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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 28/12/2024 02:41
Todavía no había dado sus primeros pasos, pero la música ya formaba parte de su vida. A los 9 meses de edad, la pequeña Mía Folino ya estaba compartiendo escenario con Charly García. Como si hubiera sido bendecida por el referente del rock argentino, a partir de los 15 años la joven empezó un camino que la llevó a trabajar con grandes figuras como Fabiana Cantilo y Lito Vitale. Ahora, con solo 24 años, pero un gran trayecto recorrido en la industria, la artista se preparara para lanzar su primer álbum en 2025. Su historia parece empezar una noche en el Teatro Coliseo, cuando el intérprete de “Demoliendo Hoteles” celebraba sus 50 años. Las versiones indican que en un intento por saludar rápidamente a García, su madre, Hilda Lizarazu, subió repentinamente al escenario antes de “Símbolo de paz”. Sin embargo, su pequeña hija no dejaba de llorar. Lejos de frenarla, León Gieco le recomendó que subiera con la bebé en brazos. Lo que ocurrió después quedó a la vista de todos y forma parte de uno de los vídeos de esta nota. Mía Folino compartió escenario con Charly García a los 9 meses de edad Hija de la icónica cantante de “Twist de Luis”, Mia heredó la pasión por el arte. Con una vida marcada por los escenarios desde su infancia, el lenguaje de la música se convirtió en su forma más natural de expresión, incluso más que las palabras. En 2016, fue convocada para compartir escenario con Fabiana Cantilo, dando inicio a una carrera que la llevó a presentarse con artistas clave de la escena argentina, como Emmanuel Horvilleur, Dante Spinetta, Khea, Lito Vitale, Lara 91k, Feli Colina, Juan Ingaramo y Julieta Rada, entre otros. Además, fue corista de las bandas estables de Cazzu y Emilia Mernes. Con tan solo 23 años y ocho de trayectoria, su admirable recorrido por diversos contextos musicales y sonoros dio forma a “Fuga”, un disco que refleja la evolución de su carrera y sus inquietudes artísticas y que podrá escucharse a principios de 2025. En la previa de este lanzamiento, la joven denomina este comienzo como “melodrama-pop”, un proceso ecléctico y de escape donde expone algunos de los elementos que la conforman como artista. “Qué onda?”, primer track del disco, brilla con registros del R & B y el pop alternativo. El tema habla sobre desencuentros románticos y de los errores que podemos cometer por culpa del egoísmo. La pregunta del título lleva a la cantante a indagar sobre esas dolorosas consecuencias y la incertidumbre que se siente luego del conflicto. - Lanzaste tu primer tema (“Qué onda?”), ¿qué representa para vos? - Estoy re contenta. Es un fin de año muy intenso pero con mucha alegría de que finalmente mi música vea la luz después de tanto tiempo. Estuve trabajando para eso y tengo repercusiones muy lindas de muchos colegas y de la gente que quiero. - ¿Cómo fue ese proceso interno para animarte a sacar algo tan íntimo? - Este tema fue de los últimos que hice del disco. Me agarró con bastante confianza, fue la pieza que terminó de cerrar el álbum. Fue un proceso largo, casi de tres años. Fue uno de los temas que más disfruté y que menos tiempo tuve para enroscarme. - ¿Qué momento de tu vida representaría este álbum? - Para mí es un nacimiento, pero también podría ser un renacimiento, porque hace mucho tiempo que vengo laburando en la música más allá de mi propio proyecto, siento que es una primera etapa de una gran etapa en mi vida, una génesis. - ¿Cómo reaccionó tu mamá a tu música?. - Mi mamá está re contenta de que saque música porque siempre me decía: “Dale, pero dale nena”. Yo le decía Sí, mamá, voy a sacar un disco el año que viene. Así que estaba re contenta. Cada vez que voy a algún lugar dice: “¿Escuchaste el tema?”. La gente no entiende de qué habla. La gente le dice: “¿De qué hablas?”