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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 29/12/2024 00:39
Ni el más optimista de los dirigentes del oficialismo había planeado que en la noche del jueves 26, posterior a la primera Navidad libertaria, Javier Milei brindaría con sus ministros en la quinta de Olivos en un diciembre tan apacible, con un sistema político tan fracturado y adormecido, y de cara a un 2025 que, en los papeles, se presenta como un test electoral bien auspicioso para La Libertad Avanza. Urgido por engrosar los bloques en el Congreso, el Presidente irá a las urnas para plebiscitar su gestión, y pondrá a prueba la conducción de Cristina Kirchner y de Mauricio Macri, los dos líderes políticos que dominaron la escena pública de la última década y que este año siguieron con atención y estupor la metamorfosis de un sistema que se adaptó por obligación a los nuevos tiempos, administrados, como se ufanó el propio Milei en la poco convencional charla que mantuvo a inicios de semana con Alejandro Fantino, por él, su hermana, Santiago Caputo, los perros y “dos escarbadientes”. Macri subestimó la génesis de ese proyecto. Cuando aprobó el acompañamiento de su partido a La Libertad Avanza en el desayuno del denominado “Pacto de Acassuso”, creyó que con esos “dos escarbadientes” el Presidente necesitaría de su asesoría permanente, que su rol no se reduciría, como resaltó Manuel Adorni, a un amigo con el que comería milanesas en Olivos y que el PRO sería muchísimo más correspondido de lo que fue a lo largo de este primer año de gestión. Algunos de los amigos y colaboradores de Macri le habían planteado antes de que el PRO estallara internamente por el aire con la disputa entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, alimentada por él mismo, que tenía que ser él el candidato presidencial. Miguel Ángel Pichetto, con el que intercambió en estos días mensajes de Navidad, era uno de esos auspiciantes, e incluso le propuso repetir el binomio que perdió la reelección en el 2019. Dirigentes que orbitan en el universo macrista llegaron a opinar que tenía que tentar a Milei como compañero de fórmula. Como Cristina Kirchner en ese 2019, que se inclinó por Alberto Fernández, Macri no se animó. Con Milei en el poder, el ex presidente creyó siempre que la convivencia sería mucho menos traumática. Con diferencias notables y notorias por el desempeño de la investidura presidencial, la ex jefa de Estado pensó algo similar en los inicios del 2020. Mauricio Macri En vísperas de la campaña, de descanso en Villa La Angostura pero hiper conectado con Buenos Aires, Macri deberá enfrentar después del verano un dilema crucial para su futuro. Converger en una alianza electoral con Milei como sostén de gobernabilidad que le permita preservar su cuota de poder y la administración de la casa matriz, es decir, la capital. O encarar un proyecto unilateral, como en los inicios partidarios pero con el desgaste lógico de una marca, como el PRO, que no brilla como antes, y que el macrismo quede reducido a un espacio con menos representación parlamentaria. “Mauricio sabe que el año que viene vamos a tener menos diputados, es consciente de eso”, aseguró una fuente de su entorno. En ese contexto, la decisión que el jefe de Gobierno comunicó el viernes, de desdoblamiento del calendario porteño, no hizo más que tensionar aún más las negociaciones con La Libertad Avanza. El ex intendente de Vicente López cierra un año plagado de sobresaltos. En particular, el mes último: el pase inconsulto de Diego Kravetz a la SIDE y la fuga de presos en las comisarías porteñas alteraron su fin de año. Lo obligaron a descabezar a la cúpula policial, y el ministro Waldo Wolff tuvo que desarmar parte de su equipo. Es paradójico porque el jefe de Gobierno no termina el 2024 con malas mediciones sobre la gestión local, pero su figura no despierta pasiones. “Es la opción que quedaba para que no nos coma la piña. Jorge no tiene fans, no hay nadie que se ponga una remera de él, como pasaba con Mauricio. Pero tiene buena aprobación de la gestión, por arriba del 50%. Jorge quiere municipalizar a full la elección, pero esta decisión no significa que sí o sí tenga que ir separado de La Libertad Avanza”, explicaron desde Uspallata. Para el ex presidente, el ordenamiento de la oferta electoral tiene que tener, sí o sí, un primer entendimiento en la ciudad, el territorio que considera propio y que ahora ve amenazado por Karina Milei. Con la excusa de la autonomía, los Macri avanzaron con el desdoblamiento, para tratar de resguardar la Legislatura. El viernes por la noche, después de horas de operaciones cruzadas, Caputo, el estratega del triángulo de hierro, posteó su opinión en las redes, el universo en el que, desde el anonimato, se siente más a gusto. “No termino de entender cómo suponen que LLA no va a sacar al menos 25% en las elecciones municipales de la Ciudad de Buenos Aires. Salvo que estén suponiendo que no correríamos lo cual sería un error. Pareciera que no quieren