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  • Viggo Mortensen con Teleshow a días de estrenar su nueva película: “El perdón siempre es más importante que la venganza”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 29/12/2024 03:21

    Trailer de la película Hasta el fin del mundo, escrita, dirigida y protagonizada por Viggo Mortensen “Me crié con el western. Es algo que siempre estuvo ahí, desde niño”, dice Viggo Mortensen vía zoom. El actor, director, escritor y compositor estadounidense habló con Teleshow de forma apasionada sobre su última película, “Hasta el fin del mundo” (The Dead Don’t Hurt en el original), un western que se convirtió en su segundo film detrás de las cámaras (aquí además actúa, algo que no tenía planeado) y se estrenará en la Argentina el 9 de enero. Filmada en el otoño de 2022, durante los estertores de la pandemia (de hecho, en los títulos aparece un “COVID Supervisor”), en buena medida reinterpreta el género al presentar a una mujer común, Vivienne Le Coudy (interpretada por la actriz luxemburguesa Vicky Krieps) como protagonista principal. Este gesto, según el propio Mortensen, es un acto de justicia histórica: “Había muchísimas mujeres como Vivienne en esa época, pero no se contaban sus historias”, explica. La cinta es también un homenaje personal a su madre, Grace Gamble Atkinson, a quien se la dedica. En la charla, por supuesto, aflora su conexión con nuestro país, donde aprendió a andar a caballo y tuvo su primera conexión con el western. También hablará de la situación del INCAA y el cine nacional. Su pasión por San Lorenzo y cómo siempre, de alguna manera, se inserta en su obra, no está ausente. Y dejará abierta la posibilidad de volver a interpretar a Aragorn en una hipotética secuela de El Señor de los Anillos. Mortensen encarna a un danés (como su padre) afincado en el oeste norteamericano, que deja a su familia para luchar en la Guerra de Secesión – ¿Qué te atrae del western como género? – Bueno, me crié, como casi todos los niños de mi generación, y niñas también, con el western. Es lo que había. Había muchas series de western en los años 60 en la tele, y también pasaban películas viejas del género los fines de semana. De vez en cuando se podía ver un nuevo western en el cine, pero ya no se hacían tantos. Yo aprendí a montar a caballo más o menos a la misma edad en que empecé a ir al cine, casi siempre con mi mamá. Entonces, esos paisajes, lo de cabalgar y cómo acercarte a un caballo, eran cosas que veía en los westerns y me interesaban mucho. A veces veía actores que, desde el punto de vista de ese pibe que montaba a caballo, no lo hacían muy bien. Yo vivía en Argentina en ese entonces, y había similitudes con los paisajes, como llanuras. Aunque las monturas o las naciones indígenas, por ejemplo, eran diferentes. Las historias también tenían algo en común. Era como descubrir un mundo que, de alguna manera, resonaba conmigo. – ¿Tenías algún director en tu “podio” cuando eras chico? – No era consciente de eso. De niño no era cinéfilo. Me gustaban los westerns por los caballos, los paisajes y las historias, no pensaba mucho en quién los dirigía. Después, cuando vi esas películas ya de adulto, me di cuenta de que los westerns que más me habían impactado eran de John Ford, Howard Hawks o Anthony Mann. Me gustaban esas películas con una fotografía simple, elegante, donde los paisajes eran protagonistas y las historias tenían drama y personajes interesantes. Por otro lado, también estaban los spaghetti westerns, como los de Sergio Leone o Sergio Corbucci, que eran un género aparte para mí. Esas películas eran más conscientes de cómo la cámara veía los paisajes y de cómo la música dominaba. Si era de Morricone, claro, era increíble. Pero me gustaban más los westerns que eran más sutiles, donde te podías sumergir en la historia sin pensar tanto en los detalles técnicos. "Hasta el fin del mundo" se rodó en paisajes espectaculares de Durango, México y de Canadá – La película se ambienta en 1860 y refleja un mundo muy hostil. ¿Cuando la escribías, te nutrías sólo del pasado, de la época en la que se desarrolla la historia, o también del presente? – Creo que cualquier historia bien contada, en la que las las situaciones y los personajes sean creíbles, va a tener resonancia en el presente. Aunque se sitúe hace mil años, te identificás igual con los conflictos, las relaciones familiares o las dinámicas humanas. Eso pasa naturalmente, sin necesidad de forzar nada. Por ejemplo, tener a una mujer como protagonista