09/01/2025 19:05
09/01/2025 19:05
09/01/2025 19:04
09/01/2025 19:03
09/01/2025 19:03
09/01/2025 19:03
09/01/2025 19:03
09/01/2025 19:02
09/01/2025 19:02
09/01/2025 19:02
» Diario Cordoba
Fecha: 09/01/2025 09:18
Renfe afronta un cambio en lo más alto de su alta dirección. El presidente de la operadora ferroviaria estatal, Raül Blanco, abandonará la compañía la próxima semana tras menos de dos años en el cargo. Una relevo que se ha vestido de dimisión por “motivos personales”, pero que se acerca más a un cese tranquilo y a una “salida acordada” por la intención del Gobierno de impulsar un cambio estratégico en el modelo de gestión de la compañía y abrir una nueva etapa para la que prefiere un presidente de un nuevo perfil. “Renfe ha cerrado una etapa muy buena en gestión corporativa”, ha subrayado este jueves el ministro de Transportes, Óscar Puente, en un desayuno informativo de Nueva Economía Fórum. Una etapa muy buena en evolución de los resultados financieros (la compañía ha reducido al mínimo sus números rojos estos dos últimos años en plena guerra comercial con Ouigo e Iryo) y de impulso de la internacionalización del grupo. “Raül Blanco ha hecho un gran trabajo. Pero el reto tiene que ver ahora con la gestión pura y dura del transporte. Necesitábamos un perfil distinto. Hacía falta un gestor de transporte”. Se da por hecho el nombramiento por el Consejo de Ministros de la próxima semana como nuevo presidente de Renfe de Álvaro Fernández Heredia, actual secretario general de Movilidad Sostenible y uno de los hombres de confianza del Óscar Puente, con el que ha trabajado tanto en Ministerio como en su anterior al frente del Ayuntamiento de Valladolid. El propio ministro no ha querido confirmarlo expresamente, pero ha dado alas a lo que es ya un secreto a voces. “Si hablo de gestión de transporte alguna pista estoy dando. Para mí [Álvaro Fernández] es el mayor experto en transporte de viajeros de este país. Es un gestor de campanillas. Y eso es lo que estamos buscando”. El ministro de Transportes sí ha querido desvincular la salida de Raül Blanco de la sucesión de episodios de caos de tráfico ferroviarios provocados en los últimos meses por los fallos de los nuevos trenes de Talgo del modelo Avril. Una cadena de averías que tuvo un colofón el pasado 1 de enero por un error del software de estos trenes de alta velocidad que les impedía arrancar y que no se solucionó hasta el día siguiente. “No se le puede culpar al presidente de Renfe de los fallos de los trenes Avril. Y espero que tampoco se me culpe a mí”, ha subrayado Puente, que tendrá que comparecer en el Congreso de los Diputados para dar explicaciones sobre este asunto a petición de Vox. “No creo que el presidente sea culpable de esto. Y nada tiene que ver su salida con esto”, ha zanjado. El ministro ha apuntado que la marcha de Blanco se debe a una “salida acordada”, en un momento en que el directivo tenía ofertas de trabajo para saltar al sector privado (y que se materializará de manera inminente, según varias fuentes al tanto) y en que el Ministerio apostaba por un cambio de modelo para Renfe. “Vamos a plantear el reto de hacer de Renfe una nueva Aena en no mucho tiempo”, ha subrayado el ministro, tras ensalzar que el grupo controlado en un 51% por el Estado español es “el orgullo del Ministerio” tras convertirse en el mayor gestor aeroportuario del mundo y ser ya la sexta mayor compañía del Ibex 35 con una capitalización de unos 31.000 millones de euros. Mandato de menos de dos años El Gobierno designó a Raúl Blanco nuevo presidente de Renfe en febrero de 2023, tras la dimisión forzada de Isaías Taboas, tras los errores en el ancho de los trenes de Cercanías que no cabían por algunos de los túneles de Asturias y Cantabria. Un escándalo que también le costó el cargo a la entonces secretaria de Estado del Ministerio de Transportes y anterior presidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera. El Ejecutivo rescataba así a Blanco tras su salida por la puerta de atrás del Ministerio de Industria unos meses antes, donde ocupaba el cargo de secretario geneal de Industria. Una marcha que entonces se vinculó a la lentitud en la asignación de los fondos europeos del gran PERTE de la automoción, que había estado diseñando y desarrollando en los años anteriores y que no terminaba de arrancar.
Ver noticia original