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» Diario Cordoba
Fecha: 28/12/2024 05:20
Viva Suecia vuelven con un tour muy especial para cerrar su 10º aniversario: cinco conciertos en tres ciudades. Murcia acoge tres de ellos (27, 28 y 29 de diciembre en el Auditorio Víctor Villegas), Madrid, en el Teatro Real, y Barcelona, en el Gran Teatre del Liceu, en enero. Las 9000 entradas se agotaron en unos minutos. Va a ser una fiesta cautivadora desde la primera hasta la última nota, con la incisiva voz de Rafa Val enmarcando experiencias a la perfección. Será una oportunidad única para revivir grandes momentos en un formato íntimo y emotivo. Me citan a las 10 en el Centro Párraga, donde se han instalado para preparar los stages de estos 5 conciertos y la posterior gira de teatros. El primero que encuentro es Jess Fabric, sentado en un banco de la puerta mirando su teléfono. Juntos entramos a la sala donde tienen montada toda la parafernalia de directo y luces, una gran mesa de catering para todos los gustos, y abundante café. Jess me dice que llevan varios días encerrados con Antonio Illán y Pepe Mansilla trabajando los directos, con canciones tan modificadas que va ser difícil reconocerlas. El segundo en aparecer es Alberto Cantúa, que viene del gimnasio impecable como un pincel, y me habla de sus gatos; pocos minutos después llega Rafa Val, con quien Alberto ha coincidido en el gimnasio machacándose. Todos madrugan mucho, dicen. Fernando Campillo no aparece mientras dura la entrevista. Harán canciones de toda su carrera, nos dicen, que van a tocar sentados en plan Nirvana MTV Unplugged, no sé si más sereno, pero seguro que más pletórico. Un valiente paso adelante del grupo, que amplía sin esfuerzo los horizontes de su sonido, y tiene ya confirmada su presencia en un sinfín de festivales. Un tour este muy especial para despedir el año y las celebraciones de vuestro 10 aniversario. Tenéis el cuerpo de jota, ¿eh? Rafa: Menos mal que no [risas] Jess: Yo había pensado en J de los Planetas. Rafa: Además nos hemos venido muy arriba con los ensayos. Porque hemos hecho un esfuerzo muy grande, hemos cogido las canciones, las hemos destrozado, las hemos vuelto a construir todas, y veníamos a los ensayos “a ver qué va a pasar, esto va a ser terrible”... Alberto: Y el primero fue terrible, de pena. Rafa: De ensayos, este será como el undécimo, y muy bien, yo tengo muchísimas ganas. Habéis hecho varios ‘stages’, montones de ensayos. ¿Os lo pasáis bien? R: Siempre. J: Lo pasamos muy bien haciendo esto. R: Pero haciendo cualquier cosa, no solo esto. J: Si estamos tocando, lo estamos pasando bien, es imposible hacer algo de manera seria porque siempre hay alguien que está de cachondeo. A veces lo hace un poco complejo, pero nos bajamos del escenario o salimos del local de ensayo y nos estamos partiendo la caja. A: Menos en el gimnasio. En el gimnasio lo pasamos realmente mal. Estoy viendo la disposición que tenéis aquí, unas sillas abajo... ¿Estáis preparando gira de teatros? R: Sí, esto es para los 3 conciertos que hay en el Villegas, el Teatro Real y el Liceo. Es el montaje básico. La intención es hacer todo lo contrario a lo que hemos hecho en los últimos 10 años. Nos vamos a sentar, vamos a reducir todo, vamos a hacerlo pequeñito y vamos a tocar nuestras propias canciones. Ayer decía Salva, y parece muy acertado, que parecemos una banda de covers de Viva Suecia, y esa es la intención. Estamos haciendo versiones muy distintas de nuestras propias canciones. J: Y la idea era hacer un recorrido muy íntimo de los 10 años de carrera. Todo el mundo conoce a los V S locos, pegando saltos en el escenario, besándose, bebiendo vino, y aunque sigamos besándonos y bebiendo vino... R: Vamos a estar sentados. Que sea algo más íntimo. Y en el último concierto implosionará y desaparecerá todo, y no volverá a repetirse hasta dentro de 10 años. Os referíais a eso al anunciar "formato especial". Ya os despachasteis a gusto en el Warm