Contacto

×
  • +54 343 4178845

  • bcuadra@examedia.com.ar

  • Entre Ríos, Argentina

  • El estigma de los barrios del oeste y los asesinatos por los estragos de la droga

    Gualeguaychu » El Argentino

    Fecha: 04/01/2025 20:26

    Por Carlos Riera Crímenes de todo tipo, desde robos hasta homicidios, han sido una constante de los últimos años en toda esta populosa barriada del oeste. Pero ha habido casos que han marcado y atravesado fuertemente a la sociedad de Gualeguaychú, como lo ocurrido con Estela Alberto y Lucas Bentancourt. Fueron dos vecinos que fueron víctimas de las secuelas que la droga hizo en los jóvenes que terminaron con sus vidas. Matar a otra persona, drogado o no, no debería ser atenuante de nada, pero lo cierto es que esto influye en una disputa pena. Pero más allá de lo que puede discutirse en el seno de un juicio oral y público, para la sociedad no hay atenuantes y sólo existe el castigo para los responsables. El lunes pasado, esa sociedad de la zona oeste lo hizo saber. Cortaron la calle Gervasio Méndez a la altura de Nágera y a pesar de las consecuencias personales que les podría ocasionar el señalar con el dedo a quiénes son los responsables de los diferentes robos en la zona, se animaron y le contaron al resto de Gualeguaychú que ya no saben qué hacer para ser escuchados. “No sólo reclamamos por seguridad, sino también para que se actúe ante lo que vemos todos. Son las 2, las 3, las 5 de la tarde, y cortan la cocaína en el medio de la plaza, mientras nuestros nenes juegan. Hay prostitución infantil”, estas explosivas y denunciantes declaraciones las hizo una joven madre delante de la cúpula policial, el Comité de Seguridad y el representante del Ministerio Público Fiscal, Lisandro Beherán, que concurrieron a la movilización para tranquilizar a los vecinos y escucharlos. “Los nenes están jugando y lamentablemente estos chicos están sentados en la plaza, arman y cortan (la droga) y la Policía está al lado y no les dice nada. Es algo que no se puede explicar. Hay una familia que agarra a los propios hijos y los manda a vender la cocaína a todos lados. Es algo que no se puede entender”, agregó la mujer en declaraciones a EL ARGENTINO. La situación es angustiante y asfixiante. Y esto no es ajeno a nadie. Si los propios vecinos conocen sobre esta situación cómo es posible imaginar que los que están encargados de llevar una solución no conozcan sobre esta realidad, porque esto no es nuevo, y prueba de ello son los diferentes hechos policiales que han ocurrido en los últimos tiempos en esta zona. A principios de diciembre se descubrió y se detuvo a Jesús Decundo durante un allanamiento en pleno barrio Eva Perón (348). Este el hombre de 46 años fue detenido vinculado a una causa por robo en Pueblo Belgrano, y luego de confirmarse su verdadera identidad se supo que era buscado en Mar del Plata por un homicidio hace un año atrás. Cuando los uniformados llegaron a la casa donde estaba viviendo Decundo, entregó un DNI trucho que rápidamente se estableció que era apócrifo y que pertenecía a una persona de Mar del Plata. Fue llevado a la Jefatura de Policía para averiguar su verdadera identidad y antecedentes. Lo que se sabía hasta ese momento era que se hacía pasar por policía de la DDI bonaerense, que había comprado ese domicilio hacía unos tres meses y que ya había tenido algunos episodios con vecinos a los que le había exhibido su supuesta “arma reglamentaria”. Personal de la División Criminalística se puso a trabajar en averiguar la verdadera identidad y cuál era el motivo que lo llevó a dar un DNI trucho. Fue a través de las huellas dactilares que se logró confirmar su verdadera identidad: existía un pedido de detención vigente por múltiples delitos, entre ellos: homicidio, coacción, amenazas calificadas por el uso de arma, y un incidente de morigeración, según lo dispuesto por la UFIJE 4 de Mar del Plata a cargo del Dr. Fernando Berlingieri. Una puñalada al corazón del barrio Durante la manifestación de vecinos el lunes por la noche, una de las personas que tomó el micrófono fue Luis Bentancourt. Un hombre es muy respetado en la zona por su intensa actividad deportiva ligada a