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» El litoral Corrientes
Fecha: 02/01/2025 13:20
«La cultura del sol es fuerte. El tema es saber que las cosas son buenas o malas según la medida», remarca Alberto Lavieri, médico dermatólogo y referente de la Sociedad Argentina de Dermatología. También recuerda que, con la mayor expectativa de vida, hoy las personas tienen más posibilidades de estar expuestas. El efecto acumulativo incrementa mucho el riesgo de desarrollar patologías. Para prevenirlas, es fundamental evitar los horarios no recomendados (ver recuadro) y, el resto del tiempo, elegir y habituarse a utilizar la protección adecuada. Razones para protegerse Los rayos ultravioleta (UV), unos de los componentes de la radiación solar, pueden penetrar la piel y provocar quemaduras, envejecimiento cutáneo prematuro, daño ocular y ciertos tipos de cáncer. Existen tres clases de rayos UV: A, B y C. «Los que más nos preocuparían son los UVC porque son muy agresivos, pero la mayoría son absorbidos en la atmósfera –explica Lavieri–; mientras que los UVA y UVB atraviesan mucho más». Y agrega que las nubes y la capa de ozono no bloquean totalmente los rayos UVB, más riesgosos para el organismo. «Es de estas radiaciones de las que nos tenemos que cuidar», remarca. Con respecto a los rayos UVA, el especialista comenta que la capa de ozono los filtra cada vez menos. «Son responsables del bronceado, pero también, secundariamente, como penetran en las capas profundas de la piel, destruyen el colágeno, producen envejecimiento y cáncer», advierte. La piel es la barrera natural contra el sol, y su eficacia depende de lo que se llama «el fototipo». Lavieri detalla: «El fototipo 1 es el que nunca se broncea, el que siempre se quema. Es una piel muy sensible que se enrojece fácilmente y se ampolla. Así se llega hasta el 5, que es aquel al que vemos bronceado todo el año; nunca tiene quemaduras en la piel, sino que adquiere un color envidiable». Finalmente, la gama se completa con el fototipo 6, que describe a las personas de color. Al exponerse al sol, la piel activa su defensa biológica, proporcionada por el pigmento natural melanina. «Entonces, uno podría decir que, si se broncea un poco, se protege. Pero, cuando eso sucede, la piel ya se quemó, ya se produjo daño», alerta Lavieri. Para evitarlo, se desarrollaron los fotoprotectores y pantallas modernos, de uso externo. Su acción se combina con las barreras físicas: la capa de ozono, las vestimentas, los sombreros y los anteojos. Los protectores solares se clasifican según el factor de protección solar (FPS), un número que identifica la acción contra los rayos UV de acuerdo con el tipo de piel. A mayor FPS, mayor defensa. «En su fórmula, llevan filtros que frenan la acción de los UVA, que producen el bronceado rápido, y de los UVB, que generan un bronceado duradero», acota Lavieri. Como aproximación, el FPS es el número de veces que el producto aumenta la defensa natural. «Si, cuando una persona se expone al sol, el eritema aparece habitualmente a los 10 minutos, con un factor de protección solar 2, tardaría 20 minutos», ejemplifica el especialista. De acuerdo con la ANMAT, los protectores solar se encuadran, a modo de orientación, de la siguiente manera: Protección baja (FPS entre 6,0 y 14,9): para piel poco sensible a la quemadura solar. Protección media (FPS entre 15,0 y 29,9): para piel moderadamente sensible. Protección alta (FPS entre 30,0 y 50): para piel muy sensible. Protección muy alta (FPS entre 50 y 100): para piel extremadamente sensible. A la hora de elegir el producto adecuado, Lavieri recomienda los que indican que protegen contra los dos tipos de radiaciones: UVA y UVB. También es fundamental conocer el tipo de piel para comprar la alternativa más adecuada. «Los protectores con FPS entre 2 y 6 no tienen utilidad; con FPS de 8 a 12 son, quizá, para pieles con fototipo 5. Siempre recomendamos que el FPS sea, como mínimo, 25. Es suficiente cuando se lo usa de forma permanente y siempre que la persona no haya estado en el agua o haya tenido un sudor excesivo», destaca el experto. Para pieles muy sensibles, aconseja usar un FPS superior a 50. «Los niños no deben estar expuestos al sol de 10 a 16 y, fuera de este horario, hay que protegerlos con vestimentas adecuadas y colocarles siempre el protector solar», enfatiza. Según la ANMAT, en el rotulado principal de un protector solar, es obligatorio indicar de forma destacada el número entero de protección solar precedido de la sigla FPS o de las palabras «Factor de Protección Solar». Asimismo, informa que deben mencionar marca, contenido neto, domicilio del titular o elaborador o importador, lote y fecha de vencimiento del producto; deben indicar la composición cualitativa de los filtros solares, y deben tener las siguientes advertencias e instrucciones de uso: “Es necesaria la reaplicación del producto para mantener su efectividad”. “Ayuda a prevenir las quemaduras solares”. “Para niños menores de 6 (seis) meses, consultar al médico”. “Este producto no ofrece ninguna protección contra la insolación”. “Evite la exposición prolongada de los niños al sol”. “Aplique abundantemente antes de la exposición al sol”. “Reaplicar siempre luego de sudoración intensa, nadar o bañarse (secarse con toalla), y durante la exposición al sol”. “Si la cantidad aplicada no es adecuada, el nivel de protección será significativamente reducido”. Las etiquetas también deberán indicar si debe esperarse un tiempo, determinado por el fabricante, desde la aplicación hasta la exposición o para la reaplicación del protector. Frente a la amplia variedad de productos disponibles, los consumidores pueden preguntarse si la calidad es proporcional al precio. «Mientras esté indicado el FPS y el protector se venda en una farmacia, en un comercio serio, no debería haber ningún problema. Hay cuestiones cosméticas, más que de protección, que los encarecen más o menos, y generan toda la gama», afirma Lavieri. Tanto los protectores en crema como en spray son efectivos. «El tema es la aplicación –aclara el dermatólogo–: en las zonas pilosas, sobre todo, es más complicado distribuir las cremas. Pero, si se usa el spray, siempre hay que asegurarse de cubrir bien toda el área», resume. Además, sostiene que los productos para labios son útiles para acordarse de proteger también esa zona. «Aunque pueden usarse las cremas para el cuerpo –confirma–, los labiales son cosmetológicamente más aceptables, en especial, en lo que respecta al sabor».
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