Up con un gran espectáculo. ¿Resultará difícil de superar, os habéis comido mucho la cabeza? R: El año pasado sin ir más lejos hicimos el Sant Jordi Club, que pensábamos que era difícil superar, hicimos el Wizink, que lo superó, pensábamos que era difícil de superar e hicimos el Warm, que lo superó, pensábamos que era difícil de superar...Y así, por suerte, va nuestra carrera en los últimos 10 años, no tan de corrido, pero sí, siempre suele haber un hito, más o menos cercano en el tiempo, que supera con creces al anterior. También nos anima a seguir haciéndolo, a seguir poniendo todo el esfuerzo en esto, y ahora mismo estamos en una época relativamente sencilla, porque cuando haces cosas y la gente responde, te da ánimos y se va retroalimentando y nos da fuerzas para hacer esto, porque no teníamos necesidad ninguna, no lo hacemos para ganar dinero porque no o lo vamos a ganar, simplemente lo hacemos por darnos el gusto de hacerlo, por celebrar que llevamos 10 años, que cada vez nos llevamos mejor, que a la gente le gusta la banda, y es casi un regalo que nos hacemos primero a nosotros, y después... J: Y que nos gusta complicarnos la vida a veces. R: Cuando llevamos mucho tiempo haciendo lo mismo nos aburrimos. J: Sí, tenemos que hacer algo (“venga, vamos a complicarnos un poco, que parece que nos estamos acomodando”). ¿Repetirán algunos invitados que os acompañaron o habrá otros nuevos? R: En ese sentido... Mucha gente me ha preguntado “¿a qué concierto voy de los 3?”. A priori los 3 están hechos para hacer el mismo concierto, porque no va a venir la misma gente los 3 días. A: Eso es culpa de los cabrones de los Second. La despedida de ellos fueron 3 conciertos en 3 formatos diferentes. Eso fue una locura. No le va a la zaga la vuestra. R: No, pero de momento no hay nada pensado en ese sentido. Intentamos salirnos de lo obvio. Cuando dices “voy a tocar en un teatro”, lo que espera la gente es sección de cuerdas, superinvitados... Y lo que hicimos, en vez de hacerlo grande, es poner los límites y ver hasta dónde llegamos con lo que ves. Con lo que somos. Reducirlo todo a la esencia más pura, a ver qué pasa. ¿Qué suponen para vosotros estos conciertos? El 2 de enero, la celebración se trasladará al Teatro Real de Madrid, y el 19 de enero, al Gran Teatre del Liceu de Barcelona. ¿Imponen unos recintos tan emblemáticos? R: Sí, muchísimo. J: Porque además nosotros podemos estar aparentemente acostumbrados a tocar delante de miles de personas -que creo que no lo estamos realmente, porque cada vez que salimos nos tiemblan las piernas y la voz cuando vamos a salir delante de tanta gente-, pero los festivales y las salas grandes los tenemos, parece, más controlados, y cuando te enfrentas a un sitio donde la gente está sentada, concentrada y mirándote fijamente, y los tienes ahí estáticos, creo que impresiona demasiado. ¿Hay planes de grabar un DVD, o eso ya no se lleva? Esas imágenes serán especiales. A: Estarán, pero creo que aquí ya nadie tiene DVD. R: Lo vamos a grabar, pero primero por tener un registro visual de lo que ha sido esta gira, y luego con el tiempo veremos si esas imágenes las publicamos de alguna manera. J: Lo realmente importante es que hay un aforo muy reducido, son pocos conciertos, el sitio es superespecial, el concierto para nosotros también creemos que lo es. Lo importante no es el material que se quede, sino el recuerdo y la experiencia que se lleve la gente. Al final lo queremos ofrecer así: una experiencia para nosotros, y vivirla con la gente que pueda venir a esos conciertos. Da la impresión de que habéis vuelto con la mochila llena de nuevas ideas y con más ganas que nunca de darle una vuelta de tuerca al sonido de la banda. ¿Habéis sentido la necesidad de cambiar el rumbo? R: Estamos en la búsqueda constantemente. Ahora estamos grabando y componiendo a la vez mientras hacemos esto y un millón de cosas, y ya en las grabaciones se nota que nos pica el gusanillo de irnos un poco a otro