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  • El Archivo del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo es patrimonio de la UNESCO

    Parana » Inventario22

    Fecha: 06/01/2025 18:49

    Cuando Lucas Bilbao entró a la casa de Mabel Busaniche sintió que había encontrado un tesoro. Él, historiador e investigador del catolicismo y la Iglesia. Ella, viuda del exsacerdote José María Serra. En esa vivienda de Santa Fe había una habitación entera con miles de documentos, cartas, libros y revistas del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo (MSTM). Más de 500 kilos de papel que fueron trasladados a la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN, con sede en Tandil). Ese tesoro es el componente principal del acervo documental que acaba de ser reconocido como parte del Registro Regional Memoria del Mundo de América Latina y el Caribe de la UNESCO. Mientras el gobierno de Javier Milei se esmera en desmantelar las políticas de memoria que Argentina supo construir, el mundo las sigue reconociendo. Patrimonio internacional “Es un registro que tiene la Unesco fundamentalmente para el patrimonio documental y arqueológico. Está muy preparado para regiones en conflictos armados o guerras. No es nuestro caso, pero ¿para qué nos sirve esto? Para un resguardo con un sello de la Unesco y un reconocimiento a que ese patrimonio documental es importante para la sociedad en la que está asentado”, explica Bilbao sobre la inclusión del archivo en la Memoria del Mundo. Un pasado a resguardo para construir Memoria, pero también Verdad y Justicia: la documentación del archivo ya fue usada en cinco juicios por crímenes de lesa humanidad. Con vocación de archivero Domingo Bresci tiene 86 años y habla con efervescencia desde un hogar sacerdotal en el barrio de Flores. Antes de convertirse en uno de los fundadores del MSTM –desde su lugar en la parroquia Cristo Rey de Villa Pueyrredón– ya tenía el vicio de recopilar cuanto documento llegara a sus manos: “Tenía vocación de archivero”. El caudal de material que ahora constituye el Fondo Bresci en el archivo reconocido por la Unesco lo fue acumulando durante años en la iglesia San Juan Bautista El Precursor, en Saavedra, allí donde el primer párroco había sido Hernán Benítez, confesor de Evita. Un espacio bautizado como “templo justicialista”. Además de los fondos de Serra y Bresci, el archivo del MSTM está compuesto por la documentación que reunió el cura Raúl Troncoso. La presentación ante la Unesco por parte de Unicen se realizó en conjunto con la Universidad Católica de Córdoba, que también conserva material de archivo sobre el Movimiento. “Formábamos un movimiento único. No existió otro así, que llegó a convocar a 500 curas en una misma línea. Representó una corriente, un emergente y un reflejo de los cambios sociopolíticos de Argentina, América Latina y la Iglesia. En un momento donde la mayoría de los pueblos del tercer mundo quería hacer una revolución”, repasa Bresci. Hoy es miembro del grupo de Curas en Opción por los Pobres. A solas con los documentos Bilbao se dedicaba a investigar sobre sacerdotes castrenses e implicados en el Terrorismo de Estado. Entre sus entrevistados había voces del MSTM. Por eso lo convocaron cuando hubo que vaciar la casa del sacerdote Serra y decidir qué hacer con los miles y miles de documentos que conservó y, durante mucho tiempo, escondió. El historiador viajó de Tandil a Santa Fe. Su encuentro con ese “tesoro” fue la punta de este ovillo. “Cuando vi el material me quería morir. No existe para los historiadores encontrar un archivo tan grande, tan completo. Empecé a moverme en la universidad y en los institutos del Conicet para ver la posibilidad del traslado. Por suerte tuve eco y se pudo financiar”, relata, destacando el rol de la universidad pública y el sistema científico, hoy desfinanciados al extremo. El material llegó de Santa Fe a Tandil en febrero de 2020. Por una cuestión de logística, se depositó en un primer momento en la casa de Bilbao. Y entonces, el Covid–19. La pandemia cambió los planes del mundo entero y la cuarentena encontró al historiador a solas con los documentos. Con la guía de un amigo archivista aprendió a organizar, describir y fichar el material que desde 2022 ya está disponible y digitalizado (aún no online). “La característica del Fondo Serra es que es totalmente federal. Fue el archivo de todo el Movimiento, que funcionó entre 1967 y 1976, y agrupó a sacerdotes y diócesis de todo el país”, describe el investigador. Entre los papeles rescatados “lo más rico y preponderante es la correspondencia. Uno puede ir siguiendo la vida y trayectoria de ese movimiento desde los primeros años y cómo va organizándose, convocando, haciendo encuentros donde se discutían lineamientos en términos de la pastoral y lo político”, relata Bilbao. En ese recorrido se ve el rastro de las distintas posturas en torno al peronismo y la mayoritaria que proclamaba su adhesión, incluso en tiempos de proscripción. Los diarios guardados de los ’70 muestran que “la prensa empieza a alinear al movimiento con la subversión, como corriente heterodoxa dentro del catolicismo. Se ve en la correspondencia también. Hay una batalla enorme por parte del Movimiento por mostrar su trabajo, que es político pero no pasa por lo que los grandes medios dicen”. Persecución y después Bresci cuenta que nunca escondió los papeles del MSMT. Que le sugirieron que se escondiera él, o que se fuera al exilio. Pero no quiso. “El Movimiento cesó en los umbrales del golpe del ’76. Éramos una organización importante y de peso, y nos pasó lo que a todas las organizaciones que se retrajeron porque liquidaban a todo el mundo. Nos cuidábamos mucho, por nosotros y por las personas que venían, por ejemplo, a una reunión de vecinos y se llevaban a todos. Pasó mucho en el interior. Durante siete años no nos podíamos reunir”, relata sobre la persecución de la última dictadura, y recuerda a “21 curas asesinados y cien presos, torturados y echados del país”. La persecución y deslegitimación que sufrieron los curas del Tercer Mundo está plasmada en los documentos. Incluso venían de antes de la última dictadura, ya bajo las de Juan Carlos Onganía, Roberto Levingston y Alejandro Lanusse. El asesinato de Carlos Mugica por parte de la Triple A en mayo de 1974 marcó un quiebre y el inicio de una mayor escalada represiva. “El lineamiento en el que inscribimos el archivo en la Unesco es el de ‘lucha por los Derechos Humanos’ –apunta Bilbao–. Porque estos curas articulaban con las ligas agrarias, con los trabajadores de los ingenios azucareros, con obreros del cordón industrial del conurbano, con campesinos del noreste. Hay todo un material vinculado a esas poblaciones, a la defensa de la tierra, a lo universitario. Se ve en el archivo la persecución que sufren por parte de los servicios de inteligencia y de las fuerzas represivas, policiales, de las provincias y de las Fuerzas Armadas. Estaba claro para nosotros el eje: Memoria, Verdad y Justicia”. «

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