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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 05/01/2025 20:31
Uno de los encuentros más atractivos de la jornada se dio en Italia. El clásico de la capital europea fue para la Roma, que se impuso por 2 a 0 frente a la Lazio gracias a los goles de Lorenzo Pellegrini y Alexis Saelemaekers. El mítico estadio Olímpico entregó un espectáculo de las mismas características que se desarrollaban en el Coliseo. Es que el orgullo de la ciudad llevó a que se viviera una batalla que derivó con amenazas, peleas, insultos y expulsiones. Antes de llegar al primer cuarto de hora, Pellegrini sorprendió con un violento zapatazo que se colgó del ángulo superior izquierdo que hizo delirar a los hinchas de La Loba. En el complemento, Loum Tchaouna tuvo el empate en sus pies, pero el palo le ahogó el grito. Con más recursos y orden ofensivo, la Lazio amenazó constantemente a Mile Svilar, quien se convirtió en una de las figuras el partido al sostener su valla invicta y desactivar el peligro constante que le proponía su rival. El sacrificio de Evan N´Dicka fue otra de las razones que mantuvieron la distancia en el marcador a favor del elenco de Claudio Ranieri. Los roces físicos fueron una constante durante todo el pleito. La pelea individual entre Leandro Paredes y Dia que derivó con el ex Boca arrojado en el césped luego de recibir un cachetazo marcó la intensidad con la que se vivió el derby. Cuando la Roma selló el 2 a 0 definitivo a través de Alexis Saelemaekers los intérpretes de la Lazio se descontrolaron. El duro cruce que que protagonizaron Evan N´Dicka y Valentín Castellanos que concluyó con la expulsión del delantero argentino por su violenta reacción cuando la pelota ya no estaba en juego. En apenas dos partidos, el equipo dirigido por Marco Baroni se ha descolgado de la cabeza. Se dejó dos puntos por el camino la pasada jornada tras empatar contra el Atalanta (1-1) y tres este domingo ante el Roma. En total, cinco para quedarse a nueve unidades del líder, el Napoli, y en la cuarta posición. Ante la Loba entró tarde al derby. No reaccionó hasta el último tramo de la segunda parte, cuando acosó el territorio ajeno. Lo hizo sin éxito para quedarse con la miel en los labios para por lo menos recortar distancias en el marcador e inquietar a un equipo que solucionó el partido en ocho minutos de la primera parte. En concreto, cuando Pellegrini y Saelemaekers sellaron el triunfo, la ciudad se quedó con su dueño.
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