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» Diario Cordoba
Fecha: 06/01/2025 22:14
Como si de un milagro se tratase, un religioso gallego convirtió un hospital en un pueblo de Córdoba. El gallego en cuestión nació en Campobecerros, una localidad de la provincia de Ourense, y ejercía como párroco cuando se aventuró en una hazaña que cambiaría su vida. Y que lo llevaría al sur de la Península, a la provincia de Córdoba. Aunque guarda una cercana vinculación con un antiguo municipio romano, esta localidad, como se conoce en la actualidad, fue fundada tras la Reconquista. El cura, convencido de participar en la Reconquista del sur de España, se traslada a la provincia cordobesa. Con él, llevaba un cristo crucificado que había heredado. El religioso, de nombre Pedro de Meneses, se instala en un hospital levantado en un campamento creado por Fernando III durante la conquista de las tierras cordobesas. Aquello tuvo lugar en 1235. Los milagros de un cristo Donde hoy viven casi 3.000 cordobeses, había, como decíamos, un hospital. Hasta aquel lugar fue a parar el abad Pedro de Meneses para auxiliar espiritualmente a los pacientes. Al Santísimo Cristo de los Desamparados que llevó consigo el padre, no tardaron en atribuírsele hechos milagrosos. Y eso propició que el rey ordenase construir una ermita en torno a la imagen. Alrededor de la misma, se construyeron, a la vez, viviendas. Aquella primera aldea recibiría el nombre de Fuente de Per Abad por un manantial que había en uno de sus caminos y por el conocido párroco. Así consta en un documento de 1272. Por la misma razón por las que se erigió la ermita, la aldea consiguió su término propio. Había ganado importancia y dejó de pertenecer a Algallarín. Tres siglos después, Pedro Abad apenas contaba con unos cientos de vecinos. En 1564, Luis Méndez de Haro, marqués de El Carpio, compra el municipio a Felipe II. Los vecinos de la localidad siempre han estado muy apegados a la religiosidad con que Pedro de Meneses impregnó aquel lugar. Desde su fundación, el cristo siempre ha generado un gran fervor y, en aquellos tiempos, marcados por las epidemias y la pobreza, daba esperanza a los pocos habitantes del pueblo. Pedro Abad, cuyo nombre recuerda a aquel cura gallego que dejó su parroquia para participar en la conquista de Córdoba, es en la actualidad un pequeño municipio del Alto Guadalquivir dedicado esencialmente a la agricultura. Su cercanía a la capital, a escasos 35 kilómetros, y su situación geográfica, en mitad del camino real de Madrid, han hecho de este pueblo un lugar de llegada de viajeros y un municipio privilegiado. Fervor popular Hasta la fecha, la ermita que dio origen al pueblo sigue siendo el lugar más simbólico de la localidad. Desde la lejanía, destaca su torre de ladrillo, levantada a principios del siglo XX. El templo está compuesto por tres naves separadas por arcos de medio punto sobre columnas de piedra molinaza. La construcción ha sido restaurada en numerosas ocasiones a lo largo de la historia, pero mantiene su esencia. El patio de la ermita del Cristo de Pedro Abad. / Turismo del Valle del Guadalquivir Los perabeños siguen venerando al Cristo de los Desamparados. La actual talla, obra del imaginero Jacinto Higuera, ocupó en 1939 el lugar del crucificado original, que desapareció durante la Guerra Civil. La imagen, que procesiona de siglo en siglo, volverá a bendecir las calles del municipio en 2035 y recordará el origen de un pueblo que no ha olvidado su historia.
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