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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 01/01/2025 02:51
“Es algo curioso lo que está pasando con la legitimación de la desigualdad”, resaltó el escritor argentino Martín Caparrós en la mesa “Nuevas formas de analizar y contar las desigualdades Cooperación”, en el marco de las jornadas sobre desigualdad en América Latina, organizado por Oxfam y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), realizado el 9 de diciembre, en Madrid. La desigualdad está definida como “la distribución desigual o asimétrica de bienes, recursos y derechos entre individuos o grupos”. El problema es que la desigualdad es un problema que no se logró resolver, pero que -ahora- hay posturas que no se plantean resolverlo, sino que la reivindican. Si el problema ya no es un problema se vuelve un problema mayor. El negacionismo del problema de la desigualdad es un nuevo desafío frente a un mundo que avala la desigualdad. “Las desigualdades tienen rostro de mujeres, niñas, indígenas y poblaciones afrodescendientes y rurales”, enumeró Inma D. Alonso, que se ocupa de incidencia política y social de la Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo, de España. Ella también propuso: “Hay que promover un pacto intergeneracional que no comprometa a las futuras generaciones”. En España la ley 1/2023, aprobada el 20 de febrero de 2023, de Cooperación para el desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global, establece la lucha contra las desigualdades en el mundo como uno de los principios básicos de la Cooperación Española. En América Latina la diferencia entre el 1% que más tiene y el 50% que menos tiene se agranda, según datos de Oxfam. “Estas brechas se concentran en determinadas personas por su pertenencia a ciertos colectivos: mujeres, pueblos indígenas, afrodescendientes, LGTBIQ, comunidades rurales”, resalta la organización. Frente a la negación del problema también está la polémica distorsión de la ayuda desde el primer al tercer mundo que ahora se nombra como inversión, pero que se corre el riesgo que se trate de una nueva forma de colonialismo o extractivismo. “La cooperación internacional, y en especial la europea, está dando un giro hacia una visión exclusivamente centrada en la inversión, especialmente en la privada, como motor único del desarrollo. Esta mirada parece esquivar el componente político, transformador, de la solidaridad internacional por una agenda de inversión y comercio”, advierte Oxfam. La cumbre de Sevilla El debate es central ya que, entre el 30 de junio y el 3 de julio del 2025, en Sevilla, España, se va a realizar la conferencia de Naciones Unidas sobre financiación para el desarrollo en donde se va a dialogar (e intentar llegar a acuerdos) de digitalización, economía y cambio climático. Las anteriores reuniones se realizaron en Monterrey (México), en el 2002; en Doha (Qatar), en 2008 y en Addis Abeba (Etiopía), en 2015. “Para la cumbre de financiación del desarrollo del 2025, España podría abrir espacios para conseguir compromisos en la lucha contra las desigualdades e impulsar una triple transición (ambiental, digital y socioeconómica) más justa”, propone Oxfam. Por su parte, Inma Alonso destacó: “El Pacto birregional de cuidados tiene que estar en el centro de la agenda de cooperación para lograr la igualdad plena”. Y diferenció: “Tiene que existir una agenda compartida, pero con responsabilidades diferenciadas del norte con el sur global”. El desafío es que hay gobiernos que ya no quieren arreglar la desigualdad y hay otros que la quieren arreglar pero que no lo logran y eso produce frustración. María Camila González es directora ejecutiva de Economía para la pipol, un medio nativo digital (en donde buscan aterrizar en lenguaje sencillo la economía y las finanzas), explica la actual situación en Colombia: “(Gustavo) Petro quiere llevar a cabo una transformación profunda en la seguridad social. El gobierno quiere hacer muchos cambios pero ha sido difícil ejecutar estos cambios y negociar con el status quo. Se planteó una reforma en la salud, en la seguridad social, en las pensiones. Al final la