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» Diario Cordoba
Fecha: 29/12/2024 06:02
Humanos y hormigas son ejemplo de animales muy sociales. Son, además, las únicas criaturas en la naturaleza que cooperan constantemente, por ejemplo, mientras transportan grandes cargas que exceden ampliamente sus propias dimensiones. Un equipo de investigadores del Instituto Weizmann de Ciencias ha organizado una singular competición que plantea la pregunta: ¿quiénes serán mejores para maniobrar una gran carga a través de un laberinto, los humanos o las hormigas? El resultado es sorprendente. La investigación arroja nueva luz sobre la toma de decisiones en grupo, así como sobre los pros y los contras de la cooperación frente a la acción individual. El primer escollo al que se enfrentaron los científicos fue cómo realizar una comparación entre dos especies tan dispares. La solución fue crear una versión real del denominado ‘rompecabezas de los que mueven el piano’, un problema computacional clásico de los campos de la planificación del movimiento y la robótica, que trata las posibles formas de mover un objeto de forma inusual (por ejemplo, un piano) de un punto A a otro B en un entorno complejo. El piano fue sustituido en el experimento por un gran objeto en forma de T, que humanos y hormigas tuvieron que maniobrar a través de un espacio con forma de rectángulo, dividido en tres cámaras conectadas por dos ranuras estrechas. Un grupo de nueve humanos intentando resolver el rompecabezas. / Weizmann Institute of Science En realidad fueron dos espacios, porque los investigadores crearon dos conjuntos de laberintos que diferían únicamente en tamaño: se construyeron a escala para que coincidieran con el tamaño de las hormigas y los humanos. Además, propusieron la resolución del problema a grupos de diferentes tamaños. Planificación estratégica "Reclutar participantes para el estudio fue más fácil en el caso de los humanos, que se ofrecieron voluntarios simplemente porque se les pidió que participaran, y probablemente porque les gustó la idea de una competencia", apuntaron con gracia los expertos del Instituto de Ciencias Weizmann. Reunir a las hormigas parecía más complicados, pero los científicos utilizaron un engaño: les hicieron creer erróneamente que la carga pesada era un bocado comestible muy jugoso que estaban transportando a su hormiguero. Las hormigas elegidas para competir contra el Homo sapiens fueron de la especie Paratrechina longicornis, común en todo el mundo (especie invasora en España). Se las llama así por sus largas antenas, aunque también se las llama ‘hormigas locas’ por su tendencia a correr de un lado a otro de forma errática. Los insectos afrontaron el desafío del laberinto en tres combinaciones diferentes: una sola hormiga, un pequeño grupo de unas siete y un gran grupo de unas ochenta. Los humanos también manejaron la tarea en tres combinaciones: una sola persona, un pequeño grupo de seis a nueve y un gran grupo de veintiséis. Ejemplar de 'hormiga loca'. / Generalitat de Catalunya Para que la comparación fuera lo más significativa posible, en algunos casos se pidió a los grupos de personas que evitaran comunicarse mediante el habla o los gestos y que llevaran mascarillas quirúrgicas y gafas de sol para ocultar sus bocas y ojos. Además, se les pidió también (a los humanos) que sujetaran la carga únicamente por las asas, simulando la forma en que la sujetan las hormigas. Para evitar sesgos, los investigadores repitieron el experimento numerosas veces para cada combinación. Como esperaban, las capacidades cognitivas de los humanos les dieron una gran ventaja en el desafío individual, en el que recurrieron a una planificación estratégica calculada, superando fácilmente a las hormigas. Memoria colectiva Pero en el desafío grupal, el panorama fue completamente diferente –y sorprendente–, especialmente para los grupos más grandes. No solo los grupos de hormigas se desempeñaron mejor que las hormigas individuales, sino que en algunos casos lo hicieron mejor que los humanos. "Los grupos de hormigas actuaron juntos de manera calculada y estratégica, exhibiendo una memoria colectiva que los ayudó a persistir en una dirección particular de movimiento y evitar errores repetidos", resaltan los investigadores. Los humanos, por el contrario, no lograron mejorar significativamente su desempeño cuando actuaban en grupo. Cuando la comunicación entre los miembros del grupo se restringió para asemejarse a la de las hormigas, su desempeño incluso disminuyó en comparación con el de los individuos solitarios. Tendieron a optar por soluciones ‘codiciosas’, que parecían atractivas a corto plazo, pero no eran beneficiosas a largo plazo. Según los investigadores, optaron por el "mínimo común denominador". "Una colonia de hormigas es en realidad una familia", destaca Ofer Feinerman, líder de la investigación. "Todas las hormigas del hormiguero son hermanas y tienen intereses comunes. Es una sociedad muy unida en la que la cooperación supera con creces a la competencia. Por eso a veces se dice que una colonia de hormigas es un superorganismo, una especie de cuerpo vivo compuesto de múltiples ‘células’ que cooperan entre sí", indica. "Nuestros hallazgos confirman esta visión. Hemos demostrado que las hormigas que actúan en grupo son más inteligentes, que para ellas el todo es mayor que la suma de sus partes. En cambio, la formación de grupos no amplió las capacidades cognitivas de los humanos. La famosa ‘sabiduría de la multitud’ que se ha vuelto tan popular en la era de las redes sociales no se puso de manifiesto en nuestros experimentos", concluye Feinerman. Estudio de referencia: https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2414274121 ................. Contacto de la sección de Medio Ambiente: crisisclimatica@prensaiberica.es
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