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  • Silvio Solari, desde Carrozas y paseos del estudiante, a ser la voz del Carnaval del País

    Gualeguaychu » El Argentino

    Fecha: 02/01/2025 04:31

    Por Lautaro Silvera Mientras todos se preparan para comenzar el desfile del espectáculo más grande a cielo abierto, hay un presentador que da el puntapié inicial del gran show. Porque antes de que suene la primera nota de la banda musical de una comparsa, hay una voz que presenta a todos los que van a presentarse en la pasarela del Carnaval del País. Locutor y presentador de pura cepa, Silvio Solari habló con EL ARGENTINO, y repasó su historia y los inicios de su carrera en el mundo de la locución y la conducción, hasta llegar a ser la voz del Carnaval del País por 22 años consecutivos. Porque el Carnaval comienza con su garganta, ahí en el centro de la mismísima pasarela José Luis Gestro. ¿Cómo recordás tus primeros pasos en el Carnaval del País? - Empecé a trabajar con la Comisión de Carnaval en 2003. Este es mi 22° año. La conexión se dio gracias a mi trabajo en Telecom, donde colaborábamos con el soporte logístico de la Comisión, dando apoyo con líneas telefónicas e internet. Conocí a Noel, quien hoy es una gran amiga, y a partir de ahí comencé a involucrarme más en el mundo del carnaval. En 2001 hice la presentación de la comparsa Kamarr, y de ahí en más me fui metiendo en todo lo que tiene que ver con las comparsas y los clubes. Yo venía trabajando como presentador en boliches conocidos como lo fue Garage, donde se sabía que a las 2 AM arrancaba todo. Con el tiempo, la idea de una apertura potente, comenzó a rondar en mi cabeza y así lo fuimos plasmando de a poco. ¿Te imaginabas llegar a cumplir tantos años dentro del carnaval? - La verdad es que no. Cuando comencé no pensé que iba a ser la voz del Carnaval del País. Al principio solo hacía la apertura, desde una ubicación apartada, en el balcón de la Casa Rosada. Pero con el tiempo, fue evolucionando. La apertura se fue haciendo cada vez más grande, con la incorporación de bandas y publicidades. Se fue armando una estructura que hoy en día ya tiene su propia marca. Junto con mi equipo en el cual me apoyo y soy parte -y estoy orgulloso de eso- me refiero a Noel Gutiérrez, María Inés Vela, Facundo Velásquez, sentíamos que teníamos que darle un propio peso a esta parte del comienzo del show. Durante la noche me vas a ver con una cucaracha en el oído controlando lo que es el manejo del espectáculo. ¿Qué cosas realizan además de la presentación misma? -Estamos al pendiente del movimiento de ambulancias, policía, seguridad, círculo interno y círculo externo, el tema de los ingresos en los molinetes, la largada de cada comparsa con el lanzamiento del reloj de 10 minutos y con qué tiempo llegan al final; estar en todo en ese momento presente, enlazado con la gente de sonido. Es todo un trabajo en conjunto que no solamente es la apertura para mí. En este equipo que confío hace años, soy parte y estoy orgulloso de ello, y les agradezco a ellos. ¿Tenes un apunte de lo que decís y relatas en tu presentación o son cosas que van saliendo? -En casa, en la ruta, me voy imaginando cada apertura, palabra, y no es un libreto estudiado. Sí hay cosas repetitivas porque tienen que estar presentes, pero lo que me van naciendo en el momento es lo que digo. Esa es la historia de la apertura. Solamente tengo que tener anotado por ayuda de memoria, el orden de salida de cada comparsa de esa noche, y después todo lo demás es inventiva inmediata absoluta del momento. Junto con su esposa Luisina, su pareja y sus dos hijos- Bautista de 14 años y Agustina de 23- Silvio repasa con gran sentimiento sus comienzos dentro de la locución en el mundo artístico local. Desde las primeras emisiones en radios FM, conducciones de bailes y concursos, hasta presentaciones en boliches. Todo un tiempo donde su familia lo ha acompañado, y lo sigue apoyando para llegar a este presente. -Tengo la gracia de Dios que me dio un instrumento como es mi garganta, que la vengo utilizando desde el año 1989. En radio, espectáculos, conducciones, paseos del estudiante. Creo que estoy en la memoria de un montón de gente y amigos, pero siempre soy un agradecido de esta garganta que tengo. Puedo decir, también, que he regalado muchísimo tiempo al servicio de los demás, de que me piden, ‘che, mirá, necesito que me hagas esta conducción’, ‘no tenemos dinero’, y yo voy con gusto porque sé que todo lo que vuelve, vuelve el doble y a veces mucho más. Esa es la satisfacción interna que me queda a mí cada vez que lo hago, hasta el día de hoy. ¿Sentis que esa cantidad incontable de horas, llevó a que estés en este lugar que desde hace 22 años te toca estar? Sí, por supuesto que fue la catapulta. Me siento orgulloso de haber sido locutor clásico de los paseos del estudiante, que era arrancar a la mañana hacer el paseo, ir a un club y juntarnos todos los colegios a la noche. Hacer la conducción misma de la elección de la reina. También me pasó con Carrozas donde anunciábamos los ganadores. Todas esas cosas que fui transitando como locutor, como conductor, tienen que ver con la historia grande de Gualeguaychú. Por acá, muchos de los carroceros terminan trabajando en esta gran industria que es el Carnaval de Gualeguaychú. ¿Qué referentes tuviste en tus comienzos como locutor? - Cuando