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» Rafaela Noticias
Fecha: 07/01/2025 13:04
Candela Gentinetta: la rafaelina que triunfa en el básquet y en los libros “Sin pasión, no hay nada”. La frase no le corresponde a Candela Gentinetta, pero, y quizás sin darse cuenta, la demuestra en cada desafío que se propone. Adentro de una cancha de básquet, en la universidad y en un hospital. Siempre. Su carrera y trabajo como deportista de alto rendimiento en Obras Basket la complementa con sus estudios de medicina en la Universidad de Buenos Aires (UBA), otra ‘carrera de alto rendimiento’ en una de las facultades más prestigiosas del planeta que hace más de un lustro la pone a prueba semana a semana, la obliga a exigirse al máximo y a llevar una planificación de vida casi perfecta para aprovechar cada minuto, ya sea con una pelota en sus manos, un libro o un estetoscopio. El básquet y la medicina son las dos pasiones de esta joven nacida hace 23 años en Rafaela, Santa Fe. “Vengo de una familia de básquet, de mis viejos y mis tíos, pero no empecé por ellos. Lo hice en el colegio, me gustó y le dije a mi papá que quería jugar al básquet. Al otro día me anotó en el club. Empecé y fui la persona más feliz. Ahí arrancó todo, a los 11 años”, recordó sobre sus inicios en la actividad que la catapultó a las primeras planas de los sitios deportivos. Pero desde antes, incluso, quería ser profesional de la salud: “Mi mamá es médica y de chica siempre me gustó, decía que iba a ser doctora de grande y jugaba con mi hermana. Surgió mi vocación y desde pequeña lo tengo claro y lo quise hacer”. A una ya la transformó en su medio de vida y la otra lo será cuando se retire. La parte más compleja del proceso, quizás, ya la superó. Y en eso fue clave su convicción, la misma con la que va hacia el cesto con la pelota en sus manos: “Mi familia siempre me dio libertad para todo lo que quise hacer, y en esto no fue la excepción. De chica dije que me gustaba medicina, en el Secundario las ramas que me gustaban era las de salud y estaba entre medicina y nutrición. Después quería nutrición por el tema de que, capaz, era más amena para llevar con el deporte. Pero me decidí por medicina. Mi mamá me decía ‘Cande, te estas metiendo en un quilombo, fíjate, ¿no te gusta otra cosa?’. No. Se planteó como un desafío con el básquet, sobre todo cuando fui creciendo y vinieron los torneos con la selección. Fue como un desafío saber si podía hacer las dos cosas a la vez”. La ocasión de cursar una carrera de menor exigencia y carga horaria estuvo en su radar, por su determinación, menos lo que suele demorar para lanzar un tiro libre o tomar un rebote: “Lo pensé, pero duro nada ese pensamiento porque estaba muy decidida lo que quería. Iba a invertir años estudiando algo que no me gustaba y solo porque me iba a ser más fácil. ¿Para qué lo iba a hacer? ¿Por ser más llevadero? Prefiero invertir esos años y que sean más de lo que lleva hacer la carrera. Contemplo esta situación y quizás tardo ocho, nueve o diez años en terminar medicina, pero hago las dos cosas que me gustan. No me apuro, porque gracias a Dios soy profesional en lo que hago que es el básquet. Quería hacer algo a futuro, porque lo pienso como un proyecto de vida a largo plazo. Cuando me retire voy a hacer algo que me gusta, voy a tener la profesión que elegí y no la que me convenía. Y acá estoy”. Su ‘acá estoy’ es en las puertas del quinto año de la carrera de medicina de la UBA. Sus días ya no son solo de escuchar profesores en aulas repletas de alumnos a los que luego les perderá el rastro, sino de poner manos a la obra en clases prácticas. Son jornadas interminables, de mañanas en el Hospital Municipal Dr. Bernardo Houssay de Vicente López, de tardes en el club Obras y de noches de estudio en su casa. La planificación y organización, en su día a día, son clave: “Voy mediando. En los momentos con la selección argentina, es básquet; en momentos de exámenes finales, es estudio. Aunque esto último es engañoso porque es el lugar que más cedo. No falto a entrenar por estudiar y ajusto por otro lado. Quizás no duermo la cantidad de horas que sería lo ideal para una deportista o, a veces, si hay doble turno de entrenamientos hago solo uno. No me ausento en lo deportivo porque es mi profesión y eso es ahora. La que más ´paga´ siempre es medicina”. Y agregó: “Una se va poniendo objetivos a corto y largo plazo. El básquet es mi carrera más limitada porque es ahora, en el presente, y no sé hasta cuando la voy a extender. A la vez, no saco el foco de lo que es medicina para mi futuro. Cuando me retire quiero tener esa profesión para ejercer”. Un camino con obstáculos Su camino como estudiante tuvo, al principio, espinas. Fueron decenas de pedidos y reuniones con profesores y autoridades de la UBA para que contemplen su condición de deportista de alto rendimiento y, en consiguiente, ausencias por giras y torneos con la selección argentina: “La UBA tiene una gran magnitud, tiene muchísimos alumnos y medicina ni hablar. El año que yo entré, ingresaron 20.000 alumnos y soy una más. Requirió de moverme mucho para que contemplen mi situación. En 2023 viajé con FEDUA (N. de R: Federación del Deporte