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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 06/01/2025 08:47
Adrian Carton de Wiart perdió un ojo, una mano y sufrió ocho heridas graves en combate, pero nunca dejó de liderar con valentía en los campos de batalla de dos guerras mundiales (Wikipedia) Adrian Carton de Wiart nació el 5 de mayo de 1880 en Bruselas, en el seno de una familia aristocrática belga. Desde joven, su vida parecía destinada a la comodidad y la sofisticación que correspondían a su posición social. Pero el destino y su propia naturaleza rebelde lo llevaron por caminos inusitados. Su infancia transcurrió entre privilegios, bajo la tutela de padres que le ofrecieron una educación de élite. Su madre murió cuando él era pequeño, y su padre, hombre de negocios y diplomático, lo envió a Inglaterra a estudiar. Así fue como Adrian creció en un entorno que combinaba el rigor académico y las tradiciones británicas. Adolescente aún, ingresó en el Balliol College de Oxford para estudiar Derecho, pero la vida universitaria no lo cautivó. En 1899, con tan solo 19 años y fascinado por los relatos de guerra, decidió abandonar los estudios. Con el ardor juvenil como único motor, se dirigió a Sudáfrica para unirse a las tropas británicas que combatían en la Segunda Guerra Anglo-Bóer. Capturado en la Segunda Guerra Mundial, cinco veces intentó escapar de un campo de prisioneros italiano (Wikipedia) Como era demasiado joven para enlistarse legalmente, mintió sobre su edad y su identidad, adoptando un nombre falso y sumando años a su corta vida. Allí, en un terreno polvoriento y hostil, recibió sus primeras heridas de bala, una en el estómago y otra en la ingle. Fue enviado de vuelta a Inglaterra para recuperarse, pero esta experiencia inicial de combate apenas sería el preludio de una vida marcada por las cicatrices de guerra. En 1901, después de haber sido naturalizado ciudadano británico, comenzó su carrera militar oficial al unirse al 4º Regimiento de Dragones Reales. Durante los años que siguieron, Carton de Wiart se forjó una reputación de hombre intrépido y, en ocasiones, imprudente. La Primera Guerra Mundial lo encontró sirviendo en Somalilandia, donde combatió contra los seguidores de Mohammed bin Abdullah, conocido como el “Mullah Loco”. Fue durante uno de esos enfrentamientos que recibió un disparo en el rostro, perdiendo el ojo izquierdo por lo que desde entonces llevó el parche negro que se convertiría en su distintivo. Lejos de amilanarse, consideró este incidente como una suerte de bendición: la herida le permitió regresar a Europa, donde creía que estaba el “verdadero” combate. Durante la Batalla del Somme, con un ojo y una mano menos, lideró a sus tropas bajo un fuego devastador, ganándose la Cruz Victoria por su heroísmo (Wikipedia) En los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial, Carton de Wiart consolidó su estatus como leyenda viviente. En 1915, durante la Segunda Batalla de Ypres, su mano izquierda fue destrozada por la metralla. Según su propia narración en Happy Odyssey, su autobiografía, decidió arrancarse dos dedos dañados con los dientes después de que un cirujano se negara a amputarlos. Finalmente, la mano entera tuvo que ser removida, dejándolo con un brazo mutilado. Pero esto no lo detuvo. Volvió al frente, armado con una energía que inspiraba tanto a sus hombres como a quienes lo rodeaban. Durante la Batalla del Somme, se destacó nuevamente al liderar a sus tropas bajo un fuego enemigo devastador, ganándose la Cruz Victoria, la condecoración militar más alta del Reino Unido. La guerra fue para él, como lo expresó con una claridad inquietante en su autobiografía, una experiencia emocionante. “Francamente, disfruté la guerra”, escribió. Este sentimiento, difícil de comprender para muchos, refleja su espíritu combativo y su actitud casi despreocupada frente al peligro y las pérdidas físicas. A lo largo de su carrera, recibió un total de ocho heridas graves, incluyendo impactos en la cadera, el cráneo, la pierna y el oído. En más de una ocasión, su cuerpo fue tan castigado que los médicos asumieron que no sobreviviría. A pesar de su valentía y sacrificios, la historia de Adrian Carton de Wiart sigue siendo poco conocida (Wikipedia) Concluida la Primera Guerra Mundial, Carton de Wiart continuó su servicio militar, desempeñándose en misiones diplomáticas en Polonia durante los años de entreguerras. Pero su destino seguía ligado al fragor del combate. Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, a pesar de tener más de 60 años, volvió a la acción. Fue asignado a una operación en Noruega para frenar el avance alemán, misión que fracasó debido a la falta de suministros. Poco después, en 1941, mientras se dirigía a Yugoslavia como líder de una misión británica, su avión se estrelló en el Mediterráneo. Sobrevivió al accidente y nadó hasta la costa de la Libia italiana, donde fue capturado por las fuerzas fascistas. (Wikipedia) Como prisionero de guerra, Carton de Wiart demostró que su espíritu indomable no conocía límites. Intentó escapar de los italianos en cinco ocasiones, logrando eludir la captura durante ocho días en una de ellas, a pesar de ser fácilmente reconocible por su parche en el ojo y la falta de una mano. Finalmente, fue liberado en 1943 y enviado por Winston Churchill a China, donde sirvió como representante británico ante Chiang Kai-shek durante los últimos años del conflicto. En sus últimos años, Carton de Wiart se retiró a Irlanda, donde dedicó su tiempo a la pesca, una actividad que contrastaba profundamente con la intensidad de su vida anterior. Falleció pacíficamente en 1963, a los 83 años, habiendo sobrevivido a más heridas y peligros de los que la mayoría de las personas podrían imaginar.
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