en un western es algo inusual. No les interesaba a los que escribían novelas ni a los periodistas. Querían escribir sobre los hombres, sus hazañas, sus aventuras, sus peleas, sus guerras, los ferrocarriles, los pistoleros, qué sé yo. En la historia del western ha ocurrido, pero siempre eran mujeres extraordinarias, terratenientes o con algún atributo que las destacaba. Vivienne, en nuestra película, es una mujer común, como muchas que vivieron en esa época pero cuyas historias no se contaban. Me interesaba explorar qué siente una mujer cuando su padre, su pareja o su hijo van a la guerra. ¿Qué hace para sobrevivir? ¿Qué piensa? Es algo que no solemos ver en el cine, y quería ahondar en eso. Una de las escenas cúlmines del film de Mortensen frente a su antagonista, encarnado por Solly McLeod – Sin ánimo de spoilear, y mientras veía la película, me preguntaba por qué tu personaje, Olson, toma la decisión de ir a la guerra luego de luchar para conseguir formar pareja con esa mujer. – Es una pregunta que puede extenderse a cualquier conflicto histórico. ¿Por qué hombres que no tenían nada que ver con España lucharon del lado republicano en la Guerra Civil? ¿O por qué gente de otros países va a luchar a Ucrania ahora? Hay quienes lo hacen por razones morales, otros porque son jóvenes e impulsivos, y también están los que buscan una aventura. En el caso de Olson, es alguien que ya tiene experiencia como soldado en otra guerra en Europa. Siente que puede aportar algo a una causa que considera justa. Pero también se puede interpretar como egoísta, porque abandona a Vivienne. Creo que eso forma parte de lo interesante en su relación. La película explora la empatía y el perdón entre ellos. Al final, el perdón y la aceptación siempre son mucho más importantes que la venganza o la violencia, que suelen ser temas centrales en los westerns clásicos. – Le dedicaste la película a tu madre, Grace Gamble Atkinson. ¿Tuviste presente su figura al construir el personaje de Vivienne? – Sí, exactamente. La primera imagen que tuve para la historia fue el de una niña correteando en un bosque, independiente, traviesa, muy suya. Eso me hizo pensar en cómo imaginaba la infancia de mi madre. Ella se crió cerca de un bosque y terminó sus días en un paisaje parecido. Incluso tengo los libros que leía de niña, con cuentos e ilustraciones, que también influyeron en la película. Mi madre era una mujer normal, una ama de casa con tres hijos, pero tenía una fuerza interior y una curiosidad inmensas. Nunca aceptaba las cosas solo porque alguien lo decía. Si mi papá le decía algo, ella siempre preguntaba: “¿Por qué? No sé si estoy de acuerdo”. Ese espíritu está en Vivienne. Por eso, esta película es un homenaje a mi madre. Viggo Mortensen en su rol de director – Y el personaje de Olson es danés, como tu padre… – Eso fue un accidente. En un principio no tenía intención de actuar en la película. De hecho, conseguimos financiar el proyecto gracias al casting de Vicky Krieps y a otro actor que iba a interpretar a Holger Olson, que era del norte de Europa, aunque no danés. Este actor era más joven, más cercano a la edad del personaje de Vicky, pero poco antes de comenzar la preproducción en serio, él decidió abandonar el proyecto. Intenté reemplazarlo rápidamente, hablé con tres actores de su talla, conocidos y que podían hacerlo muy bien. A todos les gustó el guión, pero no estaban disponibles por cuestiones de agenda. Entonces me enfrenté a una decisión difícil: esperar hasta el año siguiente para ver si alguno de ellos quedaba libre, con el riesgo de perder el financiamiento y los equipos técnicos que ya teníamos, o hacerlo yo mismo. – ¿Y cómo tomaste la decisión final? – Lo discutí con los productores, y ellos dijeron: “Bueno, si lo querés hacer vos, está bien”. Pero yo necesitaba saber qué pensaba Vicky Krieps, porque iba a ser complicado para ella trabajar con su director como coprotagonista. Le pregunté directamente y me dijo: “Me parece perfecto, no tengo problema”. Así que decidí asumir el rol. Tuve que ajustar el personaje. Lo hice más viejo, más cercano a mi experiencia y a mis propias referencias culturales. Incorporé cosas de mi padre, como el acento en inglés que él tenía, que era bastante particular. Fue un desafío grande, pero al final funcionó bien. La pareja protagónica: Vicky Krieps y Viggo Mortensen – ¿Cómo fue dirigir y actuar al mismo tiempo? – Es complicado. Hay que estar muy presente como actor y, al mismo tiempo, mantener una mirada objetiva como director. Creo que lo que