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» Elterritorio
Fecha: 28/12/2024 01:12
Cirilo Keffer posee antecedentes por diversos delitos. En tanto, entre el 28 de octubre y el 7 de diciembre fue denunciado por abuso sexual en perjuicio de su hijastra de 15 y su hija de 5 años. Desde hace 20 días se halla prófugo y habría cruzado al Brasil. "Estoy aterrada porque él anda suelto y es una persona muy peligrosa", alertó la madre de las víctimas. viernes 27 de diciembre de 2024 | 17:44hs. Imagen referencial. El pasado 7 de diciembre, una mujer y sus tres hijas menores fueron socorridas por la Policía en su casa de paraje Piray Miní, municipio de Pozo Azul, donde horas antes la nena de 5 años acusó a su papá de abuso sexual. El mismo hombre ya había sido denunciado por someter a su hijastra de 15. Era alrededor de las 20.30 cuando arribó el móvil policial, momentos en que el sospechoso -identificado como Cirilo Keffer (32)- escapó por una ventana y se perdió en la oscuridad de la noche, aprovechando la espesura del monte de la zona. Desde entonces, hace ya 20 días, el implicado se encuentra prófugo de la justicia y existen serios indicios de que habría cruzado al Brasil, donde tiene familiares. La concubina y sus hijas de 15 años, 5 y uno y medio se mudaron primero a la casa de la abuela materna, en San Vicente, y luego se trasladaron hasta Oberá, donde permanecen. En diálogo con El Territorio, T. D. -madre de las víctimas- relató el infierno que padecieron a manos de un individuo con antecedentes por violencia de género y amenazas con arma de fuego, entre otros delitos. "Estoy aterrada porque él anda suelto y es una persona muy peligrosa. Los familiares dicen que se escapó al Brasil, pero no sé si es cierto. De lo que estoy segura es que mientras siga suelto, mis hijas y yo estamos en peligro", alertó. En tanto, precisó que además de la denuncia radicada el 7 de diciembre por violar a su propia hija de 5 años, el pasado 28 de octubre el mismo implicado fue denunciado por abuso sexual en perjuicio de su hijastra de 15. Escalada de violencia Visiblemente preocupada, T. D. detalló que convivió ocho años con Keffer, lapso en que cual tuvieron dos nenas que actualmente tienen 5 y un año y medio. Su hija de 15 es fruto de una relación anterior. Aseguró que el hombre siempre fue violento con ella, por lo cual lo denunció y estuvo detenido cuando vivían en Santa Rita. "El mismo día que nació la beba lo liberaron por una de las denuncias que le hice, porque me pegó estando embarazada", precisó. Por ese mismo comportamiento agresivo, el citado y su padre fueron detenidos por amenazas con arma de fuego en perjuicio de vecinos y hasta familiares. Fue así que la situación en Santa Rita se hizo insostenible y hace ocho meses decidieron mudarse a Piray Miní, en Pozo Azul, donde compraron una chacra y se dedicaban a la plantación de tabaco. A pesar de la violencia, la mujer pensaba que el hombre cambiaría de actitud y apostó a la continuidad de la pareja. Pero la situación se volvió cada vez más truculenta y el 28 de octubre una docente de la hija mayor de T. D. radicó una denuncia por abuso ante la comisaría de la Mujer de Bernardo de Irigoyen. La jovencita se animó y le contó lo que le hacía su padrastro. "Cuando vino la Policía a buscarle dijeron que era para ir de testigo por un robo, pero llegó a la comisaría y lo detuvieron. Estuvo un solo día detenido y varios días después me enteré por qué. De lo contrario no lo hubiera recibido más", aseguró. Pedido de auxilio a escondidas Con relación a la segunda denuncia contra Keffer, la mujer detalló que el 6 de diciembre ella se quedó durmiendo en su habitación con la beba y su hija mayor, y el padre se acostó en la habitación de las nenas con la pequeña de 5, en la parte superior de la casa. "En un momento mi nena bajó y me dijo que se iba a cambiar. Le busqué ropa y cuando le cambié le ropa interior noté que tenía una mancha rara; entonces le pregunté que era eso y me respondió que su papá le había hecho eso, y que jugaba juegos que no le gustaban. Ese momento fue terrible y lo enfrenté, pero me decía que estaba loca", indicó. Mencionó que quiso llevar al médico a la nena, pero el hombre se negó y comenzó con amenazas. Lo que siguió fue una secuencia de terror, ya que llovía torrencialmente, se cortó la electricidad y la mujer no podía comunicarme con su familia. Recién a alrededor de las 9 de la mañana del 7 de diciembre volvió la electricidad y su hija más grande logró enviar a escondidas un mensaje de auxilio a su tía de Oberá. "Se volvió a cortar la luz y así nos quedamos hasta las ocho y media de la noche, cuando escuchamos un auto. Mi marido abrió una ventana y por las luces vio que llegaba la Policía. Así nomás saltó por una ventana y se perdió en el monte", relató. Junto a la Policía llegó la hermana de T. D. a la cual le habían pedido ayuda. La mujer juntó lo básico y fue trasladada con sus hijas hasta Pozo Azul para radicar la denuncia. Luego se enterarían que minutos más tarde el acusado regresó a la casa, llenó una mochila y se fugó. Reclamo a las autoridades Si bien desde el día 7 no se volvieron a cruzar con el sospechoso, el posterior accionar de las autoridades no dejó conforme a la denunciante, quien remarcó que se siente desprotegida. "En Pozo Azul nos atendió el oficial López y le conté todo lo sucedido, pero ahí no nos llevaron al médico ni nos dieron contención. Por el camino, cuando viajábamos con mi hermana y mi cuñado a la casa de mi mamá en San Vicente, el oficial mandó un mensaje que deberíamos ir a San Pedro, que nos esperaba el médico de turno. Al llegar allá, en otro audio no dijo que no era necesario ver al médico, que debíamos esperar una orden judicial", explicó. Para colmo, contó que al otro día recibió un audio del padre de Keffer donde le pidió que no lo denuncie y a cambio su familia la ayudaría a ella y sus hijas. También reconoció que su hijo ya se había escapado al Brasil. Recién el 12 de diciembre su hija fue atendida por profesionales del cuerpo médico forense, pero los estudios como ecografía y análisis corrieron por su cuenta y recién pudo entregarlos el 23, detalló. "Fui a la comisaría de la Mujer de San Vicente para pedir orientación, pero ni el buen día me dieron. Me dijeron que debía esperar el procedimiento, que no era el primer ni el último caso de abuso infantil", lamentó. Sin ocultar su frustración, confesó: "Estoy destrozada por todo lo que pasó, y ver a mi hija todas las noches con pesadillas. Ella cuenta situaciones que vivió anteriormente, que esa no fue la primera vez que el papá le hacía esas cosas. Para colmo él sigue libre y ni sé si lo buscan".
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