diferentes clubes. Un formador en categorías infantiles de fútbol de Pueblo Nuevo y Defensores del Oeste, y con un gran trabajo social en el barrio Toto Irigoyen, pero que lamentablemente su vida cambió en la madrugada del 8 de junio de 2019 cuando asesinaron a su hijo Lucas de 33 años, de una puñalada mortal en la puerta de su casa en el barrio 338. Por este crimen fue detenido ese mismo día Genaro Gutiérrez, un joven de 19 años con amplios antecedentes y con un triste historial de adicciones desde los 11 años. En el juicio que se desarrolló en diciembre de 2019, recibió una condena de 18 años de prisión, pero ese veredicto no dejó conforme a la familia Bentancourt, que esperaban una pena mayor. En realidad, el Tribunal de juicios de Gualeguaychú condenó a Gutiérrez por el cargo de homicidio simple a 14 años, y a esta pena se le sumó un año por el cargo de tentativa de robo y se le revocó la condena condicional dictada en octubre de 2018 de tres años de prisión, que nunca cumplió y por la cual quedó en libertad condicional, Y fue durante esa libertad que mató a Lucas Bentancourt. “La Justicia dice que la vida de mi hijo vale 14 años. Ese día, tuvimos la misma sensación que la noche del 8 de junio. Volvimos a casa, sentimos que le fallamos a Lucas, no pudimos dormir por cinco días”, manifestó Olga, horas después de conocerse el fallo judicial. El lunes por la noche, Luis Bentancourt le agradeció al fiscal Beherán su presencia en el lugar y destacó su inmenso trabajo por lograr en seis meses llevar a juicio y lograr la condena del asesino de su hijo, pero cuestionó: “Genaro Gutiérrez tenía arresto domiciliario y 30 días antes de la muerte de Lucas lo agarraron robando una camioneta en Nágera y Bomberos Voluntarios. Ahora el hermano anda en la misma, ¿vamos a terminar en que pase otro caso como el de Lucas? ¿Tiene que morir otro inocente? Yo no estoy contra la Fiscalía ni contra la Policía, pero hay una comisión de seguridad o no señor Rodríguez (señalando a Ricardo “Tachi” Rodríguez integrante del Comité de Seguridad Municipal y funcionario de la gestión Davico al frente del Área de Relaciones Institucionales y Culto de la Municipalidad de Gualeguaychú) Pero me parece que eso no va cuajando nada porque no se ve nada todavía. Creo que acá no tiene que morir otro inocente, porque si cometemos un error nosotros vamos presos y ellos siguen libres”. Un dolor que no se apagará jamás En una nota brindada al periodista Luciano Peralta hace cinco años atrás, a pocos días de la sentencia contra Genaro Gutiérrez, la familia Bentancourt no encontraba consuelo y la única respuesta que hallaron es que la Justicia no existe, y que si bien Gutiérrez fue el autor material, a Lucas lo mató la inoperancia del Estado. Del Poder Judicial, que no lo encarceló cuando la Policía lo detuvo robando un stereo a una cuadra de la casa de los Bentancourt, cuando cumplía una condena condicional por otros delitos; la impericia de quienes debieron controlar a ese joven que, según sus propias palabras, consumía drogas desde los 11 años y, según cuentan en los barrios del oeste, hace tiempo era una bomba de tiempo a punto de estallar. “Genaro tendría que haber estado preso, cumpliendo la pena efectiva, y Lucas estaría sentado acá, con nosotros”, reflexionó Cecilia, una de las hermanas de Lucas. “A Genaro el Estado le llegó mucho y de muchas formas. Fueron muchas las intervenciones de la Justicia y asistenciales. A nosotros, cuando recurrimos a la Justicia, por vez primera y porque nos mataron a nuestro hermano, nos dio la espalda”, dijo la más grande de las hermanas, quien, después del juicio, se convenció que la Justicia es una cuestión de clase. Que los poderosos logran en los Tribunales lo que aquellos que no tienen poder, nunca podrán. Estela Alberto y un crimen horrible Hace pocos días nada más, cuando se festejó la última Navidad, se cumplieron 10 años de la muerte de Estela Alberto. Un homicidio terrible, con un nivel de violencia inusitado. La víctima tenía 73 años y conocía desde hace tiempo a su victimario, Leandro “Coño” Martínez, de 22. El 25 de diciembre de 2014 la violó y la mató. Hoy está preso, cumpliendo una pena de 27 años. Pasaron