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» Diario Cordoba
Fecha: 02/01/2025 05:33
En este 2025 que empieza, se cumplen 30 años de la publicación de algunos discos que muchos tienen en un altar en sus casas. En 1995 tuvo lugar la lucha –real y de márketing– de Blur y Oasis por el trofeo del britpop con The Great Escape y (What's The Story) Morning Glory? respectivamente, se escuchó por primera vez el espléndido Different Class de Pulp, Elliott Smith hizo del mundo un lugar mejor con Needle In The Hay y El niño gusano sorprendió con Circo Luso. Todos" grandes trabajos y todos ejecutados por hombres, efectivamente. ¿Dónde estaban las mujeres mientras tanto? Pues muchas de ellas estaban cantando sobre lo mal que las habían tratado sus parejas (algunos compañeros de profesión, claro), lo hartas que estaban de interpretar papeles impuestos por la sociedad y otros problemas relacionados con el género. Porque, hace tres décadas, había muchas tías cabreadas en la música y muchas más dispuestas a identificarse con ese enfado. Posiblemente, la más famosa de las artistas que operaban sin banda y que triunfó en aquel año fue una candiense llamada Alanis Morissette. Su disco Jagged Little Pill vendió más de cinco millones de copias en su primer año y obtuvo seis nominaciones en los Premios Grammy gracias a temas como You Oughta Know, Hand In My Pocket y, por supuesto, Ironic, cuyo videoclip dirigido por Stéphane Sednaoui, se marcó a fuego en la mente de los telespectadores de la MTV a base de repeticiones. La artista había grabado dos discos previos en Canadá (de otro estilo musical) pero en esta ocasión estaba bajo la batuta de Madonna y su sello Maverick además de tener un puñado de buenas canciones. Sin embargo, el camino de la fama está lleno de piedras. Morissette recibió muchas burlas por parte de críticos que señalaron que algunas de las ideas de Ironic no tenían nada de irónico como “llueve el día de tu boda”, “un atasco cuando llegas tarde” o “un viaje gratis cuando ya has pagado”. El tema dio tanto que hablar que casi dos décadas después, en 2013, la artista se rió de ello junto al trío The Lonely Island en el sketch Semicolon emitido en el programa Jimmy Kimmel Live! Pero aguantar toda la presión mediática con solo 21 años no fue fácil: la cantautora volvió a sufrir los trastornos alimentarios de su adolescencia, tuvo que lidiar con elevados niveles de ansiedad e incluso se fue a la India durante una temporada para intentar recuperar la paz. Su siguiente disco Supposed Former Infatuation Junkie se lanzó en 1998, pero ya no tuvo el mismo éxito (aunque también vendió millones de copias). Otra que tenía una guitarra y una voz que la diferenciaba del resto era PJ Harvey que, en 1995, publicó To Bring You My Love. Si bien no era tan visceral como Dry (1992) o Rid of Me (1993), Polly Jean no le canta a las bondades de la vida sino que se enreda en pensamientos sobre la religión. En este disco, además, incluyó el hipnótico pero inquietante tema Down By The Water, que habla sobre un infancidio con frases de la canción de 1942 Salty Dog Blues. Tal era la fama de la inglesa, que parte del público asumió que era autobiográfico. Ella también entró en el saco de la etiqueta Angry Young Woman que el crítico Jon Pareles –uno de los que subrayó la ironía de la falta de ironía de Ironic– mencionó en The New York Times en 1996, con comentarios como: “Tardíamente, pero con firmeza, las compañías discográficas han decidido que una vida amorosa problemática más una guitarra eléctrica equivalen a ganancias potenciales”. Leyre Marinas señala en su ensayo Fucked Feminist Fans. Los orígenes del #MeToo desde la cultura pop musical (Dos Bigotes) “el paternalismo, edadismo y sexismo de cada uno de los vocablos [de la etiqueta]”. El mosqueo más allá del estilo musical Otras que aparecen en la (desacertada) lista del avispado de Pareles son las bandas Garbage y Elastica lideradas, respectivamente, por Shirley Manson y Justine Frischmann. Ambas se movían en el ámbito del pop-rock, sin ningún aura de cantautora como podría tener Morissette y publicaron sus primeros discos en 1995. Manson, una escocesa pelirroja con aspecto y voz lúgubres, llevó a su grupo al éxito con temas como Only Happy When It Rains y, sobre todo, Stupid Girl (“No creas en el miedo/ No creas en el dolor/ No creas en nadie/ Que no puedas domar”). Por su parte, Frischmann montó su banda junto a Justin Welch –ambos habían pasado previamente por Suede– y rompieron el mercado con su Connection, incluida en ese álbum titulado Elastica. En un principio, su triunfo fue agridulce aunque finalmente se llevaron la gloria: el grupo Wire les denunció por plagiar su canción Three Girl Rhumba pero, pese a que las similitudes son