las más afectadas por la pobreza, la violencia y la droga—, encarna este espíritu solidario. Desde su casa, esta joven madre organiza un merendero que alimenta a decenas de niños y familias. “Recibo ayuda de la municipalidad para cocinar una vez por semana, y aunque estoy agradecida, no es suficiente para cubrir las necesidades de todos”, compartió Yanina en diálogo con 7Paginas. La tarea no es fácil. Todos los días enfrenta la realidad de familias que llegan a su puerta con hambre. “Duele cuando alguien me dice que no tiene qué comer, pero luchamos día a día, siempre contando con manos solidarias”, relató. VIDEO La importancia de la solidaridad Yanina destacó el aporte de Darío Maier, un colaborador habitual del merendero, quien recientemente entregó donaciones de carne proporcionadas por el carnicero Jorge Favero. “Ayer con la carne que nos trajo Darío pudieron comer unos 70 chicos. Si todos los comerciantes y vecinos pudientes de Concordia pusieran su granito de arena, varias panzas no sufrirían tanto”, expresó. A pesar de los esfuerzos, las donaciones a menudo no alcanzan para cubrir la demanda. “Ayer cocinamos con lo que recibimos, pero llenamos más de 50 recipientes y lamentablemente quedaron tres familias sin comer porque no alcanzó”, comentó con tristeza. Una tarea agotadora pero imprescindible Además de criar a sus hijos y trabajar como empleada doméstica, Yanina dedica gran parte de su tiempo a mantener el merendero activo. Durante los meses de verano, la situación se vuelve aún más difícil, ya que muchas familias dependen de los ingresos de la cosecha de cítricos, una actividad que disminuye en esta temporada. “A veces no dan ganas de seguir, porque te agota mentalmente ver que no puedes darles algo para comer. Pero me mueve el hecho de que mis vecinos dependen de mi voluntad. Esto lo hago por ellos”, concluyó. Un llamado a la comunidad El ejemplo de Yanina Tenis refleja la importancia de la solidaridad en una ciudad donde el hambre es una realidad diaria. Su mensaje es claro: cualquier ayuda, por pequeña que sea, puede marcar una gran diferencia en la vida de quienes más lo necesitan. Redaccion de 7Paginas

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