. “De Mía”, dice ella. Porque está re copada y le re gusta el tema. - En el 2025 vas a estar en el Quilmes Rock, ¿tu mamá va a estar en el escenario con vos? - Que vaya el público. Tiene que ver el show como es, en el escenario no. Va a ser mi primer show. Fui en 2022 cuando tocó Gorillaz. - ¿Estás preparada? Pasas de ser espectadora a subir al escenario. - En ese momento tenía en mente mi proyecto, pero jamás visualicé que iba a tocar ahí. Tenía como la idea de terminar el disco. Eso fue algo que apareció más de este año y está buenísimo. Es una gran responsabilidad porque estás compartiendo grilla con artistas como Andrés Calamaro, Babasónicos, grandes referentes. Mía Folino, hija de Hilda Lizarazu - ¿Te dio algún consejo tu mamá? - No sé si me da consejos, pero sí hay cosas que se transmiten en una crianza que yo creo que toda la vida fueron sus valores, que hoy en día me doy cuenta que me lo transmitió mi madre a nivel artístico y personal. Por ejemplo ser genuino. Para mí la humildad es un rasgo de mi mamá que es muy destacable en este ámbito, deseo tener la misma humildad que ella. No sé si la tengo. No quiero perder la humanidad, pasa mucho a veces con los artistas. Hay circunstancias que te llevan por ahí a caminos diferentes y eso para mí es algo muy lindo de ella y que noto que sus colegas también lo perciben. - ¿Y que consideras que ya tenés de ella?. - Mi mamá es bastante humorística y por ahí es más histriónica que yo. Yo soy histriónica, pero más en la intimidad. Es muy payasa en el escenario. Es algo que me divierte de ella y que intento, no en un extremo. Ella interactúa con el público y es graciosa. A veces después veo videos y digo: “Esto es medio Hilda, mirá esto que hice acá”. O cositas con las manos. Mi mamá baila mucho con las manos y yo a veces me veo haciendo eso y digo al final me parezco más de lo que creo. - En estos años trabajaste con diferentes músicos, por ejemplo Emilia Mernes. ¿Qué aprendiste de ella?. - Es una performer tremenda. Tiene una disciplina que nunca vi algo así en mi vida. Yo no podía creer como bailaba, cantaba. Viste ese video que se viralizó de Duki que dice Emilia tiene cuatro ensayos, da una vuelta en el aire. Yo no podría hacer eso. Me parece súper admirable. Y la garra. Lali también, son seres con una energía muy especial y a la vez son personas cálidas como humanas y que se nota que su equipo las quiere, que no pierden su humanidad dentro de lo inhumano que es esa vida. - ¿Tomarías esa energía, quizás esa presencia que decías? - Sí, yo creo que es constancia y profesionalismo. Nosotras trabajamos en 2022, que ella estaba presentando un disco en el Movistar Arena (Tú crees en mí?) Y ensayábamos un montón. Nunca ensayé tanto en mi vida, todo el día entero. Una semana. Todos los días, 12 horas. Y los bailarines tenían todos unas estructuras muy profesionales. Esa experiencia fue como decir hay mucho nivel en este país. - También trabajaste con Emmanuel Horvilleur... - Con Ema (Horvilleur) fue mi primer trabajo. Antes también había trabajado, pero más en ámbito familiar o muy de amigos. A Emma lo conocía, pero más de fan. Me fui haciendo más amiga a medida que laburamos juntos. Me acuerdo que íbamos a tocar en Niceto, él presentaba un disco, y mi sueño, hasta el día de hoy, sigue siendo hacerle coros a Illya Kuryaki and the Valderramas. Toqué con los dos, pero no juntos. De chiquita escuchaba los discos de Illya Kuryaki y me sabía todos los coros. Y durante el ensayo, cuando llega el momento de jugo, yo dije: “No puedo creer que estoy por cantar el tema que siempre quise”. Y me bajó la presión. Me caí para atrás. Y estaba Mateo Sujatovich y me atajó, me mareé porque me equivoqué en una cosa, no lo podía creer. - ¿De Dante Spinetta qué tomaste? - Con Dante giré bastante, pero yo cantaba de invitada, no le hacía coros todo el show. Él me ayudó más en lo performático, estar arriba del escenario. Me decía: “Dale nena, pelá”.Era una banda de diez tipos y yo tenía 20 años y por ahí me inhibía un poco. Fue una gran experiencia musicalmente, te nutrís de escuchar ese show tantas veces. - ¿Ya podemos decir que vivís de la música o no? - De mi música no, para nada. Más bien estoy endeudada de mi música. Pero ojalá que en algún futuro pueda vivir de la música. Me encantaría, es muy difícil.
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