obvias, llegaron a un acuerdo por un porcentaje de los royalties. Wire salieron perdiendo, sin duda. En la línea de lo comercial –todas las mencionadas hasta ahora vendieron y vendieron– también se encuentra Gwen Stefani que, en 1995, estaba bastante mosqueada con los hombres que la rodeaban. No Doubt estaba grabando su tercer disco Tragic Kingdom y su hermano Eric, encargado de los teclados, anunció que dejaba la banda (mala decisión, sin duda). Además, su novio, que era el bajista Tony Kanal y con el que había estado siete años, había roto con ella pero sí se quedaba en el grupo, así que tenía que verle todos los días. Hasta ese momento, Gwen Stefani solo era la voz pero decidió tomar el mando de las letras para, entre otras cosas, decirle a su ex que se callase en la que sería una de las canciones más escuchadas de 1995, Don’t Speak: “No me lo digas porque duele/ No hables, sé lo que estás pensando/ No necesito tus razones/ No me lo digas porque duele”. Otro de los temas que les hizo alcanzar la fama mundial fue Just A Girl, co-escrito junto a Thomas Dumont, en el que habla de forma sarcástica de lo que suponía ser una chica en aquellos tiempos (que tampoco es que haya perdido mucha validez con el paso de los años): “No me pierdas de vista/ Oh, solo soy una niña, toda bonita y pequeña/ Así que no me dejes tener ningún derecho”. La imagen de Stefani se convirtió en un icono de la época y, aunque grabó varios discos más con la banda, en 2004 comenzó su carrera en solitario. Las enfadadas originales Ningunas más hartas del sistema que las Riot Grrrls! o, al menos, a las que menos les importaba expresarlo. 1995 fue el año en el que Sleater-Kinney, representantes principales del movimiento junto a otras amigas como Bikini Kill, lanzaron su álbum homónimo y primero de estudio. En él se incluyen canciones como A Real Man (“Todas las chicas deberían tener/ un hombre de verdad/ ¿debería comprarlo? no quiero”), una de las primeras en la larga lista de temas a lo largo de su carrera, con 11 álbumes de estudio. No han despachado tantas copias como las artistas mencionadas hasta ahora, pero son unas de las más respetadas de la industria (incluida la parte masculina, un logro no tan fácil) desde sus inicios. Lejos de Olympia, sede del movimiento riot grrrl, pero con el mismo espíritu combativo, Babes In Toyland publicaron Nemesisters, el último de sus trabajos de estudio. La banda por la que había pasado Courtney Love fugazmente dejó un poso importante en la escena. Tanto por su música como por su actitud e incluso su imagen (su cantante Kat Bjelland, fue una de las reinas del kinderwhore (un estilo que combina vestidos infantiles con elementos punk, por decirlo de forma condensada), que también adoptó la propia Love, con fans como Sonic Youth que, precisamente, también engordaron la lista de grandes discos de 1995. La banda de Kim Gordon publicó Washing Machine, uno de sus trabajos mejor valorados por ser poco comercial aunque, curiosamente, la camiseta que usaron como promoción es una de las más conocidas del mundo del merchandising musical. La portada del disco, en la que salen dos chicos con dicha prenda, es una foto hecha por Gordon a esos fans. ¿Estaba la artista enfadada con el mundo en 1995? Cómo no estarlo. De hecho, en Little Trouble Girl, escrita por ella y con la voz de Kim Deal (The Pixies y Breeders) como acompañante, canta frases como: “Lo siento madre, prefiero pelear/ Que tener que mentir”. ¿Y qué pasaba en España? Los 90 fueron, sin duda, una buena época musical para la escena alternativa patrio. Pero, precisamente, 1995 no fue un año especialmente fructífero para las artistas y bandas formadas o lideradas por mujeres. Sí que hubo algunas como las asturianas Nosoträsh –si bien no parecían estar especialmente furiosas manejaban bien la ironía– que publicaron su primera maqueta, con canciones ya clásicas como Voy a aterrizar (“Sola yo crucé/ El Atlántico/ Sola con mi avión/ Que fantástico”). Pero, sin duda, las representantes del mosqueo femenino nacional fueron las hermanas Llanos. Su grupo Dover –cogieron el nombre de una marca de ropa de la tienda donde trabajaba su madre– nació en los locales de ensayo del polígono industrial Ventorro del Cano, en Alcorcón. De ahí salió su primer disco Sister, publicado en 1995, con temas como Come With Me, su primer éxito a pequeña escala. Además, el álbum contiene la única canción en español de la banda, Noche tras Noche, una versión del grupo Solera, con frases como: “Pienso y no quiero pensar, que no tengo en quien confiar/ Yo perdí contigo aquella fe que no puedo recobrar/ ¿Dónde pusiste cabrón la esperanza que puse en ti?”. Muy contentas no estaban, la verdad.
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