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» Elterritorio
Fecha: 28/12/2024 19:55
La directora de la Murga de la Estación de Posadas expresó que el teatro comunitario va más allá de su finalidad artística; es un reflejo de la vida y un espacio de encuentro y contención sábado 28 de diciembre de 2024 | 6:30hs. La Murga de la Estación es un corazón que late arte, memoria y comunidad. Con un cuarto de siglo de trayectoria en Posadas, el proyecto sigue creciendo, expandiendo horizontes de cultura, vecindad creativa y sueños. Desde sus inaugurales pasos con el nuevo siglo en la hoy extinta estación de trenes hasta la vigente meta de la sede propia, el grupo de teatro comunitario motoriza su presente y futuro. Este año el numeroso elenco se presentó por primera vez en competencia en la Fiesta Provincial del Teatro con El herrero y la muerte (adaptación de la obra de Mercedes Rein y Jorge Curi) y resultó seleccionada por el jurado para representar a la provincia en la instancia nacional en 2025. El camino de este espacio artístico tiene la huella de muchas personas, que entre escenas y bastidores construyen redes de amistad y solidaridad. Así lo destacó Sara Motta, integrante de la Murga de la Estación desde el 2000 y directora del grupo a partir de 2016. Que siguiendo la metáfora shakesperiana de la vida como un gran teatro, en esta nueva entrega de Charlas con El Territorio, la artista destacó cómo su propia biografía y su manera de ver el mundo y el arte van en sintonía con la historia de la Murga y sus narrativas de trama colectiva que reflejan actualidades, pensares y sentires. En la entrevista realizada en el Galpón de la Murga, poco antes de que se conozca la noticia de que la propuesta para equipamiento presentada por el grupo al Proyecto Participativo 2024 en la línea cultura resultó ganadora, Motta reflexionó acerca de raíces y valías del espacio murguero como faro de encuentro, resistencia y aprendizaje que trasciende las tablas. ¿Venís de una familia de artistas? ¿Cómo te definiste por el teatro? Sí, vengo de una familia de artistas de distintas expresiones del arte. Mi abuela vivía en Apóstoles, y mi tía tenía allá una banda familiar, ellos eran de Corrientes, de Santiago del Estero, y vinieron y se quedaron en Apóstoles y tenían una escuela de música, que fue su primera fuente laboral en Misiones. Mi bisabuela tocaba el violín, el acordeón, bandoneón, el piano, en casa conservamos su piano. Mi tía, que toca el acordeón, fue maestra de Rulo Grabovieski. Eran muy conocidos porque mis tíos tocaban la guitarra, mi mamá toca la guitarra por hobbie, mi hermano también es músico y a mí me encanta la música pero no pego una nota (risas) y mi camino fue por el lado del teatro y soy docente. Y mi hija mayor y mi marido son músicos. También, mi hermano y un tío dibujan muy bien y mi mamá siempre está en la Murga, todavía no subió al escenario pero está en vestuario, escenografía, atiende la cantina, siempre colaborando. ¿Cómo empieza tu historia con la Murga? Estoy en el Grupo de Teatro Comunitario Murga de la Estación desde los 18, 19 años, deben ser algo así como 22, 23 años ya, casi desde los comienzos del grupo, que este año celebramos los 25 años. Hoy me toca el honor de ser la directora artística de este espacio vivo, dinámico, diverso, es realmente maravilloso. En ese momento, el año 2000, recién comenzaba el grupo y, siempre que pienso cómo fue que empecé en la Murga, siento que no fue casual llegar a la Murga de la Estación, al teatro comunitario, esto del teatro como expresión y como herramienta de transformación social. En la secundaria yo siempre estaba en el centro de estudiantes en la Comercio 6, donde hoy soy docente. Mi mamá y mi papá son docentes, y estuvimos en la carpa blanca (manifestación docente de fines de los 90) y otros lugares comunitarios. Y siempre me gustó el trabajo en equipo, eso de armar la jugada e ir todos juntos para el mismo lado. Mi hermano había entrado a la Murga en el 99. Y yo estaba terminando la escuela, participando en la Estudiantina, pero iba a ver a la Murga, fui a ver 17 veces la obra Misiones, tierra prometida. Y cuando terminé la escuela entré al grupo, era diciembre y