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» Diario Cordoba
Fecha: 04/01/2025 05:19
Todos necesitamos creer. Es algo inherente a la condición humana, por eso existen las religiones y algunas tradiciones que nos infunden ilusión, como los Reyes Magos. ¿Acaso hubo algo que nos llenara de mayor indignación y tristeza que cuando descubrimos que no existen a la manera en la que nos han hecho creer? De hecho, aún hoy me cuesta resignarme a saber que este año Baltasar no vaya a visitarme, bueno, que nunca se sabe porque son mágicos, pero que el año que más orgullosa estoy de mí por lo difícil que ha sido atravesarlo sea justo el que no espero ni una porción de magia... ¿Veis? Necesitamos que nos reconforte como sólo creer con fuerza en algo mayor que nosotros. De la misma manera, cuesta empezar el año sin la presencia de algunas personas que se hacían imprescindibles y ahí estamos, con las botas puestas, cogiendo buen ritmo para ver si así se nos hace más llevadero y esperando de nuevo algún pequeño detalle... que haga que sintamos que siguen cerca de nosotros, justo aquí dentro, en nuestro interior. Otros artículos de Ana Castro El cuerpo en guerra El gran truco final El cuerpo en guerra Ya es algo El cuerpo en guerra La traca final Este año no sabía bien qué pedir a los Reyes. ¿Qué pedirles más allá de mi continuo imposible –«un cuerpo nuevo»– o lo que siempre viene bien y no prescribe: un buen puñado de libros? Lo he cambiado por un montoncito de guías de viaje, que si algo ha traído el año nuevo son muchas ganas y proyectos de viajes. ¿Y esto qué relación guarda con creer? En que para hacer todo eso una tiene que creer muy fuerte en sí misma, que es todo un reto. Al fin y al cabo, ¿si una no cree en sí misma quién va a hacerlo? Justo por eso mismo, porque no hay alternativa, toca creer en una con toda la fuerza que podamos. Por otro lado, toca abrirse a nuevas experiencias con una actitud que nos mantenga en nuestro estado más vivo posible, con la ilusión renacida por todas aquellas cosas que nos hacen vibrar. Vivir un concierto, un viaje, escribir, disfrutar de una buena película... con la magia entre los dientes. Quizás así seamos capaces de mantener vivo nuestro lado más niño y, con él, recuperar parte de la intensidad con la que vivíamos todo entonces, para transformarlo en ahora. *Escritora
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