acordar lo nacional”, escribió desde la cuenta @MileiEmperador. Dentro de La Libertad Avanza hay opiniones encontradas. ¿Quién es más intransigente a un acuerdo con Macri? ¿La hermana del presidente o el consultor? ¿Para qué lado inclinará Milei la balanza? En paralelo, el ex presidente habilitó, como adelantó este medio, a que algunos de los diputados por la provincia de Buenos Aires que tienen que renovar sus bancas el año entrante negocien “acuerdos razonables” con el gobierno. Por ejemplo, Alejandro Finocchiaro y Diego Santilli, “El Colorado”, al que puertas adentro del gobierno empezaron a llamar “El Violeta”. Los Macri meditan sus próximos pasos, asesorados por un entorno que mezcla macrismo puro y resabios de Vicente López, y que recientemente tuvo una nueva incorporación: el catalán Antoni Gutiérrez-Rubi, un especialista en campañas que trabaja en Europa, en algunos países de la región y que colaboró en los últimos años con el Frente Renovador de Sergio Massa. “Ordena desde afuera, transversal a todas las tribus”, resaltó un colaborador del jefe de Gobierno. El catalán ya había sido contactado años atrás por Fernando de Andreis. Es el mismo consultor que, en el 2017, asesoró a Cristina Kirchner en su candidatura a senadora en la provincia de Buenos Aires, con el sello de Unidad Ciudadana. Para la ex presidenta, el 2025 le presenta inquietudes similares a las de Macri. Con una diferencia: ningún dirigente del PJ pudo hacerle frente en su decisión de quedarse por primera vez con la jefatura del peronismo nacional, más allá de que, en su asunción en la UMET, no hubo gobernadores ni dirigentes de peso por fuera de su núcleo duro del kirchnerismo. La ausencia más significativa fue la de Axel Kicillof, que enfrenta durísimos cuestionamientos por parte del cristinismo y que este viernes sufrió un duro revés en la Legislatura, con la frustrada sesión en la que el gobernador intentó aprobar sin éxito el Presupuesto del próximo año y el endeudamiento. Es cierto que la oposición ofreció reparos significativos en las negociaciones, pero el dato principal es que hubo objeciones notorias por parte de La Cámpora y de un grupo de intendentes del Gran Buenos Aires. Por ejemplo, por el fondo de seguridad que se destinan a los municipios. Este viernes, La Plata era un polvorín. Sobrevolaban acusaciones de todo tipo, para todos lados. Reproches airados a La Cámpora, pero también puertas adentro. Algunos funcionarios bonaerenses se preguntaban, por ejemplo, por Andrés “El Cuervo” Larroque, uno de los principales operadores políticos del gobernador que viajó a Aguas Verdes, en la costa atlántica, como todos los fines de año, en medio de las complejísimas negociaciones por el Presupuesto. Larroque es uno de los impulsores del plan de independencia cristinista de Kicillof, que ahora deberá resolver si avanza o no en el desdoblamiento de su calendario después de la definición de Jorge Macri. Lo flanquea Jorge Ferraresi, que quiere listas propias. Cristina Kirchner no coincide con ese plan. Está muy disgustada con el gobernador, en términos políticos pero más aún en términos personales. La misma sensación lo atraviesa a Kicillof con varios dirigentes K, en particular con Máximo Kirchner. El gobernador está cansado de los desplantes. En La Plata se preguntan si, al final, tomará la decisión de enfrentarse definitivamente con su ex jefa. La ex presidenta aún no definió si será o no candidata. Los colaboradores que la frecuentan todavía no saben qué será de su futuro. Ella tiene todos los escenarios en su cabeza. En su entorno no descartan ninguno. Algunos ya piensan en el 2027. La ex jefa de Estado cree que debe haber una renovación. Sus detractores dicen que es ella la que, justamente, no la permite. (Aglaplata) Cristina Kirchner cree, además, que el programa económico de Milei no es viable a largo plazo, pero que las elecciones del 2025 tendrán un resultado favorable para el presidente. Internamente está abocada a tratar de ordenar al PJ en buena parte de sus distritos. Está muy metida en Corrientes, en línea permanente con José Ottavis y Teresa García. También en Santa Fe y en Jujuy. Y prevé viajar más adelante a Chaco: se debe una conversación profunda con Jorge “Coqui” Capitanich, que prestó sus avales a Ricardo Quintela cuando el gobernador riojano quiso enfrentarla en la interna del PJ. Capitanich intentó además mediar entre ella y Kicillof. Fue en vano. “Está haciendo de jefa”, explicó a este medio un importante dirigente peronista. Habla con todos, al menos con aquellos que quieren reunirse con ella. Dentro del cristinismo circuló incluso en estos días que hace algún tiempo recibió en su oficina a Pichetto, aunque desde el entorno del diputado negaron rotundamente el encuentro. El ex compañero de fórmula de Macri siempre vio con malos ojos el avance de la Justicia sobre los ex presidentes. En sus años en el Senado instauró una doctrina. El año que viene será, en ese aspecto, decisivo para CFK.
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