lado. Estamos haciendo canciones que se van a otro sitio, pero yo creo que en todos los discos acabamos intentando ir a sitios donde no hemos estado anteriormente, porque cuando las cosas ya las hemos hecho, no nos gusta repetirlas demasiado. Siempre volvemos a casa (musicalmente), nos sentamos un rato un rato en el sofá y enseguida nos vamos de viaje. J: ...Donde no hemos estado como músicos, pero sí como oyentes. ¿Sois muy de volver la vista atrás y arrepentiros de algo? R: Nada. Ni nada nostálgicos. Yo no soy nada nostálgico. Al contrario. Siempre pienso que, para que la nostalgia tenga sentido, tienes que darle un sentido mayor al futuro, porque si no, lo único que vas dejando son cosas mediocres por el camino. No tiene sentido mirar atrás. ¿Vuestro último lanzamiento, 'La orilla' puede ser representativo de lo que vamos a encontrar en el futuro? R: De una parte del disco pequeña. Es que tampoco diría que hay como un rumbo claro. J: Es que no hay ninguna conexión con el disco anterior. No va a representar nada de lo que viene. R: Quizás “La orilla” hereda más de “El bien”. Pero en lo siguiente hay tantas cosas... Pasamos por los 80, los 70... J: Esto es curioso. Nosotros, y yo creo que nos pasa a la mayoría de artistas, tenemos la sensación de que hay cambios enormes en el sonido, las influencias..., pero luego a lo mejor la gente ni siquiera se da cuenta de estas cosas, porque la esencia de V S sigue estando ahí, pero todo el mundo dice “para este disco hemos experimentado”, y luego escuchas el disco y, salvo que haya algo muy exagerado, la mayoría de artistas no experimentan tanto, o por lo menos no arriesgamos tanto, y nosotros tenemos la sensación de que cambiamos mucho, porque es verdad que salimos de lo común y de lo que venimos haciendo, pero luego realmente la gente dirá si le sorprende o no. Lo ideal, lo que nosotros intentamos conseguir, es que siga sonando a Viva Suecia y salir de lo que veníamos haciendo. ¿Cómo habéis trabajado el nuevo disco? R: Hemos seguido la fórmula o el esquema de trabajo que seguimos con “El amor de la clase que sea”, que nos funciona muy bien. Alquilamos una casita rural en Riópar maravillosa, rodeada de un lago, en medio de un bosque, y cuando tenemos una semana libre, nos vamos allí, montamos todo allí, y pasamos unos 5 o 6 días todo el día allí metidos grabando ideas, componiendo cosas, maquetándolas... Y luego, con todas esas ideas vamos al estudio y pensamos dónde va a ir la canción. A: Avanzamos en paralelo todo, porque ahora mismo estamos a la vez con esto de los teatros, grabando disco, componiendo, viendo cosas de la gira eléctrica... Todo a la vez. R: La gira de verano y también la del disco nuevo. A: Todo a la vez en todas partes. ¿Cómo está de avanzado el disco nuevo, dónde lo estáis grabando? R: Hemos grabado una parte en PKO en Madrid (Boadilla del Monte), y aquí en Murcia en el estudio de Pepe Marsilla y Antonio Illán (“La orilla” se grabó allí, y 3 canciones más del disco que van a salir, también), hemos grabado otras cuantas en PKO, y en marzo volveremos seguramente a PKO a terminar de grabar lo que tengamos, y luego elegiremos qué va al disco, qué no, sin prisa, sin pausa. Con lo que hay ya consideramos que hemos hecho un buen trabajo. Por lo menos estamos contentos. Estáis yendo a lo sencillo más que complicaros en hacer “reversiones” de vuestras canciones. ¿Estáis también huyendo de la sobreproducción? A: Depende de la canción. ¿Cuántas pistas había el otro día abiertas ahí? ¿300, 400? ¿En qué canción? A: Una que hemos grabado que hay de todo. Hay coros, vientos...Sin embargo en otras hay muy poquitas cosas. Eso es lo guay. No cerrarte a nada. Si hay que abrir 500 pistas en una canción, se abren; si hay 50, pues 50. Está bien. Eso es lo guay, no cerrarte a nada. R: Nosotros nos damos cuenta de si un disco es conceptual cuando lo hemos terminado. Simplemente estamos haciendo canciones. Y luego veis que hay una hilazón. R: Sí, nos pasó con “El