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» El Sur Diario
Fecha: 07/01/2025 01:32
El 2024 cerró con un notable aumento del 26% en las lluvias respecto al año anterior, acumulando entre 700 y 1200 milímetros en la región núcleo. Sin embargo, diciembre marcó un quiebre: las precipitaciones estuvieron muy por debajo de la media, dejando a la mitad de la región con reservas de agua escasas o en estado de sequía. La situación es especialmente crítica en el noreste bonaerense, donde los suelos muestran niveles hídricos insuficientes para sostener los cultivos de maíz y soja. “El año 2024 terminó con un 26% más de lluvias que el 2023. Las lluvias de otoño, influenciadas por el fenómeno ‘El Niño’ del verano 2023-24, y la recomposición de precipitaciones durante la primavera, fueron los factores que aportaron más agua al año”, explicó Marina Barletta, integrante del equipo de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario. No obstante, diciembre trajo consigo un quiebre en esta tendencia favorable, particularmente en el noreste de Buenos Aires y el extremo sur de Santa Fe. Barletta destacó que esta zona acumuló apenas 35 milímetros, muy lejos del promedio histórico de 110 milímetros. “En este sector hay mucha preocupación porque las reservas de agua van de escasas a sequía. Es muy crítico lo que está sucediendo y ya se empiezan a ver los síntomas de falta de agua en los cultivos”, aseguró. El fenómeno de “El Niño” aportó lluvias significativas durante el otoño y la primavera, pero el déficit de diciembre, con solo 35 mm en el sur de Santa Fe y el norte de Buenos Aires, complicó el panorama. En contraste, el sudeste cordobés fue la zona más beneficiada por las lluvias de fin de año. Impacto en los cultivos El maíz temprano, ampliamente sembrado por el riesgo de la chicharrita, enfrenta un período crítico sin la cantidad de agua necesaria. En Baradero, Rojas y Colón, los asesores destacan cuadros con hojas basales secas, mortandad de macollos y rendimientos ya comprometidos. En el noreste bonaerense, se estima que los rendimientos podrían caer entre un 10% y un 30%. Por su parte, la soja también presenta dificultades. Las bajas temperaturas de noviembre y diciembre, junto con posibles efectos residuales de herbicidas, han generado plantas con entrenudos cortos y aspecto avejentado. Además, entre el 10% y el 15% de los lotes no se han sembrado por falta de agua. Perspectivas climáticas Aunque se prevén chaparrones y tormentas aisladas en los próximos días, los pronósticos para la primera quincena de enero no anticipan lluvias significativas. Este escenario genera preocupación entre los productores, que enfrentan un comienzo de año marcado por la incertidumbre. El desafío climático pone de manifiesto la necesidad de estrategias de manejo hídrico en una región que, aunque recibió más lluvias, enfrenta un futuro inmediato complejo para la producción agrícola.
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