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  • Cómo es el hotel en los Alpes suizos al que solo se puede acceder en tren y está a más de 2.000 metros de altura

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 03/01/2025 08:31

    Alp Grüm, situado a más de 2.000 metros de altitud en Suiza, solo es accesible a pie o en tren (Google Maps) En lo alto del Paso Bernina, en los Alpes orientales de Suiza, se encuentra Alp Grüm, un singular hotel-estación que parece suspendido en el tiempo. Este lugar combina la función de hospedaje con la de estación de tren, siendo a la vez andén y sala de espera. Su ubicación aislada, a 2.091 metros de altitud, lo convierte en un destino ideal para quienes buscan desconectarse por completo del bullicio del mundo moderno. Sin rutas que lo conecten al resto del país, la única manera de llegar es a pie (cuando el clima lo permite) o en el Ferrocarril Rético, una de las líneas ferroviarias más emblemáticas de Suiza. Pero cuando el último tren del día se marcha, Alp Grüm queda rodeado únicamente por el silencio de las montañas y la majestuosa presencia de glaciares y lagos. “Solo hay naturaleza. Amaneceres y atardeceres. Tranquilidad. Nada más”, expresó Primo Semadeni, gerente del hotel Alp Grüm, en diálogo con la BBC. A sus 57 años, Semadeni observa el paisaje con la serenidad que otorga el tiempo en un lugar donde cada día es único. Desde el comedor del hotel, los visitantes pueden contemplar el glaciar Palü mientras disfrutan de los platos tradicionales de la zona (Google Maps) Un hotel forjado por la historia del Ferrocarril Rético El origen del hotel Alp Grüm está profundamente entrelazado con la historia del Ferrocarril Rético y su línea Bernina, un proyecto visionario que comenzó en 1906. Diseñado para conectar Suiza con Italia a través de un sistema ferroviario electrificado, este ambicioso plan llevó a la construcción del paso ferroviario más alto de los Alpes. Inaugurada en 1910, la línea Bernina revolucionó las comunicaciones entre las pequeñas ciudades de Samedan y Tirano, reduciendo un peligroso viaje de nueve horas a caballo a un trayecto mucho más seguro. “La dirección de la empresa decidió adquirir una máquina quitanieves en 1910, una maravilla tecnológica que permitió mantener la línea operativa incluso en invierno“, explicó Camille Härdi, portavoz de los Ferrocarriles Réticos. El hotel Alp Grüm, originalmente una cabaña de madera para supervisar la línea ferroviaria, se transformó en 1923 en la estructura de piedra que se conoce hoy. Desde entonces, ha evolucionado hasta convertirse en un refugio que alberga a viajeros y que encapsula la rica historia de los Alpes orientales. La línea Bernina del Ferrocarril Rético conecta Suiza con Italia a través del paso ferroviario más alto de los Alpes (Google Maps) Vivir y trabajar en el aislamiento de Alp Grüm Estar en Alp Grüm es mucho más que una experiencia turística; es un estilo de vida. Las 10 habitaciones del hotel, sencillas, pero acogedoras, ofrecen vistas a glaciares y lagos, enmarcando un silencio que domina cuando el último tren parte al anochecer. “Todo lo que se sirve en el restaurante durante 10 meses al año llega en tren“, señaló Semadeni, quien lleva 18 años gestionando el lugar. Los desafíos son constantes. Desde problemas de suministro hasta el impredecible comportamiento del clima alpino, cada día presenta nuevas dificultades. A esto se suma la necesidad de lidiar con la logística en un entorno donde las avalanchas, los deslizamientos de tierra y las tormentas eléctricas son realidades inevitables. “Un día, una de mis camareras renunció, se subió al tren y se fue a cualquier parte menos aquí“, recordó Semadeni. Pese a todo, la ubicación de Alp Grüm compensa con creces las adversidades. Desde su comedor, se puede admirar el glaciar Palü y el lago Palü de color azul verdoso, mientras se degusta un plato de pizzoccheri, una especialidad de trigo sarraceno del norte de Italia. En verano, un jardín alpino florece con edelweiss, alhelíes y menta, añadiendo un toque de color a este refugio remoto. Construido sobre historia ferroviaria, Alp Grüm es tanto estación de tren como refugio para viajeros en busca de soledad (Google Maps) “Tenemos montañas y glaciares, y estamos lejos de la vida cotidiana. Esto es un desafío, pero también una bendición“, afirmó Semadeni. En invierno, cuando la nieve lo cubre todo y la oscuridad parece aliarse con las estrellas, el hotel se convierte en un monumento de silencio y contemplación. Este rincón suizo, forjado entre glaciares y construido con esfuerzo humano, ofrece una experiencia que pocos llegan a conocer: una desconexión total del bullicio del mundo, donde la naturaleza reina en toda su magnitud.

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