gente quiere tener para el arriendo y la comida y siente una desazón y hay voces de extrema derecha que están usando el desempeño del gobierno para promover sus ideas”. La idea de justicia social se topa con la destrucción de la justicia social. En este nuevo escenario mundial aparece la desigualdad exacerbada y sin filtro. Por eso, una palabra enterrada en el diccionario de los anacronismos regresa al centro de la discusión: la plutocracia. ¿Qué es la plutocracia? Es la situación en la que los ricos ejercen su preponderancia en el gobierno del Estado. “Hasta hace relativamente poco el personaje hiper millonario trataba de mantener perfil bajo y para compensar hacía obras de cierta beneficencia o armaba fundaciones en las que decidía en qué era importante ayudar. Pero Elon Musk define que él es rico y porque es rico tiene derecho a decir como deben ser las cosas”, retrató Caparrós. “Volvió la palabra plutócrata que había pasado de moda. Hacía 30 años yo me reía con un tío y decíamos ´atrás plutócratas´. El plutócrata es el que ejerce su fortuna para ejercer poder de manera descarada. Eso se había ocultado en las últimas décadas. Hubo un largo período en que ser un multimillonario influyente se hacía debajo de la mesa con mecanismos ocultos. En cambio, Elon Musk usa su fortuna para influir en el gobierno, todavía, más poderoso del mundo”, remarcó el escritor argentino y remató: “Eso termina glorificando la desigualdad”. Martín Caparrós presentó su libro de memorias "Antes que nada" y trae al debate la reinstalación de la palabra "plutócrata" Las reflexiones de Caparrós “Hasta hace muy poco tiempo se veía como un defecto del sistema la desigualdad. El capitalismo más potente se preocupaba por la desigualdad y eso ha desaparecido y ha sido reemplazado por la glorificación de la desigualdad y la glorificación del mercado y de conseguir los mayores beneficios posibles y que otros paguen el pato”, describió el escritor argentino Premio Rey de España. “En el libro Ñamérica trato de ver los lugares comunes más habituales de América Latina y examinarlos y uno de los lugares comunes es que Latinoamérica es la región más desigual del mundo. Y la respuesta de por qué pasa eso es porque pueden en la medida que la economía es exportar materia prima y eso no ha cambiado desde Potosí hasta ahora y es obvio que para un sector que basa su riqueza en eso los pobres no son importantes porque la mano de obra para extraer materia prima es muy escasa y no lo necesitan como mercado. No los necesitan para que trabajen, no los necesitan para que consuman. Lo único que necesitan son los Estados (de los que se quejan por pagar impuestos) para que mantengan a raya a los pobres que desprecian -si es posible mediante sistemas de subsidios- y cuando no funciona los mantienen a raya a fuerza de represión”, desarrolló Martín Caparrós. “No hay punto más extremo de la desigualdad que el hambre: poder comer o no poder comer”, definió Caparrós que acaba de presentar sus memorias en “Antes que nada” (Literatura Random House) y escribió el libro “El hambre” (Anagrama), publicado en el 2015: “Conocemos el hambre, estamos acostumbrados al hambre: sentimos hambre dos, tres veces al día. No hay nada más frecuente, más constante, más presente en nuestras vidas que el hambre –y, al mismo tiempo, para muchos de nosotros, nada más lejano que el hambre verdadera”. El periodista viajó por India, Bangladesh, Níger, Kenia, Sudán, Madagascar, Argentina, Estados Unidos y España y subrayó: “Seguimos dejando de lado el punto más cruel de la desigualdad que supone que 800 o 900 millones de personas no coman lo que necesitan todos los días”. En el libro "Ñamérica" Caparrós argumenta que el problema de la desigualdad desorbitante de América Latina es que los ricos no necesitan a los pobres para trabajar y tampoco para consumir La desigualdad no es una sola, se multiplica en desigualdades y el hambre también. Por eso él describió el momento en que terminó retratando la noción de hambre de género: “Estaba trabajando sobre migraciones en una parte de la Mongolia china muy pobre cuando un muchacho me contó que cuando había menos comida sus tres