01/01/2025 01:14
01/01/2025 01:10
01/01/2025 01:07
01/01/2025 01:01
01/01/2025 01:01
01/01/2025 01:01
01/01/2025 01:01
01/01/2025 01:01
01/01/2025 01:01
01/01/2025 01:01
» Diario Cordoba
Fecha: 29/12/2024 06:06
No hay Navidad sin que las ramitas verdes y los frutos rojos del acebo (Ilex aquifolium) decoren algún rincón de nuestros hogares, aunque deben ser ejemplares de vivero o artificiales, porque se trata de una especie protegida y, por tanto, no debe recolectarse. Esta tradición proviene de los celtas, que atribuían al acebo propiedades mágicas. Uno de los momentos del año más celebrados por este antiguo pueblo eran los solsticios, y durante la noche más larga del año realizaban rituales para ahuyentar a los espíritus malignos colocando esta planta en las puertas, lugares de paso o zonas de reunión. La Iglesia reinventó estas fiestas paganas haciéndolas coincidir con el nacimiento de Jesús, y por eso en nuestras tradiciones se entremezclan y confunden las costumbres precristianas, como los adornos con ramas de acebo, con los símbolos religiosos. El acebo no crece de manera natural en nuestra provincia, pero en los jardines situados entre la avenida de La Victoria y la de República Argentina, al lado de la estatua del Duque de Rivas, aguantaba el tipo un viejo acebo, el más antiguo de los de su especie cultivado en los jardines públicos de Córdoba. Tuvo que soportar los desmanes de la Feria de la Salud hasta 1993, y una remodelación del jardín en el año 2000 probablemente dañó sus raíces. Pero ahí seguía. El otro día fui a hacerle una foto para ilustrar este artículo y había desaparecido. Ni alumbrado de colores ni espectáculo de luz y sonido en la calle Cruz Conde, hemos perdido el más genuino y natural símbolo de la Navidad. Suscríbete para seguir leyendo
Ver noticia original