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» El litoral Corrientes
Fecha: 28/12/2024 02:56
n Pasó Peabirú por Corrientes una vez más. La expedición hacia lo desconocido que invita a la aventura con un sentido de reconocimiento a las generaciones ancestrales de Sudamérica volvió a surcar la provincia en un nuevo derrotero hacia el corazón de la tierra sin mal, aquel solar ansiado por los guaraníes cuya búsqueda se expandió hasta unir los océanos Atlántico y Pacífico. Peabirú, vocablo de origen tupí guaraní que significa "la huella dejada en el pasto pisado", recobra actualidad cada verano gracias a la iniciativa de un grupo de aventureros que a bordo de autos antiguos transitan miles de kilómetros para recrear los antiguos senderos abiertos por las comunidades originarias antes de la llegada de los imperios ibéricos. Los integrantes de la Expedición de Peabirú parten en diciembre desde Curitiba, capital del Estado brasileño de Paraná, para recorrer los países del Cono Sur pero no precisamente por los puntos más concurridos por el turismo clásico, sino con la finalidad de adentrarse en la profundidad de la diversidad cultural de un continente en su momento conquistado por potencias europeas pero aun así exuberante yacimiento de civilizaciones milenarias.Julio Guidolín es cabeza de playa en esta misión hacia la América andina. Llegó un par de horas ante que el resto con Ricardo coo navegante, para tomar nota del estado del camino y cultivar amistades de la vida. En una hora, al volante de su distinguido Chevrolet 1951 coupé, se reencontró con quien esto escribe para recorrer de "P" a "Pa" la costanera de la capital correntina, tomar fotos del río Paraná y comentarle a su joven copiloto sobre sus viajes anteriores, en muchos casos con la ciudad de las siete puntos como destino de acampe. Julio llegó con la premura propia de quien lleva la responsabilidade coordinar el viaje. En todo momento comunicado con sus demás compañeros de ruta, seguía por GPS las ubicaciones en tiempo real de varias tripulaciones y proponía alternativas a los atrasados por problemas mecánicos. "En carros de 50, 60 o 70 años como el mío siempre pueden suceder cosas y tenemos varios rotos. Incluso un bus antiguo que se quedó con problemas de motor en Ituzaingó y seguirá mañana", explicó. En contacto con el secretario de Turismo de Charata, en la vecina provincia del Chaco, avisa que -como suele pasar- habrá demoras inevitables en los tiempos calculados en la planificación. El calor hace su trabajo para dificultar el avance de la caravana, que se ha desperdigado y atraviesa la capital correntina un poco desordenada. No obstante, todos saben que los primeros prepararán el terreno a los más lentos para que hoy sábado, a primera hora, el convoy parta como tiene previsto a Tafí del Valle, en el epicentro tucumano de los Valles Calchaquíes.El derrotero incluye un paso por Amaicha, Ruinas de Quilmes, Tolombón, Cafayate, Cachi, Iruya y luego el paso internacional hacia Bolivia, donde harán base en la histórica ciudad de Tupiza para luego alejarse de la cadena andina para entrar a los viñedos de Tarija, desde donde continuarán por zonas mediterráneas hacia la selva del norte paraguayo. El año nuevo, según el programa, los encontrará en el recóndito pueblito montañés de Iruya. "Esto es una pasión que año tras años convoca a las personas, a los amigos y a las familias que desean experimentar algo diferente. Nuestro único requisito es que hagan el viaje con carros de más de 30 años y que tengan mucha ganas de disfrutar incluso las dificultades del camino, porque cada vez que nos detenemos por un desperfecto encontramos nuevos amigos dispuestos a ayudarnos", recuerda Julio antes de partir hacia Resistencia.Un abrazo entrañable a los pies del Mural de la Correntinidad es el último contacto físico entre ambos. Se aleja en su Chevrolet, mete primera, segunda y vira hacia el viaducto, mezclado con los automóviles actuales. El Chevrolet de pintura crema envejecida exprofeso llama la atención de todos, que saludan y toman fotos con sus celulares. La silueta del viejo gigante mecánico se vuelve pequeña en lo alto del puente. Lo aguarda la inmensidad de la tierra sin mal.
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