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  • Carlos Ismael, memoria viviente de una Tablada "llena de terrenos baldíos"

    » La Capital

    Fecha: 04/01/2025 13:53

    Carlos tiene 84 años y narra la historia del barrrio Tablada. “Mi papá era verdulero, andaba con un carro y buscaba verdura en el Abasto”, cuenta A los 84 años, Carlitos Ismael es uno de los personajes de Tablada, donde se crió y vivió siempre. A los 84 años Carlos Ismael es todo unn personaje en Tablada . Camisa, buzo gris, zapatillas al tono y gorrita azul, Carlitos -o El Mono, como lo bautizaron antaño en el taller metalúrgico donde trabajaba- desafiaba el viento otoñal de fines de noviembre mientras charlaba sin prisa con Jesús Yaco, el canillita del barrio, en San Martín y Rueda. “Mi papá era verdulero. Andaba con un carrito de a pie o con un carro con caballo. Iba a buscar la verdura al (Mercado del) Abasto y cuando yo era pibe lo acompañaba y me quedaba en el carro cuidando porque, si no, te afanaban todo. - En el Abasto te afanaban las medias sin sacarte los zapatos. - ¿Dónde trabajaste? - Era aprendiz de sastre, en una sastrería que estaba por Amenábar casi Entre Ríos, enfrente del (motel) Amenábar, hasta que entré en los talleres metalúrgicos de (Ovidio) Lagos pasando Uriburu, donde trabajé 41 años. - ¿Es verdad que tenés una sidra de la época en la que Perón y Evita la regalaban con un pan dulce? - Sí, señor. La tengo guardada como un tesoro. - ¿Conociste a Evita en Rosario? -La vi cuando pasaba con el auto al lado de la Estación de Trenes (de San Martín y Virasoro). Habrá sido en el año 49 o 50, una vez que vino y su auto paró por Virasoro y la gente se acercaba a saludarla. - ¿Recibiste un regalo de Evita? -Me acuerdo de los Reyes, cuando mi mamá me llevó al Correo y Evita me regaló un autito de madera. Yo lo até al carro de mi viejo y lo traje desde el Abasto hasta mi casa, por el empedrado bola, con esas piedras grandes, y el autito no se rompió. >>Leer más: Corazón de Tablada, un comedor que alimenta a 200 personas con una historia de trabajo y sacrificio Infancia en Tablada - ¿Cómo fue tu infancia en el barrio? - El barrio estaba lleno de baldíos donde jugábamos a la pelota todo el día. Acá, por Maipú al 2900, estaba el taller de Paván, una bicicletería de un gringo y una pensión enfrente -donde había cada malandra- y después eran todos terrenos baldíos. Iba a la (Escuela) Dorrego (de San Martín y Amenábar) donde la maestra descubrió que tenía una enfermedad en una pierna y mis viejos me llevaron al (Hospital de Niños) Vilela, donde después me operaron y me la salvaron. Por eso siempre estoy agradecido a esa maestra de la Dorrego. Me acuerdo que andaba con un yeso, pero iba a jugar la pelota igual. Un día estaba atajando, me patearon y la pelota me pegó en el yeso y salvé el gol, entonces los del otro cuadro decían que no valía. - ¿Cómo era Tablada entonces? - Era otro mundo. Donde está (el Bar) El Lido había un bar con un ombú enorme, donde la gente pedía unas picadas bárbaras y de este lado estaba la Panadería Santa Fe. San Martín tenía un cantero en el medio, con unos bancos donde la gente se sentaba. - ¿Cómo era la vida en el barrio? - Era brava. Para juntar la plata para la entrada a la cancha de Central yo tenía que juntar huesos, vidrios, latas y llevarlas a un chatarrero del barrio, que te pagaba unas chirolas. Después hacíamos una joda, que era gritar .... cuando alguien estaba comiendo algo y entonces tenía que convidarnos a todos. Un día venía Daniel, uno de la pensión de enfrente, con una bolsa de facturas de la Panadería Santa Fe. Cuando lo vimos uno de la barra gritó ... y salimos corriendo a manguerle, pero el tipo agarró la bolsa y escupió las facturas para no convidarnos. El barrio y el fútbol - ¿Sos futbolero? - Sí. Yo era de Ñubel de pibe hasta que un día un vecino del barrio me llevó a la cancha de Central y me hice de Central. - ¿Cómo se vivía el fútbol en el Abasto? - Era una cosa de locos. Cuando Central ganaba el clásico agarraban a los de Ñubel y les tiraban con cachos de banana. -¿Cómo era la cancha vieja? - Era muy distinta. En la punta de Cordiviola y Regatas tenía un ombú gigante, que estaba afuera de los vestuarios, que en esa época, a fines de los 50, estaban de ese lado. En la popular del río había una pared en el medio y me acuerdo que en un partido contra River hubo una avalancha tan grande que me tiró abajo. Ese día me salvé que me pasaron por encima. Nací de nuevo. >>Leer más: Popularidad y muerte de Gabino Sosa en el relato de un niño de cinco años El Gitano, Pancita y Marcelo Ismael - ¿Lo viste jugar al Gitano Juárez? - El Gitano fue uno de los mejores jugadores que vi en Central. Cómo sería que había un referí, Nai Foino, que en los partidos les decía a los jugadores de Central cuando pasaba al lado de ellos: “Dénsela al Gitano”. - ¿Y a Pancita Biagioli? - Era un defensor que tenía un elástico para saltar. Era increíble cómo saltaba por encima de todos. Era un flaquito del Abasto, que paraba en el Café Sol de Mayo. - ¿Tu sobrino Marcelo Ismael, que tiene el Museo de River en el barrio, jugaba bien? - Marcelo era un delantero extraordinario, que le pegaba con las dos piernas. Jugó en las inferiores de Ñubel, pero no llegó porque tuvo un problema en la vista. >>Leer más: Crimen en barrio Tablada: mataron a un joven de 25 años de un disparo en la espalda

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