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» LT10 Digital
Fecha: 02/01/2025 18:20
Una pausa de las redes contribuye a retomar el equilibrio cerebral en los "mecanismos de recompensa". En un mundo atravesado por el consumo digital, las redes sociales a veces son vistas como un refugio o espacio de distracción. Sin embargo, también pueden convertirse en un arma de doble filo para la salud mental y cerebral en lo conocido como "mecanismos de recompensa". Existe una forma de revertir esto. Conocé cómo. El término “brain rot” (deterioro cerebral) indica la creciente preocupación por los efectos adversos de un consumo digital excesivo. Como explicó a National Geographic la experta en adicciones Anna Lembke, el uso compulsivo de redes sociales puede alterar profundamente los mecanismos de recompensa del cerebro. Pero tomarse un descanso puede marcar una gran diferencia en nuestra salud cerebral. Un descanso de las redes sociales, aunque desafiante, puede ser una oportunidad para que el cerebro recupere su equilibrio natural. Expertos como Lembke afirman que estos períodos de desintoxicación digital permiten “reiniciar” los circuitos de recompensa del cerebro. ¿Cómo afectan las redes sociales al cerebro? Cada uso de las redes es una búsqueda de dopamina, el químico del “placer”. En forma de "likes", comentarios positivos o contenido agradable, estos estímulos activan el sistema de recompensa cerebral de manera similar a las drogas o el alcohol. Sin embargo, el cerebro tiene un límite para procesar este estímulo continuo. Según Lembke, el mecanismo de equilibrio de dopamina funciona como una balanza: cuanto más tiempo dedicamos a una actividad gratificante, más intenta el cerebro contrarrestarlo reduciendo su producción de dopamina o limitando su transmisión. Este “déficit de dopamina” puede generar un círculo vicioso donde necesitamos más tiempo en redes sociales para sentirnos normales, lo que a largo plazo puede llevarnos a estados de apatía, ansiedad y una dependencia similar a la adicción. Una pausa prolonga permite a las personas estar más presentes en su vida cotidiana. Los beneficios de desconectarse Si bien parece difícil, existen evidencias de que las pequeñas pausas tienen beneficios notables. “Cuando pausamos este ciclo de dopamina inducido por las redes sociales, permitimos que el cerebro restablezca sus vías de recompensa”, explicó Lembke. Además, una pausa prolongada —idealmente de al menos cuatro semanas— puede ser aún más efectiva para restaurar el equilibrio neuroquímico y ayudar a las personas a sentirse más presentes en sus vidas cotidianas. El desafío de los primeros días Para muchos, el desafío más grande de un detox digital son los primeros días. La transición puede provocar síntomas de abstinencia como ansiedad, irritabilidad e incluso antojos por revisar el teléfono. Según Sarah Woodruff, coautora de un estudio sobre los efectos de una pausa en redes sociales, este periodo inicial es temporal. “El cerebro necesita tiempo para adaptarse a los niveles más bajos de dopamina”, señala Lembke. Sin embargo, al persistir, los usuarios suelen encontrar que el proceso es más fácil de lo esperado. En el estudio dirigido por Woodruff, los participantes reportaron que, tras una semana, el detox se volvió más manejable y que incluso comenzaron a disfrutarlo. Cómo construir un equilibrio a largo plazo Una vez completado el detox, evitar recaer en un uso excesivo es crucial, por lo que los expertos recomiendan crear límites físicos y mentales al acceso impulsivo a las redes sociales. Por ejemplo, mantener el teléfono fuera de la habitación durante la noche o desactivar notificaciones. Otra estrategia clave es reemplazar los estímulos rápidos con actividades de mayor gratificación, como aprender un instrumento, practicar ejercicio o cocinar. “Cuando nos involucramos en actividades que requieren nuestra atención, el cerebro libera dopamina de manera más equilibrada y sostenible”, afirma Lembke. Además, los descansos regulares son recomendados a lo largo del año. “No podemos eliminar por completo las redes sociales de nuestras vidas”, dice Woodruff, “pero pausarlas periódicamente puede ayudarnos a reflexionar sobre cómo las usamos y cómo nos hacen sentir”. El efecto de las redes sociales en nuestro cerebro puede ser profundo, pero también lo es la capacidad para recuperar el control. Un descanso puede marcar el comienzo de una relación más saludable con el mundo digital.
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