ayudó mucho fue la relación que construimos con Vicky. Desde el principio hubo mucha confianza y química entre nosotros, y eso hizo que el proceso fuera más llevadero. Además, teníamos un equipo técnico increíble, que me permitió concentrarme en ambos roles. – En la película aparece un objeto que los fanáticos de El Señor de los Anillos van a reconocer de inmediato: la espada Anduril. ¿Cómo surgió la idea de incorporarla? – Fue una decisión de último momento, algo práctico. Ya teníamos armado todo para un caballero que aparece brevemente: su montura, la lanza, el casco, la armadura. Pero faltaba algo, una espada. Vimos algunas opciones que podíamos alquilar y usar, pero ninguna me convencía. Entonces se me ocurrió preguntar si podíamos usar una espada que tenía conexión con El Señor de los Anillos. Pregunté al director, a los encargados de los derechos y obtuvimos el permiso, pero solo porque era una escena muy breve, apenas unos segundos. Sabía que los fans más detallistas lo notarían, y me pareció un guiño interesante. Mortensen contó que aprendió a montar a caballo durante el tiempo que vivió en la Argentina – ¿Te gustaría volver a interpretar a Aragorn? – Bueno, si hubiera una buena propuesta y el guión fuera interesante, ¿por qué no? Fue una experiencia única interpretar a ese personaje y rodar la trilogía. Pasé mucho tiempo inmerso en el mundo de Tolkien, con todas sus referencias lingüísticas, culturales y literarias. Es un personaje que me gusta mucho, así que si alguien me lo propone y hay algo para leer, no lo descartaría. – Trabajaste en varios proyectos en la Argentina y hasta editaste poesía acá. ¿Tenés algún proyecto para el país en este momento? – Siempre estoy pendiente de lo que pasa en Argentina, especialmente en el cine, porque es un lugar que ha marcado mi vida personal y profesional. Por ahora, no tengo ningún proyecto concreto, pero escribí un guión que transcurre en Buenos Aires, en el presente. Es una historia que me interesa mucho, pero todavía no la tengo financiada y tampoco estoy completamente seguro de cómo llevarla a cabo. Es una posibilidad que sigo explorando. He trabajado antes en Argentina y guardo muy buenos recuerdos de esas experiencias. Rodé con Lisandro Alonso (Jauja) y con Ana Piterbarg (Todos tenemos un plan), y me encantaría volver a hacerlo. Hay mucho talento en el país, tanto a nivel técnico como artístico, y siempre es enriquecedor colaborar con personas que tienen una mirada diferente y tan creativa. Lo que me preocupa, como a muchos, es el estado del cine independiente en Argentina. Las decisiones que se han tomado en torno al INCAA están complicando mucho las cosas, especialmente para quienes recién empiezan o para los que no tienen grandes presupuestos. Pero sé que los cineastas argentinos son resilientes. Siempre encuentran maneras de contar sus historias, aunque las circunstancias sean adversas. Es algo que admiro mucho: la pasión por el cine no desaparece, incluso en los momentos más difíciles. Viggo Mortensen – Para el final, un tema inevitable: ¿seguís las desventuras de tu querido San Lorenzo últimamente? – Sí, claro, siempre sigo lo que pasa con San Lorenzo, aunque últimamente no sea fácil ser hincha. Es algo que, como cuervo, ya sabemos manejar: aguantar. Este es un momento difícil, pero la historia del club es mucho más grande que cualquier circunstancia o directiva. A mí me gustó mucho lo que hizo Pipi Romagnoli como técnico. Fue un período breve, pero me pareció que hizo cosas muy buenas con lo poco que le dieron. Lamentablemente, no lo respaldaron lo suficiente, y creo que eso es algo que define la gestión actual del club, que, para ser honesto, no me gusta nada. La directiva no está haciendo las cosas bien, al menos desde mi perspectiva. Sin embargo, lo que más importa es el espíritu de lucha y de aguante que tiene San Lorenzo, y eso nunca se pierde. Es algo que trasciende a cualquier momento malo o a cualquier grupo de dirigentes. Los hinchas seguimos apoyando, porque sabemos que el club es mucho más que estas circunstancias temporales. San Lorenzo tiene una historia rica, con altibajos, pero siempre está ahí, representando una lucha y una pasión que no se apagan. – Aunque en esta película, a diferencia de otras, no hayas podido meter ninguna referencia a San Lorenzo. – No, esta vez no fue posible. Un momento: ¡hay cuervos en la película! Cuervos de verdad. Es lo más cerca que pude estar de incluir algo relacionado con San Lorenzo (risas).

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