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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 03/01/2025 04:56
Así podrían ser las aulas del futuro, con los estudiantes viviendo experiencias inmersivas de aprendizaje (Imagen Ilustrativa Infobae) En 1992 se publicó una novela de ciencia ficción titulada Snow Crash, en la que el novelista estadounidense Neal Stephenson utilizó —con grandes ironías y humor sobre las nuevas tecnologías— el término “metaverso” para referirse a un entorno digital en el que las personas podían ingresar e interactuar. Hoy el metaverso parece ser para muchos la tierra prometida del salto tecnológico de nuestras vidas y la posibilidad de llevar la existencia a una nueva dimensión. Incluso Facebook cambió su nombre a Meta y no hay compañía de Silicon Valley que no esté mirando de cerca qué nuevas posibilidades puede ofrecer este “universo paralelo” que va más allá de la realidad virtual. Mientras que, para otros, se trata de un entorno que enfrenta grandes problemas éticos en sus usos que todavía faltan resolverse. No existe una única definición de metaverso, y muchas veces se lo suele confundir con la realidad aumentada, pero lo cierto es que es uno de los temas que atraviesa los debates educativos, ya sea como mera herramienta que se suma a la educación híbrida, o como un verdadero “big bang” en el aula. Un módulo de realidad virtual diseñado porTicmas Pero entonces ¿qué es el metaverso? Una posible definición de metaverso es la que considera como una conjunción de diversas tecnologías que nos permiten hablar de una realidad paralela en tres dimensiones de diversos entornos inmersivos. Es decir, no “existe” como tal, sino que es a partir de otras tecnologías que se crea este contexto que fusiona la realidad física con la virtual. Pero ¿cuál es la diferencia con la realidad aumentada o virtual? El metaverso va más allá ya que tiene la particularidad de incluir a la realidad virtual que es la que brinda una experiencia única para su usuario, a través de un avatar y/ o tecnologías como gafas o guantes con sensores. El metaverso es el entorno que va a contener esas realidades virtuales que crean una extensión corporal o proyección —en un ambiente otro al que uno se encuentra físicamente—; y con la opción de interactuar con otros seres de manera “realista”, como si se tratase de un universo paralelo. Dime en qué realidad estudias Un interesante trabajo de próxima presentación es “Decodificando el metaverso: convergencia y oportunidades para América Latina” (2024) en el que trabajaron los especialistas Mario Adaro, Tomás Balmaceda, Sebastián Chumbita, Giselle Heleg, Marisa Repetto, Marco Rossi y Darío Veltani; publicado por Juslab (red de innovación) y la Universidad de Champagnat. En este trabajo se focalizan en diversos ejes del metaverso siguiendo el análisis de Nick Clegg, presidente de asuntos globales de Meta, quien, en un artículo escrito en 2022, planteó la importancia de entender qué es, cómo debe ser construído, y por qué importa. Sobre estas preguntas también se trata de analizar la brecha digital en América Latina. En el libro hay un apartado dedicado a la Educación y el metaverso en el que se pone de relieve cómo “retener la atención” se transformó en la joya de la corona en cualquier experiencia de aprendizaje. “El modelo de enseñanza tradicional, en donde la centralidad del proceso educativo se configuraba bajo el protagonismo casi único del docente y el alumno era meramente un receptor pasivo de los contenidos teóricos impartidos y el aula un espacio físico exclusivo de intercambio, se ha ido transformando con el correr de los años”. Y destacan que el metaverso como herramienta es hoy “en día un paso decisivo en la creación de espacios de educación divertidos, participativos, colaborativos y visualmente atractivos”; un ancla para la escurridiza falta de atención en la consolidación de saberes y desarrollo del aprendizaje. Sobre este punto cabe resaltar que el foco no está puesto en “reemplazar la experiencia de intercambio humana o la realidad” sino potenciarla y abrirse a nuevas posibilidades de experiencias, hipótesis y “nuevos modelos mentales”. Además destacan “La evolución de la educación hacia una disciplina que reúne características como el juego, la participación y la simulación ha llevado a hablar de una nueva instancia en la evolución de la educación llamada e-learning 2.0, en donde el aprendizaje no se entrega sino que se crea.” Una idea que entra en sintonía con el boom del mundo maker y su impacto en las aulas. Un avatar de San Martín podría convertirse en el guía que acompañe a los estudiantes a aprender de Historia y las guerras de la Independencia. Cambiar el paradigma ¿Las nuevas tecnologías como los avatares, la inteligencia artificial, los metaversos y las realidades aumentadas; entre otras, rompen o potencian el binomio docente/alumno? Querer ofrecer una respuesta por la positiva o la negativa parece todavía arriesgado ante cuestionamientos éticos sobre la privacidad, ya sea de datos personales y/o contenidos; como así también en temas de accesibilidad y brecha digital. Otro eje clave es el que respecta a la formación docente que debe estar orientada para conocer y guiar en el uso crítico de estas herramientas, que si bien parecen siempre tener un efecto potenciador en el aprendizaje también pueden provocar confusión entre “realidades” como así también impactar de manera negativa en la comunicación verbal y/o las relaciones con otras personas de carne y hueso. Existen diversas instituciones que trabajan con la experiencia del metaverso en su currícula, entre ellas la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) trabaja en un proyecto piloto con estudiantes de arquitectura para diseñar y explorar edificaciones. En Brasil, la plataforma AltspaceVR ofrece clases de idiomas en un entorno inmersivo, apostando a crear una especie de Babel de prácticas lingüísticas. En Costa Rica junto a la plataforma Second Life --activa desde 2003 creando diversas comunidades-- realizan experimentaciones de actividades académicas inmersivas. En el caso de Argentina, el Laboratorio de Innovación e Inteligencia Artificial de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Católica de Salta cuentan con el desarrollo de metaversos para sus estudiantes, incluso en esta última institución realizaron un juicio simulado en un entorno virtual.
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