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  • Europa se congela por la traición de sus socios anglófilos: EE. UU. y Gran Bretaña

    Concordia » Diario Junio

    Fecha: 02/01/2025 18:12

    Desde hacía más de diez años, el comercio de gas entre Alemania y Europa venía transitando de forma normal, hasta que el conflicto entre Rusia y Ucrania cambió la estrategia de EE. UU., que decidió, de forma inconsulta, llevar a cabo ese acto de sabotaje infame que perjudicó a millones de europeos. Por su parte, Rusia encontró rápidamente otro comprador en su nuevo socio estratégico: nada menos que China. Sin embargo, continuó enviando, en menor proporción, gas a algunos países europeos a través de Ucrania, el país con el que estaba en conflicto, gracias a un contrato con Gazprom, la empresa de gas más grande del mundo. Este contrato venció el 31 de diciembre de 2024. A partir de las 00:00 del 2025, las válvulas se cerraron, ya que las autoridades ucranianas, por mandato de Washington, no renovaron el contrato. La red de tránsito de gas, que pasa por Ucrania, está afectando, además de Europa, a los sistemas de gasoductos de Moldavia, Rumania, Hungría, Polonia y Eslovaquia. En este último país, el ministro Fico, a pesar de integrar la OTAN, le dijo a Zelenski, el presidente ucraniano, que les cortaría el flujo de electricidad que envían a Ucrania a través de sus usinas nucleares. Otros países europeos afectados son Austria e Italia. Sin embargo, sus líderes de derecha se quedan callados ante tamaña agresión energética, para no reconocer que sus decisiones son dictadas desde Washington. Es increíble el costo humano que pagan por ser vasallos del imperio. En general, la Unión Europea depende en gran medida de la importación de gas, que en 2023 alcanzó un 85 %. Esta suspensión de gas y su encarecimiento tendrá un costo adicional para Europa de 50 mil millones de euros. Otra alternativa que tiene Europa es el gasoducto TurkStream, que discurre por el Mar Negro. Cuenta con dos líneas: una para el mercado interno turco y otra que abastece a Serbia y Hungría. Un operador inesperado y oportunista es Noruega, que de golpe se convirtió en proveedor de gas a Europa. Eso sí, el precio ni te cuento. Lo que los europeos no quieren es bañarse con agua fría. Mientras tanto, el gas que no les llega a España, Francia, Bélgica y Países Bajos es aportado por Rusia a través de barcos. Todo esto es un poco irónico: la OTAN, que es casi toda Europa (32 países), le declara la guerra a quien les provee energía para su supervivencia. Mientras Europa siga con sus absurdas políticas eurocéntricas, no se integre al mundo global, permanezca sumisa con sus amos del norte y no se desprenda de una élite parasitaria que la ha involucrado en una guerra, se enfrentará a consecuencias devastadoras. Si este conflicto escala, la parte más dantesca será la tierra de nuestros ancestros, quienes han sido atrapados por el capitalismo sionista. Eso sí, deberán despojarse de sus rasgos discriminatorios y racistas, más próximos al fascismo, si pretenden sobrevivir en el nuevo orden que se vislumbra.

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