casi cuatro años desde que se cometió el hecho hasta la lectura de la condena. En el medio pasó de todo, incluso un juicio trunco porque Martínez se había fugado del centro de rehabilitación en Concepción del Uruguay en 2015, cinco días antes a que iniciara el debate oral y público en Gualeguaychú, donde estaba imputado por “homicidio en ocasión de robo con abuso sexual con acceso carnal”. Pero vamos desde el principio. Estela Alberto llegó a su casa en el del sector 1 del barrio Eva Perón (348 viviendas) alrededor de las 3 de la madrugada, luego de pasar la Nochebuena en la casa de su hermana. Cuando sus familiares regresaron a buscarla horas más tarde, ya nadie contestó a la puerta. Solicitaron la presencia de la Policía para ingresar al departamento. Entraron por una ventana y la encontraron tendida sobre la cama, y con manchas de sangre sobre las sábanas. Coño Martínez: Estuvo prófugo y luego fue detenido por el crimen de Estela Alberto La víctima fue llevada al Hospital Centenario, donde murió en las primeras horas de la mañana del 26 de diciembre. Tras la autopsia, se determinó que la causal de la muerte se debió a un fuerte golpe en la sien. Pero lo más aberrante fue el descubrimiento (aunque ya se había constatado en su ingreso al hospital) que había sido salvajemente abusada y que incluso se había utilizado un elemento contundente. La autopsia que se le realizó horas más tarde el médico forense Marcelo Benetti arrojó resultados contundentes. Tenía lesiones equimóticas vitales en ambos ojos, en cuero cabelludo, en nuca, y en la región facial izquierda presentaba una probable compresión de suela de calzado, además de lesiones cortantes en arco superciliar izquierdo, con desprendimiento parcial de piezas dentarias. Tenía otras lesiones equimóticas en cuello, hombro, clavícula derecha, brazo derecho, mano izquierda y meñique derecho. Para el Ministerio Público Fiscal no había dudas de que se trató de un robo y que en esa acción, aprovechándose de la delicada situación en la que quedó la víctima tras la agresión física, sucedió el abuso. No se tardó mucho en escuchar el nombre de Leandro “Coño” Martínez como sospechoso, o por lo menos tener algún tipo de vinculación. Tal es así que fue detenido el 29 de diciembre, en una vivienda del sector oeste del barrio Eva Perón, pero fue liberado 24 horas después por el fiscal Guillermo Biré por falta de pruebas suficientes para imputarlo por el hecho. Al otro día, el 31 fue nuevamente detenido, pero esta vez con claras certezas de que había sido el responsable. Había pruebas genéticas que lo involucraban directamente con el hecho. Un pasado de drogas A Martínez se le dictó una medida de prisión preventiva que se fue prorrogando, hasta que su abogado defensor consiguió que continuara con esta modalidad en el Centro de Adicciones El Edén, que funciona en Concepción del Uruguay, por el consumo problemático de estupefacientes que tenía este joven de 22 años al momento del hecho. Durante la Investigación Penal Preparatoria (IPP) no sucedió demasiado. Estaba clara la autoría de Martínez y sólo restaban conocerse resultados de informes periciales y detalles judiciales que permitieron avanzar la causa hasta que el Juzgado de Garantías elevó el Legajo a juicio. Se fijó para el 3 de agosto la primera audiencia. Habían pasado 8 meses de cometido el hecho y el fiscal coordinador del Ministerio Público de Gualeguaychú, Lisandro Beherán, tenía claro que iba a ir por la máxima pena: la reclusión perpetua. El tipo de crimen cometido podía llevar a Martínez a una cadena perpetua. ¿Difícil? Si, pero no imposible. Lo que no fue imposible para Martínez fue escapar del Centro de Adicciones donde estaba alojado cumpliendo su prisión preventiva. Sabía que enfrentaba una dura condena y no tenía nada por perder. Aprovechó el momento adecuado y se fue caminando por la puerta de entrada el jueves 30 de julio. Cinco días antes de que iniciara el juicio. “Chupate esta mandarina” Desde entonces no se supo más nada de él. El juicio debió suspenderse porque el imputado debe estar presente y todo parecía indicar que el caso iba a quedar en el olvido. Pero en este punto hay que destacar el