comencé en 1989, mi gran referente fue Fabián Díaz, con quien compartí muchos programas. Además, Silvina Esnaola, quien también trabajó en EL ARGENTINO, fue quien me introdujo en el mundo de la radio, y me ayudó a entender la importancia de la locución en vivo. También admiro a figuras como el Bebe Sanzo, con quien tengo un registro de voz similar, según me dicen, y tengo gran admiración por Juan Alberto Badía, quien fue un gran maestro tanto a nivel profesional como personal. Si de referentes se trata, sentado en el borde de la pasarela, Silvio hace una mención muy especial sobre alguien fundamental en lo personal y en lo profesional. Nada más ni nada menos que su papá, Ari Sol (según su seudónimo), quien trabajó durante 54 años en la redacción del diario EL ARGENTINO, figura clave que le trasmitió su amor por los medios de comunicación. ¿Cómo es esa relación de tu papá y el medio de comunicación? - Mi papá trabajó durante 54 años en el diario El Argentino. Él fue un redactor y realizaba editoriales, entre tantas cosas. Yo lo iba a buscar a mi papá cuando el diario estaba en 9 de Julio y Luis N. Palma. Llegaba 30 minutos antes de su hora de salida y ahí palpé todo ese mundo del papel, el plomo y la escritura. A mí me llamaba la atención la radio, el micrófono. Tuve mucha ayuda de mi papá como periodista, lo cual me inculcó durante años por dónde tenía que ir, qué es lo que tenía que hacer y lo que no tenía que hacer. En ese sentido, Ari Sol fue un gran compañero en mi carrera. Luego de la primera noche de carnaval, al día siguiente me llamaba para felicitarme. Fue un gran un gran compañero. Lo extraño un montón, pero sé que está conmigo. ¿Cómo te preparás para las noches del carnaval? ¿Tenés ejercicios de calentamiento? - En las horas previas, trato de cuidar mucho mi garganta. Durante el día, evito bebidas frías, tomo mucha agua natural y hago ejercicios de respiración. Es fundamental tener la voz en óptimas condiciones para estar bien durante todo el espectáculo. Y, cuando voy manejando hacia el corsódromo, voy haciendo ejercicios vocales en el auto. Durante ese mismo día me cuido de no utilizar el aire acondicionado. ¿Hay alguna anécdota que te haya marcado a lo largo de estos años? - Sí, una de las cosas que más me sorprende es que un grupo de niños pequeños de un jardín de infantes me imita. Padres me envían videos de sus hijos, de 5 a 7 años, haciéndome imitaciones. ¡Es increíble! Ver que la gente tan joven me sigue y me manda su cariño me llena de orgullo. ¿Qué es lo que más te emociona cada noche cuando estás en la pasarela? - La verdad es que, incluso después de tantos años, me sigue emocionando. Cada vez que empiezo la presentación o la cierro, se me pone la piel de gallina. Es una mezcla de nervios, emoción y un profundo agradecimiento por poder formar parte de este espectáculo. Es difícil de describir, pero el carnaval tiene una energía única que no se compara con nada. Es un mundo muy lindo, inclusive aquellos que tienen la posibilidad de salir en esta pasarela. Personalmente, tuve oportunidades de salir como agitador, año 2006 y 2007 en Marí Marí. En ese entonces, ellos no tenían agitador y me hablaron a una semana de salir. Pero después vino el gran Juan Boari, amigo y un número 1; me saco el sombrero en lo que hace, somos grandes amigos del carnaval. ¿Cuál ha sido el momento más difícil o incómodo como presentador del Carnaval? - Las noches de suspensión son las más duras. Cuando está el corsódromo lleno y una tormenta se desata antes de comenzar, es un golpe muy fuerte. La gente se enoja y, como presentador, debo salir a anunciar la cancelación. Antes, cuando la primera noche no se arrancaba a tiempo, recuerdo tener a los Tuka Tuka tocando todo su repertorio, ya no tenían más temas y tuvieron que repetir la lista, porque una carroza se había roto y el desfile no arrancaba. La gente nos decía de todo. Hoy se corrigió muchísimo y no nos pasa eso. Pero las suspensiones por lluvias son las más complicadas, porque nadie quiere suspender el espectáculo. ¿Cuándo fue que empezaste a notar que la gente ya te reconocía? -Creo que fue hace un par de años atrás, cuando pasé de la Casa Rosada a la pasarela. En el feedback la gente, de los vecinos acá alrededor del corsódromo también. Yo estoy en la calle y me encuentro con vecinos que me dicen ‘te escuché, estaba sentado en mi casa en el patio y te sentí clarito, como si estuviera al lado mío’. Pasan esas cosas que son lindas. Son los rebotes que te devuelve la gente. Pero cuando pasé a la pasarela fue uno de los momentos donde cambió, donde se sintió algo. Con toda esta trayectoria de 22 años, ¿te sentís parte de la historia del Carnaval? - Eso lo dirá la gente, como ha quedado en la historia de este gran carnaval el paso de Ojito Giménez que se fue en estos días, o en esta misma pasarela donde estamos conversando que lleva el nombre de José Luis Gestro… El carnaval tiene una historia increíble y muy presente. Siempre reconocemos a nuestros representantes, a quienes hicieron grande todo esto. Yo nombro el Carnaval del País y se me pone la piel de gallina, y no miento. Creo que en algún momento quedará en el aire mi voz o mi nombre. Yo siempre le digo a mis hijos, lo único que les voy a dejar en carnaval va a ser el nombre para que se sientan orgullosos.

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