Universitario Argentino) a los Juegos Mundiales Universitarios y fue un anclaje tremendo porque me ayudó mucho en la carrera. Tuve reuniones con el rectorado, con el decano y el centro de estudiantes y moví cielo y tierra para no perder una materia por ir a los Juegos Mundiales Universitarios donde, justamente, en la credencial decía ‘UBA Medicina’. Fue muy difícil, pero gracias a los contactos me supieron solucionar muchas cosas”. El combinado femenino, y también el masculino, que representó al país en Chengdú, China, fueron conformados por basquetbolistas que no solo estudian, sino que también hacen el deporte de manera profesional. La CAB, en el marco de sus acuerdos de cooperación y colaboración con FEDUA, facilitó la cesión de dichos atletas para participar de los torneos de mujeres y varones con planteles competitivos. De hecho, con Gentinetta de capitán y máxima figura, la selección argentina ganó dos partidos y perdió otros tres y se ubicó décima. Resiliente, antes y después de su experiencia con FEDUA, Candela nunca dejó de pelear por ese reconocimiento, aun cuando lo más sencillo para ella hubiese sido posponer su sueño de ser médica para después de retirada en el básquet: “Pude avanzar por ser insistente. Si lo hubiese dejado al azar, todavía seguiría en primer o segundo año. Iba, hablaba y hablaba, no me contestaban y seguía. De a poco fueron entendiendo y ahí aflojaron un poco. Ahora que estoy en una parte más práctica de la carrera, que se hace en hospitales, es una relación más directa con los profesores. Presenté todo y me ayudaron muchísimo. No puedo decir que estoy más tranquila porque es un ritmo de vida altísimo, pero por lo menos más contemplada con el deporte”. Entre sus compañeros, no pasa desapercibida su faceta de basquetbolista profesional. La apoyan y les interesa saber en qué anda. Es que, más allá de que el deporte le aminoró las posibilidades de sociabilizar con sus pares, se las ingenió para ser parte estando en un torneo con el combinado nacional: “Los primeros tres años, incluido el CBC, fueron grupos cambiantes porque los primeros años son de mucho filtro. Por ahí coincidís con alguien que después no ves nunca más, que es lo que me pasó con una amiga. Yo he cursado anatomía con 300 alumnos, era muy difícil. Ahora en el hospital es más estable, somos un grupo de 30 alumnos y al ser más personalizado tengo afín hasta con los docentes y estoy descubriendo el lado lindo de la carrera”. Y hasta tienen pendiente ir a verla jugar: “Ellos ya habían empezado a cursar y yo estaba en el Sudamericano. De caradura le mandé un mensaje a una de las chicas porque conseguí el teléfono, me agregaron al grupo de WhatsApp y me dieron la bienvenida. Es un grupo muy lindo, me desean éxitos y me quieren venir a ver a los partidos, algo que tenemos que coordinar todavía”. Su paso por Europa y la necesidad de volver, por medicina Ningún paso que da es al azar. Su presente en la Argentina, en la Liga Nacional Femenina en Obras Basket, tras garantizar que el exterior es un destino seguro en su futuro luego de sus experiencias en Portugal y Uruguay y por eso está tramitando el pasaporte europeo; tiene una única razón y es terminar su carrera de medicina: “En 2022 perdí el año, en el sentido de que no pude cursar las materias de ese año. Pude hacer algunas que tenían modalidad virtual, pero otras requerían la presencialidad y no las podía hacer. En 2023 decidí volver a la Argentina porque apuesto a hacer las dos cosas y esta carrera no se permite hacerla completamente virtual. Tengo previsto para el 2026 o 2027 estar recibida de médica y retomar mi carrera deportiva en el exterior”. Sus estadías en Benfica en Portugal y Aguada en Uruguay fueron fructíferas y le sirvieron para, además de crecer en su nivel, demostrarse a sí misma que está preparada para dar el salto definitivo a Europa: “En Portugal fue de lo mejor que me tocó vivir con el básquet. Fui a un club como Benfica con una infraestructura increíble, una organización tremenda, muy prolijo y una buena competencia para ser mi primera competencia europea. Sé que, en España, por ejemplo, hay más nivel, pero irme con 20 años al exterior fue un salto de calidad y me aportó mucho en el juego. Maduré mucho, aprendí lectura y comprensión del juego. Esa temporada ganamos los tres campeonatos que jugamos (N. de R.: Liga Femenina, Copa Federación y Copa de Portugal) e hizo todo mejor, volví super contenta”. El único lunar era no poder seguir la carrera de medicina y en Obras Sanitarias encontró una entidad que la respalda tanto en el básquet como con los apuntes: “Son recontra comprensivos conmigo y la situación. Ellos apuestan a que sus deportistas también estudien e incluso está el Instituto Obras para eso. La institución está a favor de eso, entonces me lo contemplan. La que no contempla soy yo porque quiero estar siempre y estoy en todos lados. Hubo días que he tenido que faltar a entrenamientos por exámenes o porque estoy complicada, aunque no lo hago nunca por una cuestión mía. Siempre me acomodo y si tengo que dormir tres horas, duermo tres horas. El club siempre se portó muy bien conmigo”.
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