trabajo de los investigadores, tanto del Ministerio Público Fiscal y la División Investigaciones de la Policía de Gualeguaychú que nunca dejaron atrás cualquier rastro de Martínez. Pero “Coño” cometió un error terrible para cualquier criminal que se jacta de serlo. Se confió. Llegó a la zona de la Triple Frontera y creyó que nunca más lo iban a encontrar. Dejó abierta una de sus tres cuentas de Facebook, donde subía declaraciones de amor a su nueva novia, con fotos y paisajes característicos del país carioca. El 7 de diciembre de 2015 ya les había adelantado a sus perseguidores adonde había llegado, escribiendo en su muro: “Chupate Esta Mandarina En Brasil Vieja!!!”. Después de eso fue mucho más fácil rastrearlo. Incluso, a principios de 2016 viajó una comisión policial de Investigaciones de Gualeguaychú para aprehenderlo, pero en esa ocasión no pudieron dar con su paradero. Martínez se movía por Bolivia, Paraguay y Brasil, haciendo malabares en los semáforos, lo que también dejó documentado en Facebook. Dejó escrito momentos de reflexión como “La vida sin Drogas es mucho mejor veo mis cambios y mi felicidad día a día gracias a las personas que me enseñaron que una vida sin drogas es más linda FUERZA chicos Que se puede yo pude y es tan lindo”, y otros en donde denotaba cierto cambio de vida. Finalmente, fue atrapado cuando intentaba cruzar desde Ciudad del Este a Foz do Iguazú. Nueve meses duró su periplo por la triple frontera y en la Comisaría 2º de Foz do Iguazú esperó por su extradición, que llevó varios meses. Mientras, en Gualeguaychú se trabajaba en los trámites burocráticos para repatriarlo y a fines de mayo de 2016 se culminó con todo lo que se debía preparar. La extradición Recién a mediados de 2018 arribó al país custodiado por Interpol y quedó alojado en la Alcaidía de Sección Extradiciones, Departamento Interpol, ubicada en la Capital Federal. Luego se designó una comisión policial conformada por el Grupo Especial de Gualeguaychú, que efectivizó su traslado. Una vez en nuestra ciudad y mientras se fijaba la fecha para el esperado juicio, Martínez fue alojado en la Colonia Penal N°9 El Potrero con prisión preventiva, pero a los pocos días debió ser reubicado en la (ya desalojada) Unidad Penal 2 porque habría protagonizado un intento de fuga y ante cualquier otra situación se decidió su traslado a un lugar de mayor seguridad (todavía no habían sido construidos los pabellones de máxima seguridad en esos momentos). En septiembre comenzó el juicio y sólo dos audiencias bastarían para juzgarlo. No hubo mayores sobresaltos para determinar la autoría del hecho. Ninguno de los argumentos expuestos por la defensa encontró el reparo jurídico probatorio. La jueza Alicia Vivian fue quien presidió el Tribunal, y junto a Arturo Dumón y Mariano Martínez (que reemplazó a Mauricio Derudi que en el inicio de la investigación actuó como Fiscal coordinador), impusieron de forma unánime la pena de 27 años de prisión por los delitos de "homicidio en ocasión de robo y abuso sexual con acceso carnal calificado por haber resultado la muerte de la ofendida". Martínez había declarado en una de las audiencias: "yo no la mate, no la abusé y no le robe nada a Estelita", y argumentó que no había tenido nada que ver con lo sucedido. Para explicar sus rastros genéticos que fueron hallados en la escena del hecho y extraídos del cuerpo de la mujer, se defendió argumentando una supuesta relación sexual con la víctima a cambio de dinero. Para los magistrados, "la versión de Martínez encuentra serias disonancias con pruebas sustanciales rendidas en el juicio. Esa versión que la víctima mantenía tanto con él, como con otros jóvenes, relaciones sexuales por dinero, fue desvirtuada por las pruebas y porque ninguno de los testigos que fueron convocados por la defensa del imputado, pudo dar fe de lo argumentado. Todos ellos dijeron que "había comentarios en el barrio" y no pudieron establecer, ante preguntas concretas, el origen de esos comentarios. Negaron haber conocido o sabido que el acusado mantenía ese tipo de relación con la víctima.

    Ver noticia original

    También te puede interesar

  • Examedia © 2024

    Desarrollado por