amor de la clase que sea”. Nos vinimos a dar cuenta del espíritu que tenía el disco cuando ya estaba terminado, y pusimos las canciones en su orden, y teníamos la portada, y echamos la vista atrás, a cómo habíamos compuesto el disco, en qué momento, cómo nos sentíamos, qué estaban contando las canciones, y nos dimos cuenta ahí. No le tenemos tampoco un cariño especial al disco conceptual, nos parece más importante que las canciones digan cosas distintas a que haya una línea clara. J: Yo creo que es todo parte de que las cosas han cambiado muchísimo, antes teníamos que hacer los discos en una semana. Luego, cuando conseguíamos algo más de presupuesto, “El milagro” se grabó aproximadamente en un mes en Madrid, y ahora nos lo tomamos con más calma, y no pierden frescura las canciones, eso es muy importante. Cogen frescura si realmente te tomas el tiempo que cada cosa necesita, aunque lo extienda, aunque tengas que grabar el disco como lo estamos haciendo, en 3, 4 temporadas distintas. Es evidente que vuestro proyecto como banda se está haciendo cada vez más grande ¿Habéis sentido la tentación de echar el freno en algún punto de estos últimos años? J: El cuerpo alguna vez te ha dicho “oye, tienes que frenar”, pero en cuanto te pasas una semana en casa sin tener un concierto, estás deseando volver. A: Y en la época final de Subterfuge también teníamos ganas de mandarlo todo a tomar por culo. Decidimos mejor mandarlos a ellos, y ya está, y seguimos nosotros. ¿Fue una buena decisión? A: La mejor que hemos tomado. R: Supongo que, a veces, de lo que nos dan ganas es de mandar a tomar por culo nuestra vida personal, ¡esta es la actitud! (es broma). Si es que somos muy felices ahí, y así viéndonos, sí que es verdad que a veces el estrés, la carga de trabajo, te obliga a tomarte una semana de “¡hey, voy a parar un poco!”, pero, como dice Jesús, a la semana estoy deseando volver. ¿El éxito de Arde Bogotá os ha restado algo de protagonismo? ¿Sentís alguna rivalidad? R: Lo único que nos han robado es el corazón, y aprovecho para mandar un besazo enorme a Pepe, que es mi favorito. Pepe, te quiero. J: A Pepe no lo toques, que es mío y lo sabes. Si se pone, nos da un palizón a los dos. A: No hay rivalidad, porque al futbolín les ganamos siempre... Nos debéis una comida. J: Es curioso esto, ahora que se lleva mucho el tema de los beef, y con Arde Bogotá, yo que llevo las redes sociales, nos llegan muchos mensajes como si hubiese rivalidad, pero realmente somos amigos. Podéis fomentarla. Ya lo han hecho otros grupos en la historia como cuando Blur y Oasis. J: Si alguien se toma como una amenaza que una banda funcione, y más cuando es cercano y tiene una relación de amistad, tiene un problema grave. Yo me acuerdo, antes y durante la pandemia, tener conversaciones con compañeros y amigos, decir “el mundo del rock se acaba, ya no hay guitarras, los festivales, el urbano...” No pasaba nada; estábamos poniendo el grito en el cielo de que ya no había bandas y la gente ya no iba a consumir música de guitarras. Y de repente sale una banda como Arde Bogotá, lo petan, ¿y puede ser algo malo? ¿Podemos ver una rivalidad en que abran un camino que hace 5 años parecía que se estaba cerrando? R: Y que egoístamente a nosotros nos viene de puta madre que la gente escuche a grupos que usen guitarras… J: Eso era en los 90, Ángel. El rock and roll ya no existe. Antes, Beatles y Stones se intercambiaban canciones, eran amigos, pero mantenían esa rivalidad. R: Es verdad que, sobre todo en España, en los 90 la rivalidad era mucho más dura, y ahora sucede casi al contrario; somos un grupo reducido de músicos que vamos a festivales y nos vemos a menudo. En un verano yo igual veo más veces a Iván Ferreiro que a mi madre. Lo mismo se ha empleado el marketing para crear una rivalidad ficticia. A: Habría que hacer un partido de fútbol tipo Blur y Oasis. J: Si hacemos un partido contra Arde Bogotá, entre Pepe y Jota nos matan. Parece que les teméis, y eso