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» El siglo web
Fecha: 29/12/2024 14:46
El Banco Central perdió 600 millones de dólares en un solo día tras el pedido de Toyota de acceder a divisas para importaciones. La corrida cambiaria y el aumento del dólar blue evidencian un deterioro imparable en las reservas y un modelo económico que ya no convence al mercado. El 26 de diciembre de 2024 quedará marcado como un día crítico en la breve y accidentada gestión de Javier Milei. La pérdida de 600 millones de dólares de las reservas del Banco Central, tras la decisión de Toyota de desarmar su “carry trade”, no solo pone en evidencia un error de cálculo del gobierno, sino que desata un nuevo capítulo de la crisis cambiaria que azota al país. Toyota, una de las principales automotrices en Argentina, había postergado durante meses el pago de sus importaciones, aprovechando tasas de interés positivas en pesos. Sin embargo, ante la reciente escalada del dólar blue —que alcanzó los 1210 pesos, su nivel más alto en dos meses—, la empresa optó por dolarizarse, solicitando al Banco Central la entrega de 780 millones de dólares. La decisión encendió alarmas en el equipo económico liderado por el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo. Según fuentes del mercado, el movimiento de Toyota podría marcar un precedente peligroso: si otras empresas replican la estrategia, las reservas del Banco Central quedarían al borde del colapso total. Desde su asunción, Javier Milei prometió un plan de estabilización basado en la apertura económica, la eliminación de impuestos como el PAIS y una devaluación controlada. Sin embargo, la realidad le ha dado un golpe brutal a estas expectativas. La pérdida de reservas, sumada a la aceleración del dólar paralelo, refleja que el modelo económico no logra sostener la confianza del mercado El famoso “carry trade” —una estrategia que consiste en aprovechar las tasas en pesos para obtener beneficios en dólares— dejó de ser negocio. Esto es consecuencia de la percepción de que el peso argentino seguirá devaluándose frente al dólar, empujando a empresas e inversores a dolarizar activos de forma apresurada. Esta dinámica no solo debilita las reservas, sino que también alimenta una profecía autocumplida: cuanto más se dolariza el mercado, mayor es la presión para una devaluación oficial, algo que el gobierno intenta desesperadamente evitar Uno de los mayores desafíos de la administración Milei ha sido cumplir con las metas impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI). La acumulación de reservas era un requisito clave del acuerdo, pero la realidad muestra que este objetivo está cada vez más lejos de alcanzarse. Según datos del Banco Central, las reservas netas se encuentran en niveles alarmantes: -9.770 millones de dólares al 18 de diciembre de 2024. Este déficit no solo es un lastre para el gobierno actual, sino que también limita la capacidad de maniobra de Argentina en los mercados internacionales. El dólar blue, que subió 10 pesos en una sola jornada, se ha convertido en el termómetro de una economía al borde del abismo. Con una brecha del 17,5% respecto al dólar mayorista, los precios de bienes importados y servicios dolarizados continúan encareciéndose, golpeando a las familias argentinas en un contexto de alta inflación. Mientras tanto, el Banco Central quema diariamente unos 200 millones de dólares en intentos fallidos por contener la disparada de los tipos de cambio paralelos, alejándose cada vez más de las metas del FMI y debilitando aún más su ya precaria posición financiera. El movimiento de Toyota no es un caso aislado. Representa un cambio de expectativas en el mercado que trasciende a una sola empresa. Operadores financieros advierten que otras grandes compañías podrían seguir el mismo camino, intensificando la presión sobre las reservas y acelerando una devaluación que el gobierno no parece estar en condiciones de controlar. FUENTE:EN ORSAI
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