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» Elterritorio
Fecha: 05/01/2025 09:41
Con tres simples ingredientes, un trabajo constante y una dedicación que trajo frutos, sigue haciendo tortas tan clásicas y ricas que ya son una leyenda en su ciudad domingo 05 de enero de 2025 | 6:05hs. Las tortas de Toti llevan un largo proceso y tienen un arduo trabajo de muchas horas detrás. Fotos: Carina Martínez Josefina “Toti” Araujo (61) es quien desde hace más de 35 años alegra, endulza y despierta admiración con sus bizcochuelos, base principal de las tradicionales y deliciosas tortas que elabora. Con sólo tres ingredientes, de manera artesanal con una receta casera, logró, en tiempos de crisis, sacar a flote a su familia. Así, esta pastelera autodidacta mantiene hace más de tres décadas la receta que aprendió de un maestro vecino y refleja que la perseverancia y la magia que hay detrás de cada mano son la clave para salir adelante. En tiempos donde la inmediatez quiere aplicarse a todo y en consecuencia muchos proyectos se ven frustrados, historias que den cuenta de años de dedicación, perseverancia y una pizca sutil de amor, son dignas de ser contadas. En ese marco, Toti desde la cocina se volvió reconocida en San Pedro por la elaboración artesanal de tortas, que se tornan infaltables y son toda una tradición en diferentes tipos de celebraciones, en especial para festejar los cumpleaños. Josefina y Alejandro Ferreira se casaron muy jóvenes, desde un principio debieron tomar las riendas para salir adelante desde cero en tiempos donde nada era fácil. Sin contar con conocimientos académicos sobre panadería o pastelería se aventuraron, impulsados por buenos consejeros a montar una panadería, de las más pioneras en el municipio. Todo lo aprendieron juntos sobre la marcha y lograron consolidarse en el rubro con la fabricación del pan Los Pesitos. La idea surgió a mediados de los 80, cuando una crisis golpeó fuertemente a los comerciantes y había que reinventarse e inclinarse por rubros relacionados a la alimentación. Los primeros 5 kilos de pan fueron caseros, horneados en un horno de barro de una vecina. En cuanto a los pasteles, primero fue Alejandro quien realizó las primeras tortas y luego pasó la espátula a Toti, quien con mucha entereza asumió el rol y allí se mantiene firme hace más de 35 años. Sus tortas son únicas, clásicas, envueltas en una sencillez y dulzor equilibrados que nadie logra equiparar; el secreto es todo un misterio y se convirtieron en un mito de la ciudad. “Después de un año y poco de haber empezado con la panadería, nos vendieron una batidora y nos enseñaron a hacer los bizcochuelos caseros porque antes yo hacía torta con premezcla. Desde chica me gustaba hacer las tortas sólo que a partir del emprendimiento era todo casero, con sólo tres ingredientes”, contó Josefina. Huevo, azúcar, harina y el saborizante que prefiera el cliente, mayormente vainilla van a la batidora para convertirse en esponjosos bizcochuelos que en su paso por el horno perfuman toda la vecindad. Toti dice que no tiene secretos, sin embargo, sus tortas son únicas. Quizás el misterio se da detrás de sus manos y ese gusto que pregona desde pequeña. Muchos eligen llevar el bizcochuelo simple y lo decoran en casa. Al principio eran pasteles coloridos con grageas, algunas tortas personalizadas con los colores de un equipo de fútbol, luego los estilos fueron cambiando. En su historial se encuentra una torta de 50 kilogramos para la Expo San Pedro en los 90, después realizó 40 tortas para una fiesta de egresados, que fue el desafío más grande, con decoración toda manual. Pese a todas las posibilidades que ofrece internet para aprender nuevas técnicas de pastelería, Toti no sale de lo clásico y es lo que la caracteriza. “Mucha gente viene con modelos de tortas en sus celulares, quieren que les haga de esta u otra manera, yo hago bizcochuelos que son para un tipo de relleno y decorado, es así como me salen, son clásicas. Pero es con esas tortas que pude ayudar a sacar mi familia adelante”, sostuvo con satisfacción. “Todos me dicen ‘no cambies la receta’, varias veces me enseñaron otras formas, pero no me salen. Hoy es accesible aprender con YouTube, parece fácil y se ve bien, pero no siempre es rico. La mayoría de la gente nos vuelve a elegir y lo que más nos piden es la torta clásica, con esa receta que seguí siempre”, dijo y confesó: “No quieren que deje de hacer esas tortas”. Toda la esponjosidad característica es complementada con dulce de leche, durazno en almíbar, un toque de maní y crema para el decorado en la mayoría de las ocasiones. Primero la cobertura era realizada sólo con el popular merengue. Nada es instantáneo, hasta quedar listo, lleva su tiempo. “Me lleva tres días. Hago el bizcochuelo, lo dejo descansar un día, después coloco el relleno, nuevamente descansa por 24 horas y recién al tercer día lo decoro. Por eso siempre pido que soliciten con anticipación, porque si no tengo bizcochuelos ya preparados no puedo agarrar el pedido de una hora para otra, tiene su proceso”, detalló Toti. Ahora el desafío es pasar a un familiar este legado y la receta para que la torta de Toti no se pierda. Porque además de cocinar las tortas, ella es quien atiende la panadería y ayuda en la elaboración y empaquetado de otros productos. Así, las tortas las realiza por las siestas y en la noche. “Muchas veces quise dejar de hacer porque son muchas horas de pie, ya la rodilla me duele. Por lo general trabajo con una batidora de 20 kilos, es bastante pesado el trabajo para mi edad, hasta ahora nadie de mis hijos quiere asumir mi puesto, así que voy a ver si le enseño a alguna nieta quizás”, dijo Josefina. “Muchos me piden sólo el bizcochuelo y lo terminan en casa, llevan mucho así y es mejor para mí, aunque igual es cansador y el calor en el horno se torna sofocante”, reconoció. Todo el trabajo de años ayudó sobremanera para que sus cinco hijos pudieran estudiar y trabajar. “Esto es una ayuda para la familia, así estudiaron todos los hijos, incluso mis sobrinos trabajaron acá y pudieron estudiar”, mencionó la mujer, quien además de sus cinco hijos crió a cuatros sobrinos. En tanto, con su experiencia, al referirse al rubro, reflexionó: “La panadería es lo que te salva, el pan siempre se multiplica, me decía una vecina y yo creo que es cierto. No te quedás rico, pero no te falta el pan”. “La ganancia de las tortas las usamos para cuestiones fuera del negocio, para los hijos y demás proyectos familiares”, ejemplificó. En ese sentido hizo hincapié en la constancia y la originalidad: “Muchos creen que las cosas se hacen de un día para el otro; no es así. Nosotros hace 40 años que estamos, hay que ser constantes y no tener envidia, no copiar al otro, buscar ideas propias, ser originales. Me pasó muchas veces que llevaron mi bizcochuelo, lo decoraron y dijeron haberlos hecho. Falta más creatividad y sobre todo originalidad”. Ser reconocida como una de las pioneras en elaborar tortas para ella no es extraordinario, sino un resultado de mucho trabajo y dedicación. “La verdad es que nunca pensé en eso, es algo normal, creo que hoy soy conocida por hacer tortas, por el esmero de estos años”, concluyó. Compartí esta nota:
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