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Concordia » Diario Junio
Fecha: 28/12/2024 03:26
Apenas a los 30 días de guerra, las autoridades ucranianas comenzaron a tener conversaciones con el equipo del FMI (¿cuándo no?) para lograr un paquete de financiamiento. En esas negociaciones se estaba decidiendo sobre qué base se podía acordar, porque para Ucrania y para los «buitres» negociadores del FMI, preparar una estructura microfinanciera muy sofisticada, básicamente porque no se sabe si Ucrania siga existiendo en el futuro, y ni hablar de la factibilidad de cumplir con los compromisos contraídos. O sea, pago de deuda. Porque en la guerra «nadie come gratis», así de simple. Además de todo lo ya recibido en material de guerra traducido en decenas de miles de millones de dólares, este año ya recibió US$ 7.400 millones de dólares en financiamiento de parte del FMI. El 12 de julio de 2022, la Unión Europea había aprobado un préstamo de US$ 6.000 millones de dólares. También habían recibido un préstamo de la Agencia de los EE. UU. para el Desarrollo Internacional y el Fondo Fiduciario del Banco Mundial, más allá de una deuda actual de US$ 135.000 millones. La guerra con Rusia ha deslocalizado a decenas de miles de ucranianos, dejando al país con solo 35 millones de habitantes. Se golpeó gravemente la economía, su PBI tuvo una retracción nada menos que del 43 %. Se devastaron ciudades, puertos, enlaces de transporte, vías férreas, energía, exportaciones, fábricas. Todo esto vino a disminuir los ingresos públicos genuinos y, al mismo tiempo, obligar al gobierno a acelerar el gasto para comprar armas y tomar otras medidas para defenderse. Ahora bien, ¿alguien se explica cómo este país puede negociar con el FMI o será que ha caído en una especie de trampa tipo «leasing» para los vampiros acreedores? Los pagos de la deuda pública son una de las partidas más costosas del presupuesto estatal. Para este año se calcula alrededor de $164 mil millones de «grivna», que es la moneda ucraniana. Pero la guerra se llevó la plata de los bancos, el Tesoro está vacío y la economía hundida. Y la pregunta surge sola: ¿cuándo Ucrania pedirá a los acreedores que reestructuren o congelen la deuda y los pagos? Como la fase de la guerra se ha prolongado, no hay riesgo de perder los mercados comerciales financieros debido a la suspensión de los pagos. Mientras las ideas se discuten sobre qué hacer con la economía ucraniana, todos suponen que debe haber una trampa en este juego. La idea de que luego de terminada la guerra, la economía ucraniana, en un período de dos años, debería volver al período de preguerra. Si bien los EE. UU. arrastraron a la OTAN, subestimando al adversario, ya sea con material bélico (la mitad obsoleto) y con fondos propios sacrificando el estado de bienestar del que gozaba Europa. Y sigue el interrogante: ¿dónde está la trampa? EE. UU. ya ratificó, con un Biden desaforado, un fondo de US$ 54.000 millones de dólares. Pero lo hizo a través de los canales de ayuda exterior. Eso incluye dinero para enviar ayuda urgente, servicios alimentarios y de salud para los refugiados ucranianos, pero en realidad el dinero se desvía para nuevas armas y entrenamiento de mercenarios de todas partes del mundo. Y como dice el paper, esto asegurará la continuidad del gobierno democrático de Ucrania. Créase o no, esto fue firmado por la Cámara de Representantes del gobierno de EE. UU. Esta ley aprobada por el Congreso, cuyo nombre es la Ley de Préstamo y Arriendo para la Defensa de la Democracia en Ucrania, arrastraría a este país a una trampa de deuda, convirtiendo a la nación devastada por la guerra en una colonia de los EE. UU. La Ley de Préstamo y Arrendamiento actual es una disposición que data de 1941, que los EE. UU. utilizaron para financiar a los aliados de la Segunda Guerra Mundial. Por ejemplo, Gran Bretaña recibió armas de EE. UU. Los pagos no se completaron sino hasta 2006. Y fueron al equivalente de hoy por la suma de US$ 74 millones de dólares. Ya hay varias propuestas para la deuda de Ucrania. Por ejemplo, la privatización de la industria estatal y que Rusia afronte parte de la deuda. Absurda por lo ridícula. La segunda teoría es que el Estado abra las puertas a las privatizaciones por parte de los grandes inversionistas. Pero hay algo que no se ha dicho: a los seis meses de iniciada la guerra, el testaferro Zelensky suscribió un precontrato con el Fondo de Inversión BlackRock, que mueve billones de dólares en el mundo, que al terminar la guerra se quedaría con las tierras del Donbás, que son muy ricas en litio, hierro y tierras raras que eran codiciadas por todos. Pero resulta que la guerra no se inclinó para Occidente, ya que fue lo primero que tomó Rusia, junto a Crimea y Sebastopol, y que no renunciará a ello, así que se dificultará mucho a Ucrania compensar esa pérdida. BlackRock ya tiene varios millones de hectáreas de fértiles tierras en hipoteca firmada por el títere Zelensky. Otro interrogante es que, si gana Rusia la guerra, ¿cuál sería el destino de la deuda externa de Ucrania en ese escenario? Según la doctrina del Derecho Internacional Público de la sucesión de Estados, la adquisición de territorios de un Estado conllevaría asumir las deudas contraídas. Los bonos internacionales de Ucrania se rigen por la ley inglesa, y una demanda presentada por un tenedor de esos bonos contra la Federación Rusa sería escuchada por un tribunal inglés. Lástima que el juez Tomás Griesa, que falló contra Argentina por los bonos basura, ya se murió, porque siempre se necesita una mano «amiga» judicial, ya sea para obtener impunidad, o para dar curso a estas fantasías que se presentan. Es que la ambición de los sionistas anglosajones y la soberbia europea no han sabido «leer» el curso de la Historia, encerrados en una cápsula azul de supremacismo histórico, y viven en un tiempo distinto en que la decadencia de los imperios tiene un límite al que se resisten a reconocer. Esto nos deja como lección que nosotros tenemos nuestro Zelensky interno que, sin guerra, igualmente va en vía de hipotecar y entregar el país. Es hora de que pensemos un poco que todavía tenemos patria, y como lo diría el gran Obdulio Varela, ¡¡Los de afuera son de palo!!
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