ya terminaban las actividades, entonces me invitaron a que regresara el próximo año. Así empecé y sigo hasta hoy, pasé por todas las áreas en la construcción de un espectáculo. ¿Esta cuestión de la sensibilidad social te atraía de la Murga? El teatro, y la Murga en particular, es un espacio de lucha a través del arte. Expresar lo que está pasando, lo que nos está pasando y lo que vemos en un momento determinado. Pasamos el 2001, me acuerdo, que en la secundaria uno decía esto de no entender totalmente lo que sucedía, porque estás en la escuela. Y en la Murga tenía compañeros de entre 10 y 90 años hablando de lo mismo, era un grupo muy heterogéneo. Y eso también me llamó la atención, tenías con quién hablar de las cosas personales y con quién jugar y divertirte, como que todo eso en la adolescencia es muy fuerte y un espacio de contención. Así, la Murga fue parte de mi último tiempo de adolescencia, también el estudio, el trabajo, la familia. Tengo dos hijas, me emociona mucho ver su camino y su crecimiento. Mi hija de 16 años este año fue directora de la Estudiantina, presidenta del Centro de Estudiantes, interesada por las cuestiones sociales dentro de la escuela. Eso me desborda de amor. Y la más chiquitita tiene dos años y está con nosotros siempre en la Murga. Hay que decir que hay mucho trabajo acá, detrás de cada función, que es lo que se ve en el escenario, hay horas y horas de ensayo. Hay equipos armados para las distintas tareas. Hay mucha organización sobre todo, porque nos encanta dar lo mejor. Uno de nuestros objetivos es mostrar que hay muchas cosas súper buenas culturalmente en Posadas, hay muchas salas de teatro. Buscamos reflejar el poder que tiene este tipo de arte, tanto en la palabra como en la calidad. Y nos emociona tener la sala completa, nos pasó este año con El herrero y la muerte, también con la Fiesta de San Juan. Rescatar tradiciones y convocar y unir a través de la cultura es un norte del grupo ¿puede ser? Nos gusta mucho esto de poner en juego la memoria, incluir unos guiños sobre la historia compartida, las costumbres, lo que es la identidad también. Tenemos la fiesta de San Juan, que nos lleva un montón de tiempo organizar y montar un espectáculo cada año y por suerte la respuesta del público es hermosa e instalamos lo de la yapa para dar más funciones, porque siempre pasa que queda gente afuera. En los espectáculos generalmente, tratamos de reflejar lo que la sociedad misma está atravesando, o sea, el momento. Y lo hacemos con humor, con algo de reflexión también. El abordaje es social y hay una colaboración colectiva. Esta bueno esto de exteriorizar y que se refleje que hay un fuerte trabajo en equipo. Si bien hay una dirección y hay una toma de decisiones en cuanto a lo escénico, el trabajo en equipo es esto de estar abiertos a consultar, consensuar, hablar, escuchar. Este trabajo en equipo es muy fuerte acá adentro, organiza muchísimo esto de la diversidad, creatividad, abordar conflictos, generar consensos. Lo que mostramos en el escenario es el resultado no de la mirada de una sola persona, sino que es la mirada de un conjunto, de un equipo, y creo que esa es la base de lo comunitario. Y eso enriquece un montón, porque se está aprendiendo todo el tiempo, y lo que se aprende es también para la vida, para lo cotidiano. Ganar el Provincial de Teatro en un año especial de festejo aniversario ¿se lo esperaban? Fue la primera vez que nos presentamos a competir, habíamos participado en otras ediciones como invitados, pero nunca en la competencia. Y consultamos con los compañeros de la Murga del Monte, de Oberá, que también participaron con su espectáculo. Fue todo un desafío, porque nuestra obra tiene 79 actores. Había muchos nervios y tratamos de bajar diciéndonos que si bien era una competencia, cada vez que se sale al escenario se da lo mejor. Y bueno, veíamos que era tan diversa la cartelera, desde nuestra obra con tantas personas a un unipersonal, por ejemplo, era muy variado el esquema. Y ese día que anunciaron el premio no lo podíamos creer. Yo en ese momento que se anunció ni siquiera lo escuché y un compañero me dice “Sara, ¡ganamos!”