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» Elterritorio
Fecha: 01/01/2025 18:25
Después de un 2024 que estuvo marcado por una operación en su columna y dudas sobre su futuro, el posadeño se prepara para un 2025 lleno de esperanza y desafíos. Con una beca deportiva en Princeton, sigue luchando por sus sueños olímpicos, comenzando un nuevo ciclo con energías renovadas. "Estoy disfrutando mucho de estar en Estados Unidos, aunque la cultura y las costumbres son diferentes, me ha tocado estar en lugares y situaciones que nunca imaginé", señaló a El Territorio miércoles 01 de enero de 2025 | 17:00hs. El misionero Ricardo Báez, uno de los luchadores más destacados de la provincia, comienza el 2025 con un nuevo capítulo en su vida. Tras un 2024 lleno de desafíos, que incluyó una complicada cirugía de columna, Ricardo se encuentra en los Estados Unidos con una beca deportiva para entrenar en la prestigiosa Universidad de Princeton, ubicada en el estado de New Jersey. Este es un paso importante en su carrera, pero no llega sin esfuerzo ni sacrificio. "Estoy hace ya dos meses en EE.UU. entrenando en Princeton, en la universidad de acá, que es la universidad una de las mejores de esta país y del mundo. Es muy prestigiosa y me comentaban también chicos con los que entreno, que Albert Einstein daba clases acá", cuenta feliz a El Territorio Ricardo, reflejando la magnitud de la oportunidad que tiene ante sí. Sin embargo, su camino hacia este sueño no fue fácil. Tras una cirugía de columna, que estuvo a punto de dejarlo fuera de las competiciones por un largo tiempo, el misioneo tuvo que luchar, no sólo contra el dolor físico, sino también contra las dudas. "Yo arranqué a hacer luchas y apenas comencé me hice un tratamiento en la columna que se llama bloqueo y me vine para Estados Unidos, así que acá arranqué de cero. No me imaginaba que iba a poder estar entrenando a esta altura. Y menos que menos estar en este país", comparte, mostrando su asombro ante lo que logró. La cirugía, que parecía una barrera difícil de atravesar, fue un obstáculo que tuvo que enfrentar con determinación. "Me dijeron que con la espalda así no iba a ir a ningún lado", relata Ricardo sobre los consejos de algunos médicos, quienes sugerían una operación más. A pesar de las dificultades y el dolor, optó por continuar con la recuperación, y su perseverancia dio frutos. "La verdad que me estoy preparando muy bien. Me estoy sintiendo mejor de a poquito, y justo me llegó una invitación de poder venir acá, y yo le comenté -a los directivos de la universidad-, le dije, yo no estoy en el 100% para luchar todavía. Me dijeron, venite para acá, no importa, vení, probá, andá entrenando despacito", cuenta sobre su decisión de viajar a los Estados Unidos. Desde su llegada a Princeton, todo fue tomando un giro positivo. "En el primer entrenamiento normal que inicié con la universidad, ya entrené al 100 por ciento. Y la verdad que me puso muy feliz, porque fue un año donde yo postergué todo, porque pensaba que no llegaba. Pensé que no iba a poder estar luchando directo, y la verdad que terminé el año de la mejor manera", dice Ricardo con una sonrisa de satisfacción. Además, su adaptación a la vida en Estados Unidos está siendo muy enriquecedora. No solo como deportista, sino también como persona, experimentando una cultura diferente. "Navidad no se festeja como en la Argentina, que es Nochebuena, se festeja recién el otro día, durante todo el día. A la mañana se abren los regalos, se almuerza, se hacen juegos familiares... La cultura es muy linda, la verdad que a mí me re gustó", relata sobre sus experiencias en estas fiestas. Para este 2025, el luchador se enfrenta a nuevos retos, con el Panamericano como su principal objetivo, que se celebrará en Monterrey, México, en abril. "Acá en Estados Unidos están queriendo que regrese en marzo y me vendría bien para hacer una buena preparación antes del Panamericano", comparte con esperanza ya que su regreso a la Argentina será en febrero. De esta manera, el sueño olímpico sigue firme, y el luchador misionero sabe que el ciclo olímpico que se avecina será distinto, pero lleno de oportunidades y desafíos por conquistar. Con su paso por los Estados Unidos y su incansable trabajo de recuperación, Ricardo sigue demostrando que la lucha, tanto en la colchoneta como en la vida, está en su sangre. Con cada paso, el misionero no solo avanza en su carrera deportiva, sino que también deja una huella de esfuerzo, sacrificio y superación para todos aquellos que lo siguen como ejemplo de determinación.
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