que los 3 venís del gimnasio. R: Es que están muy fuertes. A: Rafa se levanta la máquina él solo J: Sí, pero el gimnasio es por prescripción médica. R: Vamos a hablar con ellos a ver si nos montamos un beef guapo. Y yo me pido que seamos Oasis. A: También podriamos jugar un partido de tenis, todos juntos, contra Carlos Alcaraz. Y él con raqueta de ping pong. ¿Qué os parece el momento festival en el que estamos? J: Pasa un poco como con el rock . Llevamos 15 años escuchando que hay una burbuja y que va a explotar, pero realmente hay festivales que entran y salen… R: También es un marketing periodístico eso. ¿Cuándo fue la primera vez que se publicó el titular de ‘el rock ha muerto. En realidad hablamos de lo festivales, pero mira el Interstellar: agota los abonos antes siquiera de enseñar el cartel; el Warm Up, sin ir más lejos, cada año agota antes, y luego está el Náutico que tiene 2 conciertos al día, y no publica nada, y la gente llena el Náutico sin saber quién va a tocar. Lo que viene a decir que el público quiere, necesita música. Y tiene fe, claro. J: Hace 10 años me preguntas “qué opinas de los festivales y de la gente que va a pasarlo bien a los festivales,” y te habría dicho “como melómano me parece fatal”. Pero ahora prefiero que la gente vaya a un festival y que mi hijo crezca queriendo ir a un festival donde hay música y otras muchas cosas, que ir a un centro comercial o quedarse en casa jugando a la play o viendo la tele. A: Realmente no hay un reflejo en medios generalistas, pero lo que hay es un movimiento enorme de festivales, de bares de copas, y no sé qué pasa que no acaban de juntarse las dos cosas…. J: Puede contar como contracultura. A: Sí, pero de miles y miles de personas. R: Yo creo que el hecho de que se haya masificado tiene que ver con la democratización. Me da la sensación de que la música más alternativa antes estaba destinada al melómano, a la cosa más elitista...Cuando Los Planetas estaban en su punto más álgido, ¿cuánto público tenían? Estoy seguro de que ahora Los Planetas tienen el triple de público que tenían antes. Mi padre escucha a Love of Lesbian; hace 10 años era impensable. No necesitas saber cuál es la segunda canción que hizo Leonard Cohen en el 85, no, simplemente escuchas la música que te gusta. Una de las pocas cosas buenas del streaming es eso. J: Mi madre también escucha a Shinova y Elefantes porque… Porque cantáis con ellos ahora. A: No, era fan antes incluso . Han llegado a través de youtube, spotify... Por suerte, tenemos todas esas herramientas ... “La clave para durar como banda es pasar mucho tiempo alejado del resto del grupo”. Después de 10 años, ¿qué mantiene unidos a Viva Suecia? R: Pues lo contrario. Es curioso, porque deberíamos llevarnos a palos. Llevamos 10 años casi durmiendo juntos, compartiendo furgoneta, nos reconocemos los olores de los pedos (lamentablemente) y, paradójicamente, cada año nos llevamos mejor. Deberíamos pelearnos, es algo que no entiendo. Yo empecé a tener una relación maravillosa con mi hermano el día que dejé de verlo cuando me fui de casa. Pero estos hijos de puta, cuanto más los veo más los quiero, y no sé por qué. Porque somos imbéciles. J: Esa es la clave, y porque no esperamos del otro mucho más de lo que hay; nos conocemos… R: Se nos ve el chasis. A: Y porque no nos ha pasado esto cuando teníamos 20 años , ya no somos tan jóvenes J: Hay una conexión, pero el respeto...Puede que yo sea de los más complicaos; bueno, la sección rítmica somos de los más difíciles de llevar… R: Eres hijo único, y eso lo explica todo. J: Pero nos respetamos. Si yo me monto en la furgoneta un día mosqueado, nadie me pica más todavía. Sabéis donde están los límites y sabemos respetarnos. Pasamos todo el día haciendo reuniones, haciendo trabajo en casa con videollamadas, y a lo mejor salgo de alguna con un mosqueo del carajo, y llego, los veo, me dan un abrazo y se me quita el mosqueo.
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