... Las devoluciones del jurado estuvieron buenas también. Hablaron mucho en la devolución, sobre el regionalismo y cómo lo trabajamos y que el resultado fue que se entendía bien la obra, aún si alguien no estuviese familiarizado con un término o todo el contexto. Fue una linda experiencia. Y estamos en campaña de juntar los recursos para poder ir al Nacional el año que viene, que todavía no se definió la sede. ¿Qué proyectos tienen para el 2025? Tenemos el proyecto de ir a los barrios, hacer funciones, sembrar también una semilla, o sea, invitar a los vecinos de todas las edades y de todos los barrios a sumarse a la Murga, dar a conocer más nuestro espacio y todo lo que se hace en nuestro Galpón. También, que a partir de nuestra visita se repliquen proyectos de teatro comunitario en los barrios. Si los vecinos se copan podemos colaborar desde nuestra experiencia para que puedan organizarse y crear un grupo. Esa es una idea, poder estar presentes en los barrios, llevar arte y cultura. Y la propuesta que se presentó al Presupuesto Participativo 2024 de la Municipalidad de Posadas, tiene que ver con equipamiento para que podamos ir a los barrios. Tenemos entendido que es la primera vez que se habilita una línea del Presupuesto Participativo para propuestas culturales, es decir que no sean comisiones vecinales, y participamos con este proyecto de equipamiento. Y después, tenemos siempre el sueño de la sede propia, porque en nuestra sede actual, el Galpón de la Murga acá en Pedro Méndez 2260, pagamos alquiler. Entonces, siempre estamos previendo para el alquiler y cuando tenemos cubierto un par de meses podemos proyectar otras cosas. Por eso, contar con la sede propia va a permitir hacer mayores proyecciones y garantizar un espacio donde viva la Murga. Por otra parte, en cuanto a lo artístico, estamos preparando la vuelta de Sobre llovido, pescados, una obra que se había estrenado originalmente en 2008 y que queríamos hacer una función de esta nueva versión al aire libre antes de que termine el año, pero por la lluvia se suspendió y pasamos el estreno para la temporada 2025. ¿Qué significa tener un espacio como la Murga de la Estación en nuestra ciudad? Para mí es un aprendizaje personal y colectivo. Me encanta poder transmitir este amor por el teatro comunitario a mis hijas. Y es importante creo yo, también, que los adolescentes tengan estos espacios de expresión, yo al menos lo necesité en su momento; también considero importantes los centros de estudiantes en las escuelas. Para mí, es eso, la Murga es un aprendizaje continuo de vivir en comunidad. Es decir, sabiendo, respetando y creciendo con las diferencias. Porque acá somos todos diferentes, pensamos diferente, vivimos de maneras diferentes. Y el arte nos nuclea, nos hace encontrarnos en la diferencia y habitar un espacio comunitario. Donde se aceptan las reglas del juego y se trabaja para el bien propio y el bien común. Y primero uno tiene que sentirse bien y desde allí construir con otros. Lo importante es que tenemos acá un lugar donde nos sentimos protegidos y nos pensamos en sociedad y en cómo soñamos que queremos que sea esa sociedad. Es una herramienta para decir a través del arte lo que vemos y nos molesta y queremos cambiar o lo que vemos y nos gusta y queremos continuar por ese camino. Además, la Murga no te aburre nunca, y las puertas están abiertas para todos los vecinos. Les invitamos a que vengan, en enero ya arrancan los primeros talleres y las actividades de ensayos un poco después. No importa si nunca actuaron o nunca cantaron o si no quieren estar en el escenario, hay un montón de lugares para ocupar, hay que animarse y van a encontrar un hermoso grupo humano y artístico. Perfil Sara Motta Artista, directora de la Murga de la Estación, docente Vive en Posadas, tiene 41 años, es directora del Grupo de Teatro comunitario Murga de la Estación y docente. Ingresó al elenco a sus 19 años,integró distintas áreas en el montaje de la puesta teatral. Es madre de dos hijas, de 16 y 2 años de edad. Proveniente de una familia con raíces artísticas, encontró en el teatro comunitario un espacio donde expresar su pasión por el arte y su compromiso con la realidad social.
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