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  • Cinco misioneras conquistaron el desafío de escalar el volcán Lanín

    » Elterritorio

    Fecha: 05/01/2025 09:55

    Con sus 3.776 metros de altura, este volcán activo representa un desafío físico y mental que Gloria Poterala, Irene Laszeski, Heidy Janssen Harms, María Vogel y Betina Lino superaron tras meses de preparación y esfuerzo. domingo 05 de enero de 2025 | 0:15hs. Las misioneras cumplieron su sueño. //Fotos: gentileza. Cinco mujeres, amigas, oriundas de Misiones, lograron concretar el sueño de ascender el imponente volcán Lanín, ubicado en la cordillera andina entre Argentina y Chile. Con sus 3.776 metros de altura, este volcán activo representa un desafío físico y mental que Gloria Poterala, Irene Laszeski, Heidy Janssen Harms, María Vogel (todas oriundas de Montecarlo) y Betina Lino (de San Vicente) superaron tras meses de preparación y esfuerzo. El grupo, que inicialmente se dedicaba al ciclismo, decidió enfrentar esta aventura tras la iniciativa de Laszeski, quien había estado planeando el ascenso. "Después de varias charlas, decidimos organizarnos, averiguar los requisitos, comprar los elementos necesarios y comenzar nuestra preparación física", relató Gloria Poterala. Desde agosto, entrenaron intensamente con actividades como gimnasio, caminatas con mochilas de hasta 12 kilos y recorridos por cerros locales. El ascenso se realizó con el acompañamiento de guías profesionales, quienes proporcionaron instrucciones técnicas y aseguraron las condiciones necesarias para enfrentar el desafío. "El clima es crucial. Si hay viento, frío extremo o nieve, el ascenso se cancela. Por suerte, nos tocaron 5 grados y condiciones óptimas", destacó Poterala. La experiencia no estuvo exenta de dificultades. "Cuando llegué a los 3.500 metros, pensé que no podía más. Me bloqueé física y mentalmente, pero los guías me motivaron a continuar", recordó Poterala. "Al llegar a la cumbre, lloramos, festejamos con un gran sapucai. Fue una mezcla de emociones que jamás olvidaré". El descenso también fue desafiante. María Vogel sufrió dolores en las rodillas debido a la pendiente, y el grupo utilizó la técnica del "culipatín" con piquetas para maniobrar, un método tanto divertido como peligroso. "Es algo que requiere habilidad, fuerza mental y preparación física. Aunque las imágenes desde la cima son espectaculares, llega un momento en que el vértigo puede ganar terreno", agregó Poterala. El ascenso El ascenso consta de dos etapas. La primera, de la base al domo, implica unas cuatro horas y media de caminata hasta el campamento. Al día siguiente, a las 2:30 de la madrugada, se inicia la travesía final hacia la cumbre, un recorrido de seis a siete horas. El regreso es más rápido, pero igualmente exigente. "Los guías nos capacitaron en primeros auxilios y técnicas de seguridad, algo esencial para afrontar los riesgos de la expedición", explicó. Poterala, de 52 años, reflexionó sobre la importancia de esta experiencia: "Nunca imaginé que a mi edad podría lograr algo así. Fue un reto físico, económico y emocional, pero tratamos de economizar al máximo y disfrutar cada momento. Cocinamos nuestras comidas, nos hospedamos en cabañas modestas y nos mantuvimos enfocadas en nuestro objetivo". El reencuentro con sus familias fue emocionante. "No sabés qué puede pasar en este tipo de expediciones, pero siempre hay que mantener la mente positiva", expresó. A pesar del esfuerzo, por ahora no tiene nuevos desafíos en mente: "Si ellas proponen algo, capaz me sume. Esto surgió por casualidad, porque yo soy más de la bicicleta, pero me dejó una gran enseñanza".

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