hermanas mayores no comían para que el pudiera comer. Yo no había escuchado ese planteo antes y le dije “tus hermanas te deben odiar”. Él se ofendió y me dijo “¿cómo me van a odiar mis hermanas? De ninguna manera, eso es la costumbre, si no hay comida suficiente los que comemos somos los hombres”. Empecé a averiguar y en muchas culturas consideran que cuando no hay comida suficiente las que no tienen que comer son las mujeres”. “Hay una especie de justificación irreal que tenía que ver con la figura del hombre proveedor y que perder el proveedor era perder cualquier posibilidad de recuperación y se debía a que los hombres hacían trabajos agrícolas. Esto sigue sucediendo en China y en India de manera brutal y en los campos hay, por lo menos, tantas mujeres como hombres. Es mentira que es necesario el hombre para seguir proveyendo pero es el hombre el que sigue comiendo cuando no hay comida. Yo lo llamé hambre de género -definió Caparrós-. En Argentina debe ser por la idea del sacrificio de las mujeres. Pero no hay éxito de ningún gobierno si la gente come menos”. El hambre es una expresión brutal de la desigualdad. El cambio climático afecta a todos, pero no todos lo provocan de la misma manera y no afecta a todos con el mismo impacto y los mismos recursos para irse de donde están, reconstruirse o salvarse la vida, la casa, la cosecha o el auto. La desigualdad es una constante aún frente a situaciones nuevas, emergencias, pandemia e imprevistos. La contaminación no es pareja. Los que más contaminen menos se perjudican y los que menos contaminan más se inundan, sufren la sequía o se ven afectados por los terremotos. Los 50 milmillonarios más ricos del mundo emiten, en promedio, más carbono a través de sus inversiones, aviones privados y yates en poco más de una hora y media que una persona de promedio en toda su vida, según el informe “La desigualdad de las emisiones de carbono mata”, de Oxfam. “Las sociedades muy desiguales generan que la vida de los más pobres sea mucho más distinta que la de los más ricos y, en esos contextos, es mucho más difícil ponerse de acuerdo para combatir al cambio climático”, enmarcó Anda David, investigadora principal de la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) y economista principal sobre desigualdad. Por eso, concluyó: “La desigualdad es un obstáculo para el cambio climático”. Datos de un mundo desigual “Las emisiones del 1% más rico han ocasionado pérdidas de cosechas que podrían haber proporcionado calorías suficientes para alimentar a 14,5 millones de personas al año entre 1990 y 2023. Esta cifra ascenderá a 46 millones de personas al año entre 2023 y 2050, y afectará especialmente a América Latina y el Caribe (nueve millones de personas al año de ahora al 2050)”, detalla el informe “La desigualdad de las emisiones de carbono mata”, de Oxfam. En la mesa “La agenda internacional de financiación, la cooperación y las desigualdades” Leire Pajín, Vicepresidenta de la Delegación en la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana, del Parlamento Europeo, sostuvo: “La financiación de la cooperación europea es fundamental para hacer de palanca contra la pobreza y para la transición verde y digital”. Por otra parte, la directora de Cooperación con América Latina y el Caribe de la Agencia Española de Cooperación (AECID), Mónica Colomer destacó la importancia de “un pacto de fiscalidad más justo” y de “un impuesto a los super ricos”. “Hay dos personas en México que tienen la misma riqueza que el 95% de las personas en América Latina”, graficó Hernán Saenz, Líder de Políticas de la Unión Europea y América Latina de Oxfam y co autor del libro “Protestas en el mundo. Un estudio de los temas clave de protesta del siglo XXI”. Él apuntó: “Hay una crisis extrema de la desigualdad”. Y propuso: “Por eso, hay que generar un impuesto a los ricos e invertir en cuidados”. Alonso también remarcó: “Las y los periodistas sufren persecuciones, amenazas, son forzadas a exiliarse o son asesinadas. Y las periodistas son fundamentales para incidir en la participación de las mujeres en la toma de decisiones”.
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